El líder de los talibanes reiteró el domingo que seguía “decididamente a favor de un acuerdo político” en Afganistán, pero una nueva ronda de negociaciones con representantes del gobierno afgano en Doha terminó sin avances significativos, en medio de una ofensiva de los insurgentes.
Las delegaciones del gobierno afgano y de los talibanes habían reanudado el sábado las conversaciones en Doha (Catar). Las dos partes afirmaron en un comunicado conjunto el domingo por la noche que habían acordado la necesidad de encontrar una “solución justa” y de volver a reunirse “la próxima semana”.
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El mediador catarí Mutlaq al-Qahtani dijo que las dos partes “apenas habían acordado” tratar de “evitar víctimas civiles”, muy lejos del esperado alto el fuego. El jefe del consejo gubernamental que supervisa el proceso de paz, Abdulá Abdulá, evitó las preguntas de los periodistas.
“En vez de contar con los extranjeros, resolvamos nuestros problemas entre nosotros y salvemos a la patria de la crisis actual”, había dicho por la mañana el líder talibán Hibatulá Akhundzada con motivo del Eid al Adha, la fiesta musulmana del sacrificio que dura tres días a partir del 20 de julio.
“A pesar de los avances y las victorias militares (...) seguimos decididamente a favor de un acuerdo político (...) Por nuestra parte, estamos decididos a encontrar una solución a través del diálogo, pero el campo de enfrente sigue perdiendo el tiempo”, añadió en su mensaje.
Ofensiva total
La ofensiva de los insurgentes, iniciada a principios de mayo cuando las fuerzas extranjeras iniciaban su retirada final del país, ha encontrado poca resistencia por parte de las fuerzas afganas y les ha permitido tomar grandes zonas rurales e importantes pasos fronterizos con Irán, Turkmenistán, Tayikistán y Pakistán.
Los combatientes progubernamentales llevaron a cabo 244 operaciones, en las que mataron a 967 combatientes “enemigos”, incluidos comandantes importantes, dijo el domingo el portavoz de las fuerzas de seguridad afganas Ajmal Omar Shinwari.
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“Hasta ahora hemos retomado 24 distritos, nuestro objetivo es retomar todos los territorios. Estamos dispuestos a defender nuestro país”, dijo a los periodistas. Privadas del crucial apoyo aéreo estadounidense, las fuerzas gubernamentales afganas solo controlan ahora las principales carreteras y las capitales de provincia.
Algunas están rodeadas por los insurgentes, que no lanzaron de momento una ofensiva importante contra estas ciudades, salvo una breve incursión reciente en Qala-i-Naw, la capital de la provincia de Badghis, de la que fueron expulsados tras varios días de lucha. El mensaje del líder de los talibanes no mencionaba un alto el fuego durante el Eid. En los últimos años, los insurgentes han anunciado a veces treguas en las fiestas musulmanas.
“No habrá sacrificio”
“Este año no habrá sacrificio [de animales] porque la situación en nuestro país no es buena. Los combates continúan. Estamos preocupados”, dijo Abdulá, un residente de Jalalabad, en el este de Afganistán. “La gente es pobre aquí y la mayoría está preocupada por la creciente violencia”, añadió.
En su mensaje, el líder de los talibanes enumeró una serie de promesas de un futuro “Emirato Islámico” instalado en Kabul. El Emirato Islámico era el nombre del régimen talibán que gobernó Afganistán entre 1996 y 2001 y que fue derrocado por una coalición internacional liderada por Estados Unidos tras negarse a entregar al líder de Al Qaida, Osama bin Laden, tras los atentados del 11-S.
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Los talibanes parecen haber operado durante mucho tiempo bajo una única y eficaz cadena de mando. Pero la cuestión de la capacidad de sus líderes para hacer cumplir un posible acuerdo de paz sobre el terreno sigue sin resolverse. Desde que Washington anunció el año pasado que las tropas extranjeras abandonarían definitivamente Afganistán, tras un acuerdo con los talibanes, éstos han intentado proyectar una imagen más moderna y moderada.
