El Instituto Butantan afirmó el jueves que las reiteradas críticas del gobierno brasileño contra China afectan la llegada de insumos para la fabricación de la principal vacuna usada por Brasil contra el COVID-19, tras nuevas declaraciones del presidente Jair Bolsonaro.
“Obviamente esas declaraciones tienen impacto y estamos a merced de esa situación”, afirmó en una rueda de prensa Dimas Covas, director del instituto Butantan, vinculado al gobierno del estado de Sao Paulo. Covas respondía a una pregunta sobre el impacto posible de las declaraciones de Bolsonaro, quien el miércoles insinuó que China fabricó el virus en el marco de una “guerra química y bacteriológica”.
“Los militares saben lo que es una guerra química, bacteriológica y radiológica ¿No estaremos enfrentando una nueva guerra? ¿Qué país registró mayor crecimiento de su PIB? No se lo voy a decir”, declaró. China es el único miembro del G20 que en 2020 registró un crecimiento económico.
“Las autorizaciones [de embarque] se están realizando a un ritmo mucho menor del que podrían efectuarse” y “eso nos preocupa mucho”, admitió Covas. “Pueden faltar [insumos]. Y tenemos que poner eso en la cuenta principalmente de nuestro gobierno federal, que está remando en contra”, agregó.
Los retrasos ocurren en momentos en que Brasil registra más de 2.300 muertos por día en promedio semanal y totaliza casi 415.000 decesos, un balance superado solo por Estados Unidos. El Butantan produce la vacuna CoronaVac, del laboratorio chino Sinovac, la más difundida en el país sudamericano. Pero la falta de insumos obligó esta semana a aplazar la aplicación de la segunda dosis en numerosos estados, a causa de una demora en los embarques desde China, dijo Covas.
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Las dificultades para procurar vacunas para el país precipitaron el mes pasado la caída del canciller Ernesto Araújo, que también criticó en varias ocasiones al gobierno comunista chino. Por su parte, el ministro de Economía, Paulo Guedes, afirmó a fines de abril, sin saber que estaba siendo filmado, que “los chinos inventaron el virus”, aunque después se disculpó.
Desde el inicio de la pandemia, Bolsonaro mantiene un enfrentamiento con las autoridades de Sao Paulo en torno a las vacunas y las restricciones para contener el virus, en especial con el gobernador Joao Doria, uno de sus posibles rivales en las elecciones de 2022.
Una comisión parlamentaria inició esta semana sus interrogatorios para determinar posibles responsabilidades del gobierno en el descontrol de la pandemia. Una misión de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que en enero investigó el origen del coronavirus en Wuhan concluyó que es “extremadamente improbable” que el patógeno se originara en el laboratorio de máxima seguridad de la ciudad china.
Presión para usar cloroquina
El exministro brasileño de Salud Nelson Teich dijo este miércoles pasado ante una Comisión senatorial que su renuncia se debió a la presión del presidente Jair Bolsonaro para prescribir cloroquina contra el COVID-19, pese a ser un remedio ineficaz contra el virus y potencialmente peligroso.
Teich renunció en mayo de 2020, antes de completar un mes en el cargo. Fue el segundo de los cuatro ministros de Salud que se sucedieron en esa cartera desde el inicio de la pandemia que ya dejó cerca de 412.000 muertos, un balance superado solo por Estados Unidos.
Ese oncólogo de 63 años no había explicado hasta ahora públicamente el motivo de su renuncia y solo lo hizo este miércoles, ante una comisión parlamentaria (CPI) que investiga si el gobierno fue negligente en la gestión de la pandemia.
“Entendí que no iba a poder tener la autonomía y libertad necesarias para trabajar”, afirmó. “La falta de autonomía era más evidente en mis diferencias con el gobierno acerca de la eficacia y a cómo debía usarse el fármaco cloroquina en el tratamiento del COVID-19”, agregó.
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“Mi convicción personal, basada en estudios, era que no había evidencia de que fuese eficaz”, especificó. El predecesor de Teich en el cargo, Luiz Henrique Mandetta, refirió el martes ante la CPI que alertó “sistemáticamente” a Bolsonaro, sin ser oído, sobre las “gravísimas consecuencias” de sus posturas frente a la pandemia, que colapsó el sistema hospitalario de muchos estados brasileños.
Bolsonaro promovió constantemente aglomeraciones sin uso de mascarillas, criticó las medidas de distanciamiento y cuarentena decretadas por autoridades locales, argumentando que su impacto económico sería mucho más grave que el virus. También cuestionó la eficacia de las vacunas y defendió el uso de la cloroquina, al igual que el expresidente de Estados Unidos Donald Trump.
Varios estudios concluyeron que el fármaco es ineficaz contra el coronavirus y expusieron preocupaciones sobre sus posibles efectos colaterales, afectando órganos como el hígado o el corazón.
Fuente: AFP.