En un intento por lograr el apoyo de los republicanos al plan de empleo e infraestructura del presidente Joe Biden, la Casa Blanca expresó el jueves su voluntad de negociar su promesa de aumentar los impuestos a las empresas.
El diario The Washington Post informó que Biden ofreció dejar su idea de subir la tasa corporativa hasta el 28%, recortada por los republicanos en 2017 a su actual 21%, algo que la oposición se niega a aceptar. El Post dijo que la propuesta fue hecha en una reunión privada en la Casa Blanca con la senadora republicana Shelley Moore Capito mientras el presidente busca apoyo de la oposición a su programa de gastos.
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La vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo sin embargo que Biden no desistió plenamente del aumento de impuestos corporativos. Empero, agregó, “esas apuestas pueden alterarse”, señalando que podría haber alguna flexibilidad durante las negociaciones. “Tenemos una vasta gama de medios para que el presidente impulse sus ideas y propuestas”, dijo Psaki e indicó que el viernes habrá una nueva reunión con Capito.
“El presidente sigue empeñado en alcanzar su meta de firmar el proyecto convertido en ley hacia el verano” boreal, dijo. El Washington Post dijo que Biden podría en cambio enfocarse en un impuesto mínimo de 15% que apuntaría a grandes corporaciones que son lucrativas pero pagan pocos impuestos al gobierno federal. Biden ha dicho reiteradamente que las compañías necesitan “pagar lo justo” y prometió no aumentar los impuestos de los estadounidenses que ganan menos de 400.000 dólares anuales.
Las medidas impositivas estaban incluidas en el esbozo de presupuesto presentado la semana pasada el cual mostraba que la tasa más alta generaría ingresos fiscales de al menos 86.000 millones de dólares desde 2023 mientras que la tasa mínima aportaría al fisco entre 10.100 y 15.000 millones de dólares anuales.
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El presidente propuso un plan de más de 2 billones de dólares para generar empleo a través de inversiones en obras viales y puentes y, a la vez, financiamiento de tecnologías verdes, expansión al acceso internet de banda ancha, creación de guarderías y reparaciones domésticas. Los republicanos quieren un proyecto más reducido y más limitado a las obras públicas tradicionales. Biden también respalda imponer una tasa impositiva mundial de 15% a las multinacionales para evitar que se refugien en países de bajos impuestos.
Fuente: AFP.
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El "bromance" entre Trump y Musk... ¿tiene fecha de caducidad?
¿Cuánto va a durar el binomio formado por el hombre más rico del mundo y el presidente electo de Estados Unidos? Imposible saberlo, pero por ahora Elon Musk y Donald Trump parecen uña y carne.
“No puedo sacarlo de aquí”, bromeó el republicano de 78 años sobre Musk en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida, la semana pasada. “A mí también me gusta tenerlo aquí. Ha hecho un trabajo fantástico, (tiene) una mente increíble”, añadió.
Pero ¿sobrevivirá este “bromance” a algunas diferencias políticas importantes y a sus propias personalidades? Estos son seis posibles puntos de fricción:
¿Quién es el jefe?
Musk es conocido por ser adicto al trabajo y un apóstol de las jornadas laborales interminables. Dirige sus empresas como feudos personales en los que rara vez se cuestiona su autoridad.
Desde las líneas de producción de las fábricas hasta la sala de juntas, está acostumbrado a salirse con la suya con un estilo cáustico que le lleva a despedir a la gente en el acto y, a veces, a insultar a los empleados.
Trump también es aficionado a despedir y a humillar a las personas en público, exige lealtad total y en el pasado le ha molestado compartir el protagonismo con otros. Le gusta enfrentar entre sí a sus asesores y miembros del gabinete, según antiguos colaboradores.
La semana pasada Musk ya tuvo su primera pelea pública con Boris Epshteyn, funcionario de la transición de Trump, según el sitio de noticias Axios. Y el sábado apoyó abiertamente al millonario Howard Lutnick para el cargo de secretario del Tesoro, poniendo a prueba su influencia.
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Cambio climático
Musk invirtió en Tesla en 2004, en parte por su preocupación por el calentamiento global. En 2017 renunció a asesorar a Trump en protesta contra la decisión del entonces presidente de retirar a Estados Unidos del acuerdo de París contra el cambio climático.
