El papa Francisco hizo una salida inusual este domingo fuera del recinto del Vaticano para celebrar una misa sobre la “misericordia divina” con presos, refugiados y personal sanitario.
La misa se celebró en una iglesia cercana a la Plaza de San Pedro, ante una congregación reducida de unas 80 personas, debido a las restricciones por el coronavirus.
Entre ellas, había presos de dos cárceles de Roma y de un centro de detención de jóvenes, así como refugiados de Siria, Nigeria y Egipto y personal de enfermería de un hospital cercano.
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En su homilía, el líder espiritual de los 1.300 millones de católicos del mundo destacó la importancia que tiene para los cristianos servir a los demás.
“No permanezcamos indiferentes. No vivamos una fe a medias, que recibe pero no da (...) Hemos sido misericordiados, seamos misericordiosos”, dijo Francisco.
El papa, que tiene 84 años y fue vacunado contra el coronavirus antes de su viaje a Irak a principios de marzo, no llevó mascarilla durante el servicio.
Los que hicieron las lecturas de la Biblia tampoco llevaban mascarillas mientras que todos los demás en la iglesia, incluidos los monaguillos y otros sacerdotes, sí lo hicieron.
Fuente: AFP.