La matanza de 16 personas en un valle cocalero de Perú atribuida a remanentes de la guerrilla maoísta Sendero Luminoso es una advertencia para el próximo presidente, aunque es improbable que tenga efecto sobre el balotaje del 6 de junio entre el izquierdista Pedro Castillo y la derechista Keiko Fujimori, estiman analistas.

El atentado perpetrado el domingo desvió temporalmente la atención hacia un problema que subsiste desde hace cuatro décadas -el “terrorismo” y el narcotráfico- pero no alteró la campaña de ambos candidatos, que condenaron el ataque que evocó la violencia que vivió Perú durante el conflicto armado interno (1980-2000). “Después de este episodio todo volverá a la normalidad, no creo que implique un cambio mayor en la campaña a menos de dos semanas, y el día de la elección nadie se acordará de esto”, dijo a la AFP el periodista de investigación Ricardo León.

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“La campaña continúa, los indecisos no van a decidir su voto mirando lo que ha ocurrido en el valle”, agregó León, autor de un reciente libro sobre el narcotráfico y los senderistas en el mayor valle cocalero del país. Cuatro menores de edad figuran entre las 16 personas asesinadas en dos bares, donde había algunas prostitutas y homosexuales, con una crueldad definida como “limpieza social” por autoridades y analistas.

La matanza ocurrió en la aldea selvática de San Miguel del Ene, en el distrito de Vizcatán del Ene, que forma parte del valle cocalero conformado por los ríos Apurímac, Ene y Mantaro, conocido por su acrónimo de VRAEM, donde operan remanentes de Sendero, grupo al que el gobierno califica de “terrorista”. “Es común que hayan acciones armadas en contexto electoral, no lo hacen para levantar una candidatura frente a otro, actúan cuando tienen una oportunidad”, enfatizó León, al subrayar que este tipo de hechos se repite como letanía desde hace 40 años, cuando Sendero Luminoso inició sus acciones.

“Contra todos”

“Es difícil de medir el impacto en el balotaje, esta gente armada está contra todo y contra todos, pero esta vez hay indicios de nexos con la Coordinadora Continental bolivariana venezolana a través de un congresista electo peruano”, afirmó a la AFP el sociólogo Fernando Rospigliosi, asesor en temas de seguridad de Keiko.

“Es una señal al país la ferocidad con la que han actuado, es para que los tengan presentes cualquiera de los dos candidatos” que se convierta en el próximo presidente, apostilló. Los partidarios de Keiko intentan ligar a Castillo con Sendero, algo que el candidato izquierdista niega de plano. El partido Fuerza Popular de Keiko asegura que en seis meses se puede acabar con el terrorismo en el VRAEM.

“Se les derrota con inteligencia y golpe de mano, se les ubica y se les apresa o elimina”, asegura Rospigliosi. “Eso se puede hacer en seis meses, eso acabaría con el terrorismo en la zona y luego se enfrentaría al narcotráfico”, acotó. Pero según León, la propuesta de Keiko “es un exceso de optimismo”. Sin embargo, “lo inquietante es que el candidato Pedro Castillo no tiene claro qué hacer con ese problema”.

Motivos poco claros

Las razones de la matanza no están claras en momentos que surgen versiones de prensa de que en los bares había hombres armados, lo que levanta la hipótesis de un ajuste de cuentas entre grupos rivales. El presidente interino Francisco Sagasti dejó entrever también esa pista al decir que “esto puede ser un intento de represalia, y los habitantes están bajo amenaza”.

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“Todavía es muy temprano para saber cuál ha sido el motivo final para que se cometan estas atrocidades”, señaló por su lado el exministro del Interior Rubén Vargas al diario La República, alimentando la incertidumbre sobre lo ocurrido. “En el lugar se hallaron panfletos que conminaban a la población a no participar en el proceso electoral 2021”, indicó el Comando Militar, que atribuyó el ataque a una columna senderista dirigida por Víctor Quispe Palomino (“Camarada José”).

Casi todos los líderes de Sendero están presos, pero sus remanentes liderados por el “Camarada José” operan aún en el VRAEM, el mayor valle de cultivos de hoja de coca de Perú, que está bajo vigilancia militar desde 2006. Esos remanentes operan en alianza con bandas del narcotráfico, según las autoridades. Perú, Colombia y Bolivia son los mayores productores de hoja de coca y de cocaína en el mundo, de acuerdo a la ONU. Los encarcelados líderes históricos de Sendero, como su fundador Abimael Guzmán -condenado a perpetuidad desde 1992-, aseguran que esta facción no opera bajo su mando y rechazan lazos con el narcotráfico.

Fuente: AFP.

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