“El cambio climático es real. Abandonar París no es bueno ni para Estados Unidos ni para el mundo”, escribió entonces Musk en Twitter.
El demócrata Joe Biden, sucesor de Trump y dentro de un par de meses predecesor, volvió a unirse al tratado en 2020. Se espera que Trump lo abandone nuevamente.
Musk ha cambiado de opinión recientemente. En una conversación en directo en la red X, dijo en agosto a Trump: “si dentro de 50-100 años somos mayoritariamente sostenibles creo que probablemente estará bien”.
Transición energética
Musk ha apostado por la transición energética, haciendo fortuna con los coches eléctricos Tesla y desarrollando tecnología de baterías domésticas y tejados solares.
Trump hizo campaña con el lema “perfora, cariño, perfora” y se espera que apruebe nuevas infraestructuras y permisos para combustibles fósiles, abriendo incluso a las empresas petroleras y gasíferas terrenos federales protegidos.
Musk solía burlarse de la “economía de hidrocarburos de extraer y quemar” que Trump defiende abiertamente.
El presidente electo ha elegido como secretario de Energía a un magnate del fracking, un método de extracción de hidrocarburos denunciado por los defensores del medio ambiente. Chris Wright rechazó públicamente el cambio climático y la transición energética el año pasado.
China
La agresiva posición de Trump sobre China y el riesgo de una guerra comercial entre las dos mayores economías del mundo podría ser otra espina en la relación entre los millonarios.
China es un mercado importante para Tesla, donde la compañía tiene una de sus llamadas “gigafábricas” y trata de competir con los fabricantes nacionales.
Musk nunca dice una palabra negativa sobre el gobernante Partido Comunista, lo que le enfrenta a los halcones contra China, como el senador estadounidense Marco Rubio, que ha sido elegido como futuro jefe de la diplomacia.
Las cuentas a raya
Musk, que no escatima gastos en sus propias empresas, ha recibido el encargo de Trump de dirigir el recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), encargado de recortar el gasto público.
Es más fácil de decir que de hacer, y los planes para recortar programas se enfrentarán casi con toda seguridad a un fuerte rechazo político, incluso por parte de los republicanos.
A medida que se acerquen las elecciones de medio mandato, los intereses políticos de Trump podrían chocar con los recortes duros.
Compañías tecnológicas
La complicada relación y rivalidades personales de Musk con las principales empresas tecnológicas de Silicon Valley se remontan a décadas atrás. El presidente Trump tendrá que entablar relaciones con esos jefes y se espera que Musk se enfrente a innumerables conflictos de intereses.
¿Podrá Musk, que posee su propia empresa de inteligencia artificial, quedarse callado si Trump defiende OpenAI, la compañía respaldada por Microsoft en cuya creación Musk desempeñó un papel clave hace una década?
Si el fundador de Amazon, Jeff Bezos, consigue que Trump le escuche, ¿toleraría Musk que un rival de SpaceX se acercara al santuario interior de la Casa Blanca?
Fuente: AFP
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Autorización de usar misiles de largo alcance de EE. UU. cambia las reglas de la guerra, aseguran
La decisión del presidente estadounidense, Joe Biden, de permitir a Ucrania atacar territorio ruso con misiles de largo alcance suministrados por Washington podría suponer un cambio “de juego” para Kiev, dijo el lunes el ministro de Asuntos Exteriores del país, Andriy Sybiga.
“Podría cambiar las reglas de juego. Cuanto más tiempo pueda atacar Ucrania, más corta será la guerra”, dijo Sybiga a los periodistas antes de una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU para conmemorar los 1.000 días desde la invasión rusa de Ucrania.
“La posición de Ucrania siempre ha sido clara: tenemos pleno derecho a atacar objetivos militares en territorio ruso. Es nuestro derecho legítimo y salvará a nuestros civiles. Podría tener un impacto muy positivo en el campo de batalla”, añadió.
Solicitada por Kiev desde hace meses, la decisión de Biden sobre los misiles fue confirmada el domingo a la AFP por un responsable estadounidense, cuando faltan pocas semanas para la toma de posesión de Donald Trump, considerado menos proclive a ayudar a Kiev.
