Los bombardeos iraníes en Pakistán y la réplica pakistaní en suelo iraní contra bastiones de grupos insurgentes esta semana crearon un nuevo foco de tensión en una región que ya está al rojo vivo, señalan los analistas. “Ninguna de las dos partes había llevado a cabo este tipo de ataque anteriormente”, afirma a la AFP Nausheen Wasi, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad de Karachi, preocupada por el riesgo de una “escalada”.
Pakistán, único país musulmán dotado del arma nuclear, y la vecina República Islámica de Irán enfrentan desde hace décadas a grupos insurgentes a lo largo de los 1.000 km de frontera que comparten. Irán anunció el martes que bombardeó en territorio pakistaní posiciones del “grupo terrorista” Jaish al Adl.
Pakistán replicó el jueves, bombardeando bases de separatistas pakistaníes de etnia baluchí en territorio iraní. El ataque iraní dejó dos niños muertos, según Islamabad, en tanto que al menos nueve personas, entre ellas cuatro niños y tres mujeres, murieron por los bombardeos pakistaníes, según medios estatales iraníes.
Pakistán retiró además a su embajador en Irán y prohibió el regreso del enviado iraní a Islamabad. Ambos países se critican mutuamente por no ser capaces de controlar a los grupos armados que operan desde el territorio de su vecino. Los bombardeos se suman a las múltiples crisis en Medio Oriente, empezando por la guerra entre Israel y Hamás en Gaza, desencadenada el 7 de octubre por la sangrienta incursión de milicianos islamistas en el sur de Israel.
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La agudización de algunos conflictos está relacionada con la guerra en Gaza. Los rebeldes hutíes de Yemen, que cuentan con el respaldo de Irán, atacaron en las últimas semanas buques mercantes en el mar Rojo, en solidaridad con los gazatíes. Y las fuerzas israelíes intercambian disparos casi a diario con el movimiento islamista proiraní Hezbolá en la frontera con Líbano.
Pero también se calentaron conflictos paralelos. Irán atacó el martes con misiles balísticos bases “de espionaje” y objetivos “terroristas” en Siria y en el Kurdistán iraquí. Según Sanam Vakil, del grupo de reflexión británico Chatham House, Irán prevé que las tensiones con Israel, su enemigo jurado, “aumenten” a medida que se prolongue la guerra en Gaza y con sus bombardeos “está fijando líneas rojas para mostrar directamente a Israel a qué responderá o no”.
“Irán quiere reforzar su posición”, coincide Nausheen Wasi. “Los ataques son una advertencia a la comunidad internacional, más que a Pakistán”. La respuesta pakistaní aviva de todos modos los temores de una escalada. Pero “la consecuencia de la nueva situación es que los dos países están (ahora) aparente y simbólicamente igualados”, estima Antoine Levesques, del International Institute for Strategic Studies (IISS).
“Los riesgos de una nueva escalada son mínimos y pueden disminuir con el tiempo”, predice. Sanam Vakil considera que la respuesta pakistaní “parece bastante moderada” y copia el método de Irán, que subrayó que sólo ataca a grupos iraníes que operan desde el extranjero.
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La agencia iraní Fars indicó que las víctimas del jueves serían de nacionalidad pakistaní, sin citar ninguna fuente. “Realmente hay margen para la desescalada”, cree Vakil. “Podrían encontrar una solución que permita (a todos) guardar las apariencias”, añade. Pakistán celebrará elecciones generales el 8 de febrero, y el todopoderoso ejército ya ha sido acusado de intentar influir en el resultado.
El ex primer ministro Imran Khan, el político más popular del país, está actualmente detenido y fue declarado inelegible durante cinco años, tras arremeter contra el ejército. Otro ex primer ministro, Nawaz Sharif, que dirigió el país tres veces, es considerado como favorito de los comicios y los analistas creen que goza del apoyo de los militares.
Pakistán también se enfrenta a un fuerte aumento de los atentados en la frontera con Afganistán y a una degradación de sus relaciones con las autoridades talibanes de Kabul. “No subestimen el impulso político que el ejército podría obtener de esta represalia contra Irán”, señala Michael Kugelman, director del Instituto de Asia del Sur del Wilson Center de Washington.
“Su represión contra Imran Khan y su partido avivó la ira pública contra el ejército. El ataque en represalia podría tener un efecto unificador en torno a la bandera, aunque solo fuera momentáneo”, escribió en la red social X.
Fuente: AFP.