El mandatario sirio, Bashar al Asad, prestó juramento el sábado para un cuarto mandato en una ceremonia en Damasco, tras haber obtenido un 95,1% de los votos en los comicios del 26 de mayo, criticados por la oposición siria y buena parte de la comunidad internacional.

Asad, en el poder desde el año 2000, juró sobre la Constitución y el Corán, en presencia de unos 600 invitados, entre ellos ministros, empresarios, académicos y periodistas, según los organizadores, en un país devastado por más de una década de guerra que ha dejado casi medio millón de muertos.

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La ceremonia coincidió con bombardeos del régimen que mataron a seis civiles, entre ellos tres menores, en la región de Idlib (noroeste), último gran bastión rebelde y yihadista del país.

Las elecciones presidenciales “mostraron la fuerza de la legitimidad popular dada al Estado por el pueblo y quitó credibilidad a las declaraciones de los responsables occidentales sobre la legitimidad del Estado, la Constitución y la patria”, declaró Asad, en su discurso de investidura.

Estados Unidos y otros países europeos condenaron en mayo estas elecciones en Siria, que no eran, a sus ojos, “ni libres ni justas”, y la oposición denunció una “farsa” en este país inmerso en una grave crisis económica y financiera. Siria sufre una depreciación histórica de su moneda, una inflación galopante y una tasa de pobreza que afecta a más del 80% de sus habitantes, según la ONU.

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La crisis se ha visto amplificada por las sanciones internacionales y el colapso económico y financiero en el vecino Líbano, donde los bancos impusieron restricciones draconianas a las retiradas de fondos desde finales de 2019. “El mayor obstáculo en este momento son los fondos sirios congelados en los bancos libaneses”, dijo Asad en su discurso, estimando su importe en decenas de miles de millones de dólares.

Bajo presión financiera, el gobierno sirio subió los precios de la gasolina, el gasóleo, el pan, el azúcar y el arroz no subvencionados en las últimas semanas, mientras que los cortes de electricidad han empeorado, con un racionamiento de hasta 20 horas al día.

“Terroristas turcos y estadounidenses”

En un país con una economía en dificultades y una situación social que empeora, un informe de la oenegé World Vision estima el coste económico de la guerra en 1,2 billones de dólares. “Durante más de 10 años de guerra, nuestras preocupaciones han sido muchas y la seguridad y el miedo dominaban todo. Pero hoy se trata sobre todo de liberar el resto del territorio y de afrontar las repercusiones económicas de la guerra”, dijo Asad.

Durante su discurso, Asad fue interrumpido varias veces por los aplausos y ovaciones de los asistentes. Tras una serie de victorias militares desde 2015 con el apoyo de sus aliados, Rusia e Irán, consiguió reconquistar dos tercios del territorio.

Una parte de la región de Idlib, dominada por grupos rebeldes, escapa al control del gobierno de Asad, al igual que zonas bajo dominio kurdo en el norte y noreste del país. “Liberar el resto de nuestro territorio es primordial para nosotros, liberarlo de terroristas y de sus padrinos turcos y estadounidenses”, dijo Asad.

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Poco antes de su discurso, el régimen lanzó dos misiles sobre el pueblo de Sarja, en el sur de Idlib, causando la muerte de seis civiles y numerosos heridos, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos. Los residentes y el personal de rescate tuvieron que evacuar cuerpos de debajo de los escombros de una casa.

Tras la ceremonia de investidura, Asad se reunió con el ministro de Relaciones Exteriores chino, Wang Yi, que llegó durante el día para la primera visita de un alto funcionario chino a Siria desde 2012. Durante la reunión, el presidente sirio dijo que su país esperaba “ampliar las áreas de cooperación” con China, según un comunicado oficial.

Fuente: AFP.

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