Refiriéndose a esta luz verde, la secretaria general adjunta de Asuntos Políticos de la ONU, Rosemary DiCarlo, se limitó a señalar que “todas las partes deben garantizar la seguridad y la protección de los civiles, dondequiera que se encuentren”.
Esta reunión del Consejo se organizó a iniciativa de Reino Unido para conmemorar los 1.000 días transcurridos desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022.
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“1.000 días de muerte generalizada, destrucción y desesperación que continúan sin cesar para millones de ucranianos”, dijo DiCarlo en nombre del secretario general de la ONU, António Guterres, al denunciar un aumento de las víctimas civiles en los últimos meses y los ataques rusos a gran escala del pasado fin de semana contra la infraestructura energética de Ucrania.
Advertencia rusa
El Kremlin advirtió este lunes contra una nueva escalada en la guerra de Ucrania y prometió una respuesta acorde si Kiev utiliza misiles de largo alcance suministrados por Washington para atacar objetivos dentro de Rusia, tras la autorización estadounidense.
“El uso de misiles de largo alcance por parte de Kiev para atacar nuestro territorio significaría la implicación directa de Estados Unidos y sus satélites en las hostilidades contra Rusia, y un cambio radical en la esencia y la naturaleza del conflicto”, declaró la portavoz de la diplomacia rusa, María Zajárova.
“La respuesta de Rusia en tal caso será apropiada y se dejará sentir”, advirtió en un comunicado.
Los comentarios de Moscú coincidieron con el anuncio por Ucrania de que un nuevo ataque ruso el lunes en la ciudad portuaria de Odesa, en el mar Negro, mató a 10 personas, tras un bombardeo masivo el fin de semana contra la infraestructura energética del país.
Fuente: AFP
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Biden será el primer presidente de EE. UU. en visitar la Amazonía
Joe Biden se convertirá este domingo en el primer presidente de Estados Unidos en visitar la Amazonía, un territorio que por poco acaba con la vida de uno de sus antecesores, Theodore Roosevelt, cuando ya había dejado el poder. En la recta final de su mandato, el jefe de Estado de 81 años pisará el suelo de Manaos, la mayor ciudad amazónica de Brasil, para hablar del calentamiento global, un tema que será su sucesor y archirrival político, Donald Trump, considera una “farsa”.
Hasta ahora evitada por los mandatarios estadounidenses en sus viajes a Brasil, la mayor selva tropical del mundo fue casi mortal para Roosevelt, presidente entre 1901 y 1909 y conocido por su espíritu aventurero. Cuatro años después de que dejara la Casa Blanca, el 26° presidente de Estados Unidos se embarcó en una expedición de cuatro meses por el territorio amazónico junto al explorador brasileño Candido Rondon. Famoso por ser un agudo conocedor de la selva y defensor de las comunidades indígenas, Rondon propuso que se adentraran en el entonces llamado “Rio da Dúvida” (Río de la Duda).
El afluente de 760 kilómetros nace en el estado de Rondonia, atraviesa parte de Mato Grosso y sigue hasta Amazonas, del que Manaos es capital y donde alimenta el cauce del río Aripuanã. La odisea no salió como lo esperado. Varios miembros de la excursión murieron y “Teddy”, entonces de 55 años, contrajo malaria y una infección en la pierna, lo que lo incapacitó para la recta final del viaje. “T.R. estaba fuera de sí hacia el final; Rondon lo dio por muerto varias veces”, dijo su bisnieto Tweed Roosevelt en declaraciones recogidas por el diario The New York Times en 1992.
La llamada Expedición Roosevelt-Rondon “se salvó del desastre” gracias a un encuentro con recolectores de caucho en la confluencia del “Rio da Dúvida” con el Aripuanã, el 15 de abril de 1914, según la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Pero la salud del antiguo dignatario, quien falleció en 1919, nunca se recuperó por completo tras la excursión por la selva amazónica, clave en la lucha contra el calentamiento global por su capacidad de absorber CO2. En su honor, el río pasó a llamarse Rio Roosevelt.
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Viaje histórico
Biden llegará a Manaos, la mayor ciudad amazónica de Brasil, situada en el corazón de la selva más grande del mundo, en el marco de una gira por Sudamérica que probablemente sea el último gran periplo exterior de su mandato. Tras reunirse el sábado con el presidente chino, Xi Jinping, en Lima, el mandatario de 81 años realizará un recorrido aéreo por el Amazonas y visitará un museo antes de hablar con los medios de comunicación, según informó la Casa Blanca.
