Diez días después del colapso de la mayor parte de su estructura, el resto de un edificio de 12 pisos de Surfside, cerca de Miami, fue demolido en la noche del domingo con una explosión controlada, antes de la llegada de la tormenta tropical Elsa a Florida. La búsqueda de víctimas había sido suspendida el sábado para preparar la demolición. El saldo provisorio de la catástrofe es de 24 muertos y 121 desaparecidos.
Según imágenes de la televisión, la demolición controlada se produjo poco después de las 22:30 locales (2:30 GMT). La mayor parte del edificio Champlain Towers South se derrumbó en las primeras horas del 24 de junio, levantando una enorme nube de polvo, en una de las mayores catástrofes urbanas de la historia de Estados Unidos.
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Las autoridades temían que el resto del edificio se desplomara, poniendo en peligro a los rescatistas. Esos temores se agravaron por la llegada de la tormenta tropical Elsa, prevista para el martes en Florida.
“La demolición en sí se limita al área inmediata alrededor del edificio”, había advertido el domingo la alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine, durante una rueda de prensa. “Sin embargo, hay polvo y otras partículas que son un subproducto inevitable de todo tipo de demoliciones y, como medida de precaución, instamos a los residentes de las inmediaciones a permanecer en el interior”, agregó.
Ampliar la búsqueda
“Destruir este edificio, dado que se avecina una tormenta e íbamos a tener que hacerlo de todos modos, es prudente”, dijo el sábado el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Levine señaló en tanto que “derribar el edificio de manera controlada” era “fundamental para expandir” la operación de búsqueda, ya que los equipos no habían podido profundizarla más debido al riesgo de derrumbes.
El presidente Joe Biden visitó la escena el jueves, se reunió con familiares de las víctimas, que improvisaron un memorial sobre una malla de metal cubierta de fotos de los muertos y desaparecidos y decorada con flores y velas.
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Los sobrevivientes informaron haber sido despertados alrededor de la 1:30 (5:30 GMT) del día del derrumbe por lo que sonaban como truenos que sacudieron sus habitaciones. Los equipos de rescate que llegaron momentos después de la caída del edificio ayudaron a evacuar a decenas de residentes y sacaron vivo a un adolescente de entre los escombros.
No se han encontrado otros supervivientes, a pesar del despliegue de perros rastreadores y grúas para levantar escombros. Entre los desaparecidos figuran decenas de latinoamericanos originarios de Argentina, Colombia, Chile, Paraguay y Uruguay. Aunque se planteó la hipótesis de una falla en el mantenimiento del edificio, no se tiene aún una respuesta clara sobre la causa del derrumbe.
“No tenemos pruebas sólidas de lo que sucedió”, dijo Biden el jueves, y señaló que existen “una serie de interrogantes”. Entre ellas, mencionó el mantenimiento y la estructura del edificio, las obras de construcción cercanas y la crecida de las aguas. Un informe de 2018 publicado por funcionarios de la ciudad reveló temores de “daños estructurales importantes” en el complejo, desde la losa de concreto debajo de la plataforma de la piscina hasta columnas y vigas en el estacionamiento.
Fuente: AFP.
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Insólita demolición: el MOPC de Wiens destruyó el metrobús
El metrobús no fracasó por fallas técnicas, sino por una decisión política irresponsable. El Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), bajo la gestión de Arnoldo Wiens, no solo detuvo la obra, sino que en abril de 2020 anunció con orgullo su demolición. Un hecho sin precedentes en la historia del país: el propio Estado destruyendo una infraestructura que debía modernizar el transporte público y aliviar el calvario diario de 300 mil usuarios del Área Metropolitana.
Desde su llegada al cargo, Wiens se mostró más preocupado por la puesta en escena que por resolver el problema. Lloró con los frentistas, paralizó las obras y ordenó una intervención que duró casi un año. Pero el informe de los expertos era claro: había modificaciones necesarias, pero la obra debía continuar. Sin embargo, el gobierno de Mario Abdo Benítez prefirió la salida más absurda y perjudicial: destruir lo que ya estaba construido, enterrando millones de dólares junto con el proyecto.
Una publicación en todas las redes sociales oficiales de la cartera de obras, del 1 de abril de 2020, en el inicio de la pandemia del covid-19, divulgaba que el MOPC que dirigía Wiens había iniciado la demolición de las paradas que habían sido erigidas y que formaban parte del 18,5 % de los trabajos que habían sido ejecutado por la compañía Mota Engil.
