Estados Unidos va a comprar 500 millones de dosis de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech para entregarlas a otros países, según informaron este miércoles el New York Times y el Washington Post. Se espera que el presidente estadounidense, Joe Biden, haga el anuncio en la cumbre del G7 de esta semana, según el Washington Post.
La medida llega en un momento en el que Estados Unidos se enfrenta a la presión de hacer más ante la escasez mundial de vacunas, después de que los países ricos compraran la mayor parte de los primeros suministros. El propio Estados Unidos ha vacunado a más de la mitad de su población, y la tasa de infección por COVID-19 ha caído en picada en el país.
Lea más: Jeff Bezos se unirá al primer viaje de turismo espacial
Biden dio una pista sobre ese anuncio antes de embarcar en el Air Force One con destino a Reino Unido para reunirse con los líderes del G7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido). Cuando se le preguntó si tenía una estrategia de vacunación para el mundo, dijo: “Tengo una y la anunciaré”.
El New York Times señaló que Biden aparecerá con el director ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, para hacer el anuncio. El acuerdo prevé que Estados Unidos pague el precio de las dosis “sin ánimo de lucro”, y que los primeros 200 millones se envíen este año y los 300 millones restantes en 2022.
Biden llega a Europa
Casi cinco meses después de tomar posesión de su cargo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó el miércoles al Reino Unido, primera etapa de una gira europea durante la cual espera insistir sobre la entereza de la alianza trasatlántica antes de un encuentro con su homólogo ruso, Vladimir Putin.
El avión presidencial Air Force One aterrizó en la base aérea británica de Mildenhall, en el este del país, poco después de las 18:30 GMT. Biden tenía previsto dirigirse por la noche a las fuerzas aéreas allí establecidas antes de viajar a Cornualles, donde el jueves mantendrá una reunión bilateral con el primer ministro británico, Boris Johnson.
El objetivo del viaje es “dejar en claro a Putin y China que Europa y Estados Unidos son estrechos” aliados, aseguró el mandatario antes de partir de Estados Unidos. También afirmó que planea develar pronto una estrategia de vacunación mundial.
Acompañado por la primera dama, Jill Biden, el mandatario demócrata asistirá del viernes al domingo a la cumbre del G7 en Cornualles, donde la pandemia de COVID-19 y el cambio climático serán algunas de las prioridades. El domingo, visitará a la reina Isabel II en el castillo de Windsor.
“Mi viaje a Europa es una oportunidad para que Estados Unidos movilice a las democracias del mundo”, aseguró Biden, quien repite desde su llegada al poder que Estados Unidos ha vuelto (“America is back”) y pretende implicarse plenamente en los asuntos mundiales.
Sin embargo, tras el mandato de Donald Trump, los aliados “recibirán estas palabras tranquilizadoras con un poco de escepticismo”, señala Suzanne Maloney, del centro de reflexión Brookings, con sede en Washington. “La voluntad de Biden de volver a conectar con ellos tendrá que superar no sólo las cicatrices de los últimos cuatro años, sino también las preguntas persistentes sobre la salud de la democracia estadounidense”, escribe.
El inquilino de la Casa Blanca irá también a Bruselas y mantendrá numerosos encuentros bilaterales en un exigente viaje de ocho días. “Lleva 50 años preparándose para ello”, dijo su portavoz, Jen Psaki, en alusión a la larga carrera política del presidente de 78 años, que entró al Senado por primera vez en 1972. “Conoce a algunos de esos dirigentes, entre ellos el presidente Putin, desde hace décadas”, añadió.
80 millones de dosis
Muy criticada por su retraso en compartir sus vacunas contra el COVID-19 con el resto del mundo, la Casa Blanca intenta ahora tomar la delantera en este asunto. “Estados Unidos se ha comprometido a trabajar en la inmunización internacional con el mismo sentido de urgencia que hemos mostrado en casa”, dijo Biden.
Washington acaba de anunciar que el 75% de los 80 millones de dosis de vacunas prometidas a los países extranjeros para finales de junio se distribuirán a través del sistema de reparto Covax. Este último se creó para garantizar una distribución equitativa de las vacunas, sobre todo en los países de bajos ingresos.
La cumbre con Putin, prevista para el 16 de junio en Ginebra, será el punto culminante de este primer viaje, que se produce en un momento en el que Biden tiene problemas en casa, con tensiones entre sus propias filas demócratas. Con asuntos como Ucrania, Bielorrusia, el destino del opositor ruso encarcelado Alexéi Navalni y los ciberataques, los debates se prevén duros y difíciles.
Lea más: Grave sequía amenaza producción de energía y agricultura en Brasil
La ciberseguridad será “un asunto de nuestra discusión”, aseguró Biden. La Casa Blanca, que alterna mensajes conciliadores y advertencias, insiste en que sus expectativas son modestas. El único objetivo avanzado es hacer que las relaciones entre ambos países sean más “estables y predecibles”.
“El problema es que Putin no quiere necesariamente una relación más estable y predecible”, afirma Alexander Vershbow, exdiplomático estadounidense y antiguo número dos de la OTAN. La presidencia estadounidense dio pocos detalles sobre el desarrollo del cara a cara con el mandatario ruso. Sólo dejó entrever que, a diferencia de lo que ocurrió con Trump en Helsinki en 2018, no estaba en la agenda una rueda de prensa conjunta de ambos.
En un tema más ligero, antes de embarcar Biden llamó a los periodistas presentes a “prestar atención a las cigarras”, los insectos que actualmente invaden Estados Unidos, luego de que uno de ellos se posara justamente sobre su codo segundos antes. La víspera, otro avión que debió transportar a reporteros de la Casa Blanca que cubren la gira retrasó su despegue, debido a que una nube de cigarras había invadido sus motores.
Fuente: AFP.