El jefe de Estado también se reunirá con líderes indígenas y locales que trabajan para proteger la Amazonía, considerada clave en la lucha contra el calentamiento global por su capacidad de absorber CO2. El asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, declaró que Biden hacía esta “parada histórica en la Amazonía para subrayar su compromiso personal y el compromiso continuo de Estados Unidos para combatir el cambio climático en casa y en el extranjero”. “Esta ha sido, obviamente, una de las causas definitorias de la presidencia de Biden”, dijo Sullivan en una sesión informativa el miércoles.
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La selva, en riesgo
Pero su visita se produce mientras el mundo se prepara para el regreso del republicano Donald Trump a la Casa Blanca el 20 de enero, tras su arrolladora victoria electoral sobre la demócrata Kamala Harris. El magnate ha prometido revertir las políticas de Biden y podría retirar a Estados Unidos de los esfuerzos internacionales para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados por encima de la época preindustrial. Biden consiguió que el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo volviera al histórico Acuerdo de París después de que Trump lo retirara durante su primer mandato, pero el presidente entrante ha prometido abandonarlo de nuevo.
La Amazonía, que se extiende por nueve países, la mayoría en territorio de Brasil (60 %), es una de las zonas más vulnerables al cambio climático y a la degradación medioambiental. La cuenca del Amazonas, que suele ser uno de los lugares más húmedos del planeta, sufre los peores incendios en casi dos décadas, mientras Latinoamérica padece una grave sequía, según el observatorio Copernicus de la UE. Un estudio reciente de la red de monitoreo RAISG revela que la selva amazónica ha perdido en cuatro décadas una superficie similar a Colombia. Expertos advierten que se acerca a un punto de no retorno hacia la sabanización.
Próxima parada: el G20
Tras esta visita histórica, Biden volará a Rio desde Manaos para asistir a la cumbre del G20 el lunes y el martes, donde el regreso de Trump y la conferencia de la ONU sobre clima que se celebra en Bakú marcarán la agenda. El estadounidense también tiene previsto almorzar con su homólogo brasileño, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que se ha comprometido a poner fin a la deforestación ilegal de la Amazonía para 2030.
En la ‘Cidade maravilhosa’, también se cruzará con uno de los aliados del republicano en la región: el presidente de Argentina, el ultraliberal Javier Milei, escéptico como Trump del cambio climático y del multilateralismo. Expertos han advertido de que una segunda presidencia de Trump frenaría la transición a la energía verde que Biden ha impulsado, aplastando las esperanzas de alcanzar objetivos climáticos cruciales en los próximos años.
Durante su campaña, Trump prometió “perforar, perforar, perforar” y aumentar la extracción de combustibles fósiles. Incluso se burló del cambio climático pocos días antes de la votación. Una retirada de EE. UU. de la diplomacia climática podría socavar gravemente la acción mundial para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, lo que podría dar a otros grandes contaminadores como
Fuente: AFP.
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Biden se reunirá con Trump
- Washington, Estados Unidos. AFP
El presidente saliente de Estados Unidos Joe Biden recibirá este miércoles en el Despacho Oval a Donald Trump, que le sucederá en enero en la Casa Blanca, para iniciar un traspaso de poder que el demócrata prometió que sería pacífico con su peor enemigo político. Dos días después de la clara victoria del republicano contra Kamala Harris, Biden se comprometió a garantizar una transferencia de poder “pacífica y ordenada”.
“Espero que podamos, independientemente de por quién votemos, considerarnos conciudadanos y no adversarios”, dijo Biden durante su primer discurso desde las elecciones. Ampliamente derrotada, la vicepresidenta y excandidata demócrata también se comprometió a “ayudar” a Trump en la transferencia del poder, unas declaraciones que contrastan marcadamente con la actitud del republicano tras las elecciones de 2020, cuando se negó a reconocer su derrota y boicoteó la ceremonia de toma de posesión de Biden.
En enero de 2021 partidarios de Trump irrumpieron en el Capitolio para impedir la certificación del triunfo del demócrata.