El MOPC sabía que estaba cometiendo un acto irresponsable. Su propio informe técnico señalaba que la única opción que no podía tomar era cancelar la obra. Y, sin embargo, lo hicieron. No hubo justificación técnica, solo una decisión política que dejó a miles de paraguayos condenados a un sistema de transporte caótico, inseguro y obsoleto. La alternativa al metrobús fue nada más que más colectivos destartalados, más tráfico y más sufrimiento para los ciudadanos.
DAÑO INNEGABLE
El daño patrimonial es innegable. Se invirtieron millones en una infraestructura que nunca se utilizó y que fue destruida con absoluta impunidad. Pero lo más grave es el daño social: 300 mil usuarios que podrían haber tenido un sistema de transporte moderno y eficiente, hoy siguen atrapados en ómnibus destrozados, esperando milagros en paradas improvisadas.
Mientras tanto, ni Wiens ni Mario Abdo han rendido cuentas. No hay responsables, no hay culpables, no hay justicia para ellos. La demolición del metrobús no solo es un símbolo del fracaso de un gobierno, sino también de la impunidad con la que se manejan los recursos públicos en Paraguay. Destruir una obra en ejecución, con informes técnicos en contra y con pleno conocimiento del perjuicio, debería ser motivo suficiente para procesar a los responsables.
El metrobús pudo ser la mayor revolución en el transporte público de Paraguay, pero terminó siendo el monumento a la mediocridad y la desidia. La gestión de Wiens y Abdo no solo entró en un proyecto clave, sino que condenó a miles de paraguayos a seguir padeciendo un servicio inhumano.
GOBIERNO DE ABDO TENÍA CONDICIONES PARA SEGUIR LA OBRA
El senador Derlis Maidana responsabilizó al gobierno de Mario Abdo Benítez por dejar un perjuicio más a la ciudadanía, en este caso con la decisión de parar las obras del metrobús, que debió ser una gran opción de transporte público para la capital y el Área Metropolitana. Esto también tuvo un importante efecto en el Estado, pagar por una sanción ante el incumplimiento del contrato.
“Considero que realmente la ciudadanía se vio nuevamente afectada por malas decisiones. Si el gobierno anterior hubiera buscado alternativas viables para continuar el proyecto, el Paraguay no se hubiera visto con la responsabilidad de pagar la sanción impuesta por el laudo arbitral y hoy hubiéramos tenido una alternativa eficiente para el transporte público”, señaló en entrevista para La Nación/Nación Media.
El parlamentario cuestionó que el gobierno anterior tuvo dictámenes y condiciones de seguir con la obra; sin embargo, hizo caso omiso a todos estos elementos y decidió parar la obra, afectando a millones de compatriotas.
El senador apuntó a un revanchismo político, y no una decisión tomada en bases sólidas.
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Funcionarios municipales despejan las vías y franja de dominio del tren
Funcionarios municipales del departamento de Aseo Urbano, en colaboración con otras dependencias municipales, procedieron este sábado a realizar trabajos de limpieza, despeje de las vías del tren y la demolición de cualquier construcción que se encuentra en la línea de la franca de dominio ferroviario. Estos trabajos se realizan luego de que autoridades de Ferrocarriles del Paraguay S.A. (Fepasa) denunciaron que ayer viernes unos desconocidos habían levantado rápidamente construcciones sobre la vía del tren a 48 horas de sancionada la Ley de Tren de Cercanías.
Los trabajos de despejes se realizaron en la zona popularmente conocida como Tuyucuá, del barrio Jara, de Asunción. Este viernes 22 de diciembre, el presidente de Fepasa, Facundo Salinas junto con sus asesores jurídicos llegaron hasta la zona donde constataron que un grupo de entre 40 a 50 personas estaban levantando construcciones utilizando los materiales que habían rescatado de los escombros que quedaron en la zona. Anteriormente estaba habitada por varias familias que el gobierno les reubicó en viviendas sociales en lo que se conoce como barrio San Blas, ubicado detrás del aeropuerto.
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Al respecto, el presidente de Fepasa, cuestionó el llamativo ingreso de personas desconocidas a la franja de dominio del tren, a solo 48 horas después que el Congreso sancionara el proyecto de Tren de Cercanías, y que está próximo a ser promulgada por el Ejecutivo.