“Queremos unas buenas y sólidas relaciones diplomáticas, económicas y políticas (...) con todos los países del mundo, incluido Estados Unidos” y “aseguramos plenamente a los países vecinos, a la región y al mundo que Afganistán no permitirá que nadie amenace la seguridad de ningún otro país desde su suelo”, dijo Hibatulá Akhundzada en su mensaje.
Embajadas extranjeras
Una quincena de representaciones diplomáticas en Afganistán llamaron este lunes a los talibanes a frenar su ofensiva, que contradice “el apoyo que han expresado a una solución negociada” del conflicto. Después de dos días de infructuosas conversaciones entre talibanes y gobierno en Doha (Catar), una quincena de representaciones diplomáticas en Kabul pidieron el “fin de la actual ofensiva militar de los talibanes, que obstaculiza los esfuerzos para alcanzar una salida negociada al conflicto”.
El comunicado lo firman la delegación de la Unión Europea, la oficina del alto representante civil de la OTAN en Afganistán y una quincena de embajadas de países mayoritariamente occidentales como Estados Unidos, Reino Unido, España, Francia o Alemania. En él aseguran que “la ofensiva talibán entra en contradicción directa con el apoyo que han expresado a una solución negociada y al proceso de paz en Doha”, encallado desde su inicio en septiembre.
Desde mayo, aprovechando la última fase de la retirada de las tropas extranjeras en Afganistán que debe culminar a finales de agosto, los talibanes despliegan una ofensiva total que les ha permitido hacerse con amplias partes del país. Las fuerzas gubernamentales, privadas del crucial apoyo aéreo de las tropas extranjeras, apenas retienen las capitales de provincia y algunas carreteras importantes.
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La misión de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA) pidió el lunes al gobierno y a los talibanes un alto el fuego “para permitir a todos los afganos celebrar en paz” las festividades del Eid al Adha, la importante celebración del Sacrificio de la religión musulmana.
“Las partes deben aprovechar la oportunidad de un alto el fuego permanente, un acuerdo de paz y una paz duradera, ofrecida en las conversaciones” de Doha, dijo la UNAMA. Por su parte, Turquía, que negocia con Estados Unidos la protección del aeropuerto de Kabul después de su retirada, anunció que conversará con los talibanes, que se oponen a esta medida, dijo su presidente Recep Tayyip Erdogan.
Previsión de nuevas reuniones
En vísperas de la Celebración del Sacrificio, que comienza el 20 de julio y dura tres días, no se ha anunciado ningún cese de hostilidades. En mayo, los talibanes decretaron una tregua en ocasión del Eid el Fitr, la festividad del fin del Ramadán. El domingo por la noche, al terminar una nueva sesión de negociaciones en Catar, los dos bandos indicaron en un comunicado estar de acuerdo en la necesidad de encontrar una “solución justa” y de volver a encontrarse “la próxima semana”.
El mediador catarí Mutlaq al-Qahtani dijo que las dos partes “apenas habían acordado” tratar de “evitar víctimas civiles”, muy lejos del esperado alto el fuego. El jefe del consejo gubernamental afgano que supervisa el proceso de paz, Abdulá Abdulá, reconoció el lunes que “el pueblo afgano evidentemente esperaba más”. “Pero la puerta de las negociaciones sigue abierta”, dijo a la AFP, esperando progresos “de aquí a unas semanas”.
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El líder del movimiento fundamentalista, Hibatullah Akhundzada, reiteró el domingo que está “decididamente a favor de una solución política (...) a pesar del avance y las victorias militares” de los últimos dos meses. En su comunicado, las representaciones diplomáticas denuncian también las muertes, la destrucción de infraestructuras, las amenazas o “el desprecio al Estado de derecho”, los derechos de las mujeres o la libertad de expresión y prensa en las zonas ocupadas por los insurgentes.
En el poder de 1996 a 2001, los talibanes impusieron una interpretación muy rigurosa de la ley islámica hasta ser derrotados por la invasión de la coalición internacional liderada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre.
Fuente: AFP.