Varios cientos de manifestantes marcharon en Brasil este domingo pasado para protestar contra un fallo de la Corte Suprema que permite a las autoridades prohibir los servicios religiosos presenciales en aplicación de las restricciones vigentes para combatir el COVID-19.
La “Marcha de la familia cristiana por la libertad” tuvo lugar después de que el tribunal superior dictaminara el jueves, en una decisión 9-2, que los gobiernos regionales tienen derecho a suspender los servicios religiosos en un momento en que el coronavirus está matando a miles de personas al día en Brasil.
Lea más: Muy pronto veremos a Phobe Waller-Bridge en Indiana Jones
Con carteles y pancartas con mensajes como “Feliz la nación cuyo Dios es el Señor” y “Abajo la Corte Suprema”, alrededor de 500 cristianos evangélicos y católicos conservadores marcharon hasta la sede del Congreso en Brasilia, donde oraron al aire libre.
También se llevaron a cabo marchas en varias otras ciudades, incluidas Sao Paulo y Rio de Janeiro. Los manifestantes exigieron “libertad religiosa”, advirtieron contra la influencia “comunista” y expresaron su apoyo al presidente Jair Bolsonaro, un católico conservador que se ha opuesto firmemente a las prohibiciones locales de servicios religiosos.
El floreciente movimiento cristiano conservador es un bloque clave de apoyo al mandatario ultraderechista, que se presentará a la reelección en octubre del próximo año.
Lea más: Daniel Barenboim, enemigo eterno de la rutina
Bolsonaro, que ha criticado los llamados a “quedarse en casa” para contener el COVID-19, se ha enfrentado repetidamente con las autoridades estatales y locales que imponen tales restricciones en un intento por frenar la propagación del coronavirus.
Brasil atraviesa una oleada mortal de COVID-19 que se cobró más de 3.000 vidas por día en promedio durante la semana pasada, de lejos la cifra más alta del mundo en ese plano. La pandemia ha matado a más de 350.000 personas en el país, un número sólo superado por Estados Unidos.
Fuente: AFP.