Mencionó que recibió la denuncia de los propios vecinos de la intersección de las calles San Estanislao y Vía Férrea, del barrio Jara de Asunción, quienes observaron que desde la madrugada de este viernes procedieron a levantar rápidamente construcciones precarias en los costados de la vía del tren.
“Es demasiado llamativo que a 48 horas que se apruebe la Ley estén construyendo sobre la vía férrea. Este no es el vecino que está hace 50 años. Al contrario ese vecino que está hace 50 años es el que me avisó, no es que están construyendo solamente sobre la franja de dominio, sino que sobre la vía del tren mismo. Es mas son los vecinos de la franja de dominio los que denuncian porque ellos no les conocen a esta gente”, acotó.
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Posibilidad de demoler edificaciones en la finca 916 no fue planteada, confirma juez
El juez de primera instancia en lo civil y comercial de la capital, José Villalba, aseguró que durante el actual proceso que se está llevando adelante no hubo ninguna discusión, ni fue planteada por la Procuraduría General de la República la posibilidad de demoler las edificaciones levantadas en la finca 916, más conocida como “Jardines de Remansito”, en el distrito de Villa Hayes.
En comunicación con MegaTv, comentó que en la fecha su juzgado libró los oficios solicitando los informes que requirió la Procuraduría General de la República a las distintas instituciones públicas. Mencionó en el marco de este proceso que no existe ninguna posibilidad de ordenar la demolición de las edificaciones levantadas, porque el asunto ni siquiera fue discutido ni planteado.
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“No existe ninguna posibilidad de ordenar la demolición, puesto que ese tema no está en discusión, ni ha solicitado la Procuraduría. Este procedimiento que estamos llevando adelante es con el único objetivo de colectar información y documentos. Una vez que la Procuraduría tenga todas esas informaciones que ha solicitado, seguramente el procurador general va instruir la acción que considere oportuna para precautelar los derechos del Estado paraguayo”, comentó.
Audiencia y pedidos de informes
Por otra parte, mencionó que el día martes 3 de octubre llevaron a cabo un recorrido por la zona de la Finca 916, visitando unos 18 establecimientos. No obstante, indicó que no pudieron llegar a recorrer la totalidad, teniendo en cuenta que son 131 hectáreas y que por de pronto aún no tienen agregado ningún documento al expediente. Recordó que está fijada la audiencia para el 13 de octubre, donde los afectados deberán declarar y arrimar todas las documentaciones que consideren pertinentes.
Al respecto, se libró pedido de informes a la Ande, Catastro, Registros Públicos y la Municipalidad de Villa Hayes, que deberán remitir en un plazo de 10 días. “Todos los pedidos son relativos al inmueble al que estamos mencionando, conforme al plazo que establece el Código Procesal Civil se le otorgó 10 días para que contesten”, explicó.
Una vez que se tomen todas las declaraciones de las personas que fueron identificadas como ocupantes de la finca 916, así como una vez que reciban el informe que solicitaron a las instituciones, se estarán expidiendo sobre la medida cautelar que solicitó la Procuraduría General.
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El patrimonio es un documento y hay que parar con las demoliciones
La arquitecta Ana Rosa Lluis O’Hara comparte su perspectiva sobre la situación que pone en puja el interés social, el Estado y el capital privado respecto a la conservación y puesta en valor del patrimonio arquitectónico del Centro Histórico de Asunción, que además de su dimensión material reviste un enorme valor intangible como memoria viva del devenir de nuestra sociedad.
- Por Jimmi Peralta
- Fotos Roberto Zarza y Emilio Bazán
Un olvido casi inmediato de la realidad social, de sus saberes, de sus logros y de sus fracasos, y el abono complementario del lugar común de la melancolía para todo lo que fue, la historia como recuerdo trillado y exagerado, esas son algunas de las formas en las que la sociedad local suele borrar su historia; otra de las formas es la demolición y el abandono de los edificios.
En un país donde todavía no queda claro hacia dónde debe inclinarse la balanza en la disputa progreso-cultura, el papel del patrimonio arquitectónico siempre está por develarse ante el ciudadano.
La arquitecta Ana Rosa Lluis O’Hara, quien cuenta con una maestría en patrimonio urbano, habló con La Nación sobre los conceptos y valoraciones que amplíen el horizonte de comprensión sobre el tema, y enfatizó la mirada sobre Asunción, que mañana está de aniversario.
–¿Cuál es la definición de “patrimonio” en términos culturales o históricos?
