Hasta hace unos días, el cura Juan Sosa atendía a los feligreses de su iglesia en Surfside, en Florida. Ahora se pregunta cuántos de ellos podrían encontrarse bajo los escombros del edificio de 12 plantas que se derrumbó la semana pasada.

La catástrofe, cuyas causas aún se desconocen, ha sumido a su iglesia y a todos los habitantes de esta localidad en el luto y el dolor, mientras la búsqueda de supervivientes entra en su séptimo día.

El sacerdote calcula que entre 18 y 22 personas que acudían regularmente a su iglesia están desaparecidas, aunque el número podría ser aún mayor.

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Tras hablar con algunos de los familiares de los 16 fallecidos, asegura que “sólo hay que escucharlos” y “estar con ellos”.

Mientras sigue la búsqueda de más de 140 desaparecidos, Surfside espera un milagro, pero se prepara para malas noticias, después de que no se encontrara a ningún superviviente desde poco después del derrumbe en la madrugada del pasado jueves pasado.

Rescatistas de todo Estados Unidos, e incluso de Israel y México, trabajan entre los escombros, mientras sacerdotes y terapeutas tratan de calmar a los familiares de las víctimas.

“Están en el limbo, y éste va a ser uno de los momentos psicológicamente más peligrosos por los que puede pasar una persona”, afirma Raphael Poch, un terapeuta que llegó desde Israel con un equipo de rescatistas.

- Pocas respuestas -

Cuando se produce una catástrofe en Florida, suele ser durante la temporada de huracanes, y los derrumbes de edificios son poco frecuentes en Estados Unidos.

Aunque se ha planteado la posibilidad de un fallo de mantenimiento del edificio, no se han dado respuestas claras, y los cuerpos se extraen de entre los escombros en una búsqueda lenta y compleja.

Según Poch, permitir que los familiares ayuden a los rescatistas, por ejemplo preguntándoles cómo dormía la víctima o cómo era su apartamento, es beneficioso porque les da algo en lo que concentrarse y les permite evitar sentirse “impotentes”.

Toda esta información puede ser utilizada por los equipos de búsqueda para conocer la distribución del edificio, o para reducir la lista de personas que pueden estar atrapadas.

Pero a medida que se desvanece la esperanza de encontrar supervivientes, los terapeutas se preparan para afrontar el duelo.

Ryan Saunders, sacerdote de una iglesia de Miami en la que hay tres feligreses entre los desaparecidos, dice que está empezando a “preparar a la gente para lo que pueda pasar.”

Mientras continúa la búsqueda, Saunders y otros sacerdotes esperan acompañar a los seres queridos en su dolor y asistir a los funerales.

“Creo que les ayudará a cerrar el círculo, pero al mismo tiempo, las familias sentirán un vacío durante años”, dice Saunders.

Fuente: AFP.

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