En la primera cumbre del presidente estadounidense, Joe Biden, y su par ruso, Vladimir Putin, nadie habló de contemplarse al alma ni hubo intentos de engaño. En su lugar, la cumbre entre Putin y el quinto líder estadounidense de su gestión fue de respeto mutuo, y ambos gobernantes indicaron que la reunión podría conducir a una relación más predecible, aunque continúen las tensiones.

A diferencia de sus predecesores, Biden no dijo que espera reiniciar la relación y más bien planteó a Rusia un cúmulo de preocupaciones que incluyen la intervención en elecciones, ataques de cibercriminales contra infraestructuras estadounidenses, y el envenenamiento y encarcelamiento del disidente Alexéi Navalni.

Aún así, la cumbre marcó una distensión en la retórica, luego de que meses atrás Biden tildó a Putin de “asesino”. Ahora más bien lo calificó como “un digno adversario” y dijo que ambos buscarían áreas de interés común. Putin, igualmente, se refirió a Biden como “un político muy experimentado” capaz de hablar en gran detalle durante las “muy constructivas” tres horas de conversaciones.

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“Biden generalmente es alguien que quiere relaciones constructivas. Él no considera a Putin como un amigo”, dijo Ian Bremmer, presidente de la consultora Eurasia Group. Al igual que con el presidente chino, Xi Jinping, Biden “no confía en ellos, sino que espera que Rusia actúe de acuerdo con sus intereses, por lo que los dos países deben encontrar intereses comunes para trabajar juntos”, agregó Bremmer.

Señaló que la prueba de fuego de la relación vendrá después. “Quiero ver que en los próximos tres meses tengamos menos incidentes de ransomware y nada a la escala de lo que tuvimos contra Colonial Pipeline procedente de Rusia. Eso será absolutamente crítico”, indicó. Varias empresas estadounidenses, incluida la red de oleoductos Colonial Pipeline, fueron blanco de recientes ataques con el uso de ransomware, un programa que encripta los sistemas informáticos y pide un rescate para desbloquearlos.

Mirando al futuro

Putin no hizo promesas sobre cibercrímenes en su conferencia de prensa, pero Biden aseguró que el líder ruso “sabe que habrá consecuencias” por las acciones de su país. Los gobernantes indicaron que los embajadores de cada país regresarían a la capital del otro y que los diplomáticos trabajarán en la liberación de presos.

“No estoy seguro qué tan mejor pudo haber sido, pero sí pudo ser mucho peor. Esto pudo haber sido de insultos, sermones, ignorarse uno al otro”, comentó Yuval Weber, un experto en Rusia del Kennan Institute y profesor de la universidad A&M de Texas.

A diferencia de la Guerra Fría, cuando los líderes de Estados Unidos y la Unión Soviética se reunían para firmar acuerdos sobre grandes temas como las armas nucleares, Biden y Putin nunca anticiparon grandes avances en Ginebra, según Weber. “Lo que ellos buscaban era ver si podían llevarse lo bastante bien en persona como para poder seguir conversando”, agregó. Weber indicó que Putin es una persona sensible a lo que dicen de él, y posiblemente se incomodó con los primeros comentarios de Biden sobre él. Pero al llamarlo un “adversario digno” y referirse a Rusia como una nación poderosa, Biden sigue una estrategia de “decir cosas a las que Putin puede acoplarse”, según Weber.

División en EEUU

El expresidente estadounidense Barack Obama enfureció a Putin al calificar a Rusia como una “potencia regional” que actúa “no por fuerza, sino por debilidad”. Pero Obama llegó al poder, como sus antecesores, con la esperanza de restaurar las relaciones con Rusia. Antes de él, George W. Bush comentó tras reunirse en 2001 con Putin: “Pude hacerme una idea de su alma”.

Donald Trump rompió el molde al expresar admiración por Putin. Tras una cumbre de 2018 en Helsinki, Trump fue criticado incluso en su propio Partido Republicano cuando aceptó como cierta la negativa de Putin de haber interferido en las elecciones estadounidenses de 2016. Aún así, los republicanos criticaron a Biden por la cita de Ginebra, diciendo que debió ser más confrontativo.

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“Las cumbres deben tener resultados”, dijo Jim Risch, senador republicano del Comité de Relaciones Exteriores. “Saber que no hubo avances tangibles con Rusia en ningún tema es lamentable y decepcionante”, acotó. Pero el senador demócrata Bob Menéndez, presidente de ese comité, elogió a Biden por “decirle la verdad francamente” a Putin. Esto fue un necesario baño de realidad para Putin, y un bienvenido rompimiento con los pasados cuatro años de mimos de Trump con el Kremlin”, sostuvo Menéndez.

Fuente: AFP.

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