–Particularmente opino que el patrimonio cultural es la herencia que recibimos de nuestros antepasados y que marca a fuego nuestra vida, porque no solo tiene que ver con lo tangible: la casa donde vivimos, los objetos familiares, sino también con lo intangible o inmaterial, como ser el idioma que hablamos, las costumbres, la gastronomía, la música, el arte en general, nuestra manera de hacer las cosas. Esta herencia patrimonial es la que nosotros dejaremos a las generaciones venideras. En décadas pasadas, se tenía una mirada muy individualista sobre el patrimonio, es decir, desde la propiedad privada. Actualmente, el patrimonio es mirado desde la línea de lo social, como un factor de desarrollo de la comunidad. El patrimonio es para la comunidad a la que pertenece, no para el turismo. El turismo debe ser solo una vidriera para mostrarlo al mundo, sin afectar su autenticidad, y una manera de aportar a su mantenimiento, solo eso.
–¿Qué criterio puede utilizar un ciudadano para determinar si un edificio puede ser valorado como patrimonio arquitectónico?
–La mayoría de estas edificaciones patrimoniales hablan por sí solas y son fáciles de identificar como patrimonio. Ellas poseen galerías perimetrales con columnas con molduras y otros detalles, fachadas tapa, frisos con detalles en relieve, molduras, aberturas muy elevadas, rejas de hierro forjado, espacios interiores por lo general, más elevados que en la arquitectura actual, pisos de ladrillos de gran tamaño, o con diseños florales o geométricos, cielorrasos pintados, pintura mural, muros de grandes ladrillos, de 30 cm de espesor en adelante, balcones con balaustres, patios con aljibes, bovedillas catalanas, gradas de mármol, techos con tejuelitas y alfagías, maderas de gran escuadría y longitud, etc. El problema está en esas edificaciones que no poseen ornamentos y que aparentemente pasan desapercibidas, pero cuando uno las analiza en detalle encuentra también muchos elementos que nos cuentan una historia de 100 años o más y que, aunque no estén registradas, deben ser protegidas.
–¿Qué rol debería tener el Estado respecto a estos patrimonios?
–El Estado, a través de la Secretaría Nacional de Cultura, tiene la obligación de velar por la protección del patrimonio cultural del país. Sus tareas están detalladas en la Constitución Nacional, en la Ley Nacional de Cultura y en la Ley Nacional de Patrimonio Cultural de Paraguay. Entre ellas, la más importante desde mi punto de vista y mi experiencia de estos más de 20 años siguiendo paso a paso la mala suerte que corre el patrimonio arquitectónico de nuestro país, en especial el del Centro Histórico de Asunción (CHA), sería el de parar con las demoliciones.
–¿Qué función social, sea educativa, narrativa, estética o turística, cumple el patrimonio?
–En lo educativo, el patrimonio es un documento que nos revela un montón de datos e información de cómo vivían las personas en el momento de su creación. Por lo tanto, el patrimonio transmite un mensaje del pasado a las futuras generaciones. Por ejemplo, antes de la llegada del primer automóvil al país, las esquinas no tenías ochavas, porque ellas no eran necesarias, ya que las ochavas cumplen la función de ampliar el campo visual del automovilista al llegar a una bocacalle. Este caso se observa en la Casa de Herrera y Yegros, demolida por su propietario casi en su totalidad.
En lo social nos cuenta cómo vivían las personas en la intimidad de sus hogares. En las viviendas las cocinas no estaban a la vista de las visitas, como ahora, porque socialmente ellos se vinculaban de una manera menos abierta que nosotros en la actualidad. En lo estético se valora el poder adquisitivo de los propietarios y eso se veía reflejado en sus viviendas y comercios.
–¿Se puede clasificar a estas construcciones como unas más importantes que otras?, ¿cuál es el criterio?
–De hecho que sí. Existen criterios internacionales para determinar la valoración de un patrimonio. Esa valoración se remite a criterios históricos, estéticos y simbólicos que fluctúan a través del tiempo de manera diversa y según la categoría de los bienes. Esta valoración se aplica tanto en lo referente a patrimonio inmaterial o intangible: el ámbito de las ideas, costumbres, tradiciones, folclore, etc; como también en las manifestaciones materiales de la cultura, como son los objetos de arte, arquitectura, artesanía.
–¿Se puede decir que Asunción posee un rico acervo cultural en lo que respecta a patrimonio arquitectónico?
–Asunción posee todavía un rico y variado acervo cultural patrimonial hoy. Mañana seguro será un poco menos en cuanto al número de componentes de ese acervo.
