Turquía se defendió este jueves de las acusaciones en su contra por un fallo en el protocolo durante una visita a Ankara de la presidenta de la Comisión Europea, quien se quedó sin asiento y terminó en un sofá, una imagen que ha provocado una viva polémica.
El gobierno de Turquía responsabilizó a la Unión Europea (UE) del desaire a Ursula von der Leyen, en lo que se ha bautizado como el “sofagate”. “Las solicitudes de la UE fueron respetadas. Esto quiere decir que la disposición de los asientos se hizo siguiendo sus peticiones”, dijo el ministro turco de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, en una rueda de prensa.
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“Las acusaciones contra Turquía son injustas. Turquía es un Estado muy arraigado y no es la primera vez que recibimos a dignatarios extranjeros”, agregó. También afirmó que Turquía se sentía obligada a hacer esta aclaración ante las “acusaciones en su contra”.
Los servicios de protocolo situaron a la presidenta de la Comisión Europea en un sofá el martes en una reunión de presidentes de las instituciones de la Unión Europea con el jefe de Estado turco, Recep Tayyip Erdogan, en Ankara. Sin embargo, al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se le atribuyó un sillón junto a Erdogan.
En Bruselas, el caso fue discutido inicialmente como un desaire a la única mujer presente en la reunión, pero la polémica rápidamente se convirtió en una discusión sobre el orden jerárquico entre Michel y Von der Leyen y sus aparentes disputas, así como la imagen de desunión que ambos ofrecieron.
Pedidos de audiencia
El eurodiputado Manfred Weber, líder del mayoritario bloque conservador en el Parlamento Europeo, pidió este jueves una reunión del legislativo con los dos líderes, por considerar que la visita “se tradujo en un símbolo de desunión”. Esa visita “debió ser un mensaje de firmeza y de unión de los europeos con relación Turquía”, comentó Weber, quien añadió que “esperamos más de la política externa europea”.
De igual forma, la eurodiputada española Iratxe García, jefa del bloque parlamentario de los Socialistas y Demócratas, pidió este jueves que se convoque a Michel y Von der Leyen a una sesión del Parlamento para “aclarar lo sucedido y [discutir] cómo respetar las instituciones europeas”.
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“Las relaciones entre la UE y Turquía son cruciales. Pero la unidad de la UE y el respeto a los derechos humanos, incluyendo los derechos de las mujeres, también son cruciales”, señaló García. Para el ministro francés de Asuntos Europeos, Clément Beaune, las imágenes de lo ocurrido en Ankara “duelen”.
En un mensaje en Facebook, Michel apuntó que “la estricta interpretación de las reglas de protocolo por parte de los servicios de Turquía produjo una situación tirante: el tratamiento diferenciado, hasta disminuido, a la presidenta de la Comisión Europea”.
“Aún percibiendo la naturaleza lamentable de la situación, hemos escogido no agravarla con un incidente público, y privilegiar la substancia de la discusión política”, escribió Michel. Michel y Von der Leyen habían organizado esa visita a Turquía como parte de los esfuerzos para recomponer las relaciones entre Bruselas y Ankara, después de las graves tensiones que se verificaron en 2020.
Sin embargo, días antes de la visita Von der Leyen había criticado ásperamente al gobierno de Turquía por su retirada de la Convención internacional contra la violencia contra mujeres y niños. Por ello, inicialmente el episodio de la silla fue visto como una respuesta turca a esa postura de la funcionaria alemana.
El portavoz de Von der Leyen dijo en Bruselas que había insistido el miércoles que la presidenta de la Comisión decidió dar prioridad a los temas a discutir con Erdogan, en lugar de insistir sobre el tema del sofá. “Son cuestiones de organización interna”, dijo Eric Mamer a los periodistas.
Turquía, un país miembro de la OTAN, es un aliado fundamental para la UE, que está dispuesta a iniciar conversaciones de alto nivel y discutir facilidades migratorias, a cambio de que Ankara modere su conducta en el Mediterráneo y cese las “provocaciones”.
Fuente: AFP.