Además de la crisis pandémica, en Europa existe otra gran crisis y es la migratoria. En un solo día, el pasado martes específicamente, la ciudad española de Ceuta, que se encuentra al límite con el norte de África, fue escenario del arribo de aproximadamente 6.000 migrantes, quienes llegaron hasta la costa del mar nadando.
Según publicaciones de medios internacionales, 1.500 podrían ser menores de edad, a consecuencia, la policía española entró en acción realizando actividades de rescate. Tras estas tareas se revelaron conmovedoras imágenes de niños alcanzados por los buzos saliendo del agua, las mismas fueron viralizadas en las redes sociales.
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Todas las escenas causan gran impresión; sin embargo, una imagen fue la que llamó la atención de todos. La fotografía muestra a un oficial tomando a un bebé muy pequeño de la espalda de su madre, donde se mantuvo por dos días.
“Estuvimos atendiendo, mirando a las personas que creíamos que no llegarían. Iban con flotadores de juguete, con botellas vacías, agarrados a cualquier objeto. Algunos llevaban chalecos mal colocados“, mencionan. El agente que le salvó la vida al pequeño reveló que estaba helado, rígido, blanco y no realizaba ningún tipo de gesto.
De momento se sabe de la muerte de un solo joven, quien no logró llegar hasta la costa española, por lo que falleció ahogado. En este contexto cabe mencionar que son miles las personas de diferentes nacionalidades que escapan de su país con rumbo a España con el objetivo de ingresar de manera ilegal.
Los menores de la ola de migración
Mohamed, de 17 años, abandonó todo esta semana: sus estudios en un liceo, sus exámenes finales y su familia. Su único proyecto ahora es llegar al enclave español de Ceuta, como cientos de menores marroquíes que no ven ningún futuro en su país.
Desde el lunes 17 de mayo, una marea humana de más de 8.000 candidatos al exilio, en su gran mayoría marroquíes, cruzaron sin problemas al pequeño puerto español gracias a un relajamiento de los controles fronterizos marroquíes. Entre ellos hay un número impresionante de jóvenes que partieron solos y niños de baja edad llevados por sus familias.
La imagen de un bebé al que un agente de la guardia civil española salvó de ahogarse ha dado la vuelta al mundo, provocando horror en las redes sociales. Pero también se ha visto a adolescentes solos, a veces muy jóvenes, probar suerte en la frontera, llegar por mar a la playa española, ser rechazados o vagar por las calles de Ceuta.
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“Busco a mi hija de 15 años. Salió de casa para cruzar, otra chica me dijo que la vio en Ceuta. No tengo noticias, nadie sabe nada”, declara, visiblemente preocupado, Abdelhak Bouchahtaoui, un hombre de unos cincuenta años, cerca de la frontera.
Muchos padres se acercan a las rejas que separan a Marruecos de Ceuta con la esperanza de tener noticias de sus hijos que partieron al enclave español. Ouafa llegó de urgencia desde Tánger y quedó “aliviada” al encontrar a su hijo de 15 años, a pesar de que en un primer momento esperaba “que hubiese logrado cruzar la frontera”.
“Ningún futuro”
“Mi madre no deja de llamarme para que vuelva, pero la aventura no me da miedo”, dice Abdellah, de 16 años, a quien la guardia civil española devolvió el martes a territorio marroquí. Este joven desescolarizado desde hace dos años y empleado como mecánico en Tánger pasó la noche en un jardín cerca del paso fronterizo. Otros vagan por las calles de Castillejos, donde los habitantes les dan de beber y comer.
“No tengo ningún futuro aquí. Quiero trabajar para ayudar a mi familia”, afirma Mohamed, que llegó el miércoles a Castillejos tras una larga marcha. Apoyado contra un muro en la planta baja de un inmueble de la pequeña ciudad costera marroquí, no lamenta haber dejado sus estudios para probar suerte en la frontera.
Como él, la mayoría de los menores que quieren exiliarse provienen de familias pobres, están desescolarizados y a veces hacen pequeños trabajos para sobrevivir. En Castillejos, todos sueñan con una nueva brecha en los controles fronterizos.
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Por lo menos 4.800 migrantes, entre ellos 1.500 menores, fueron expulsados desde el lunes, según cifras del ministerio del Interior español. Este flujo “impresionante” de menores hacia la frontera no tiene precedentes según Omar Naji, un militante marroquí de derechos humanos que sigue la cuestión migratoria.
“Su expulsión por parte de España es contraria a los tratados internacionales de los derechos de los niños”, asegura indignado. “Las autoridades marroquíes los han implicado para presionar a España con fines políticos”, condena al mismo tiempo.
Una situación preocupante
El miércoles por la tarde, el flujo hacia Ceuta frenó poco a poco. Los pocos temararios que intentaban llegar al enclave a nado fueron rápidamente devueltos a la costa marroquí por la marina real. Del lado español, los que llegan por mar fueron detenidos también con rapidez y llevados a la frontera.
En 2018, el Consejo Económico, Social y Medioambiental de Marruecos (CESE), un organismo oficial, había advertido de la “vertiginosa” brecha que separa a los 11 millones de jóvenes marroquíes del resto de la sociedad y del “gran desafío” que plantea su inserción social.
Con problemas como la desescolarización, el desempleo, empleos poco calificados, salarios bajos y ausencia de cobertura social, los jóvenes de entre 15 y 34 años (un tercio de la población) son los grandes olvidados del crecimiento económico del país, según un informe de ese organismo. La situación se agravó más con la crisis vinculada a la pandemia de COVID-19. Dos de cada cinco jóvenes que viven en centros urbano estaban sin empleo, según cifras oficiales para 2020.
Fuente: AFP.