–¿Cuenta Asunción con pocas edificaciones previas al siglo XX? ¿Por qué?
–Asunción aún cuenta con numerosas edificaciones previas al siglo XX, pero de seguir con esta ola de demoliciones, que ya lleva varios años, pronto el centro histórico de la Madre de Ciudades será una burda imitación gua’u de Nueva York desnaturalizada, descontextualizada y sin nada que contar de su rica historia a las generaciones venideras.
–¿Existen huecos en la narrativa de la historia arquitectónica de Asunción en este sentido?
–Creo que a lo largo y ancho de nuestro país existen muchos huecos en la narrativa de su historia arquitectónica. Con relación a Asunción, se cuenta con algunas investigaciones realizadas por historiadores y también periodistas que aportan mucho al conocimiento y son una base para futuras investigaciones e intervenciones. La arquitectura moderna, por ejemplo, debería ser más considerada a nivel de declaraciones patrimoniales. Así tenemos el caso de las 15 casas de Pindú, que estaban catalogadas como patrimonio cultural y por una cuestión de favores políticos fueron descatalogadas por el actual ministro de Cultura para posible demolición de una de ellas: la Casa Kostianovsky.
–¿Cuáles son los edificios categorizados como patrimonios arquitectónicos más relevantes en Asunción?
–Entre los edificios monumentales (no solo por su tamaño, sino por su valoración), tenemos a la Catedral, el Panteón, el Palacio de López, La Encarnación, la Estación San Francisco, el Cabildo, la Casa de la Independencia y otros. En los edificios de pequeña escala tenemos la Casa Fratta y el Ex Hotel Hispania, obras del genial constructor catalán Enrique Clari. La primera, uno de los mejores exponentes del Art Noveau en el país, y la segunda, del Art Decó.
–¿Qué labores importantes respecto al patrimonio se desarrollaron en Asunción y qué trabajos están pendientes?
–Con relación a labores de restauración positivas, se han realizado muchas intervenciones que pusieron en valor varios edificios, como ser el conjunto de la Manzana de la Rivera, coordinado por el Arq. Carlos Colombino; las Casas del Bicentenario, el Panteón, entre otras intervenciones particulares. Entre ellas cito la restauración de la Escuela Gral. Díaz, llevada adelante y a pulmón por los ex alumnos interesados en la recuperación de su memoria colectiva.
–¿Asunción explota de alguna forma su riqueza arquitectónica?
–Particularmente considero que es muy poco el provecho turístico que se pueda obtener actualmente de la riqueza arquitectónica de Asunción, ya que la misma no solo se encuentra afectada y devastada en todo lo referente a sus edificaciones patrimoniales, sino la dejadez y el abandono se percibe en cada detalle de nuestra ciudad, especialmente del Centro Histórico: demoliciones permanentes de patrimonio, veredas rotas o inexistentes, polución excesiva debido al flujo vehicular sin control ni propuestas de solución por ausencia de un plan de movilidad, plazas abandonadas a su suerte, señalización y equipamientos deteriorados, cables aéreos que perjudican la visual de los edificios históricos, delincuencia debido al abandono de la población en horas de la noche, etc.
La Catedral. Es el templo católico más importante de la capital del país. De estilo clasicista italianizante, construida durante el gobierno de don Carlos Antonio López, considerada uno de los siete tesoros del patrimonio cultural material de Asunción. Se ubica en el Centro Histórico de Asunción, por lo que está protegida por la Constitución Nacional, la Ley 5621/2016 “De preservación del patrimonio cultural del Paraguay”, varias ordenanzas municipales y cartas internacionales referentes al patrimonio cultural. Sin embargo, ha sido gravemente desvalorizada con la construcción del edificio de la Facultad de Psicología de la Universidad Católica de Asunción, porque la valoración de un bien patrimonial se extiende a su entorno inmediato, el cual se encuentra también protegido porque el Centro Histórico también está catalogado y protegido por varias ordenanzas municipales.
¿QUÉ SE ENTIENDE POR PATRIMONIO CULTURAL?
Es el conjunto de testimonios, artísticos o simbólicos, transmitidos por el pasado a cada cultura y, por ende, al conjunto de la especie humana. Elemento constitutivo de la afirmación y enriquecimiento de las identidades culturales y legado común de la humanidad, el patrimonio confiere sus rasgos característicos a cada lugar y es la memoria de la experiencia humana. Fuente: Unesco (2003).