Las unidades de pruebas para detección de COVID-19 de los hospitales de Buenos Aires se vieron este lunes colmadas de personas con síntomas compatibles que aguardaron hasta cuatro horas para ser hisopados en medio de los crecientes contagios en el país sudamericano, constató la AFP.

Este lunes, luego del feriado de Semana Santa, se reportaron 272 muertes, lo que llevó el balance total a 56.471 muertos. En las últimas 24 horas se reportaron 13.667 nuevos casos, por lo que la cifra total de contagios alcanzó a 2.407.159 sobre una población de 45 millones de habitantes, con récord diario en la capital argentina (+2.428).

En la vereda del Hospital Durand de Buenos Aires, en el barrio de Caballito, una paciente fila de personas aguardó por horas para hisoparse, muchos con fiebre, dolor de cabeza y tos.

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“Estamos hace cuatro horas esperando porque estamos con síntomas por un contacto positivo que vive con nosotros”, explicó Jazmín Medina, una vendedora de 26 años.

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A su alrededor varios optaron por recostarse en el suelo para mitigar la espera. “Es increíble cómo no avanza (la fila), no sé qué pasa, mucha gente se siente peor y está todo colapsado parece porque está todo muy mal”, sostuvo la joven.

Argentina transita una segunda ola de contagios con la circulación de las cepas de Brasil y del Reino Unido, mientras la vacunación avanza con dificultades debido al retraso en la llegada de dosis.

El presidente Alberto Fernández, de 62 años, dio positivo el viernes pese a haber recibido las dos dosis de la vacuna Sputnik V y se encuentra aislado.

Este lunes el parte oficial indicó que “su cuadro clínico es leve” y precisó que el estudio de secuenciación de genoma determinó que el linaje del virus que lo afecta “no se corresponde con ninguna de las nuevas variantes que circulan y que generan preocupación”.

Vladimir Putin lo llamó este lunes para desearle una “pronta y completa recuperación”, según un comunicado del Kremlin.

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“Muy asustados”

“Ahora llega a casi dos cuadras de cola, yo creo que sí, estamos empezando a estar en una situación complicada, hay muchos casos”, dice Fernando Bardelli, un empleado de 49 años que también acudió a hisoparse ante la sospecha de padecer COVID-19.

En el hospital Rivadavia y en el Pedro de Elizalde, ambos en la capital argentina, se repiten las filas y la angustia. “Estamos todos muy asustados, la gente no se cuida, no usa el barbijo [tapaboca], los bares están abiertos hasta cualquier hora”, se quejó Nathaly Basualdo una cajera de 38 años también con síntomas y a la espera del test.

“Bastante mal todo, la gente tiene mucho miedo”, concluyó. Argentina aplicó el año pasado un duro confinamiento durante varios meses y, pese al impacto económico con una contracción del Producto Interno Bruto de 9,9%, logró evitar el colapso del sistema sanitario.

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Después de un año escolar sin clases presenciales en 2020, las escuelas volvieron a abrir en marzo para el nuevo ciclo del calendario austral. Las actividades comerciales y productivas se reanudaron hace meses y hay resistencia a cerrar de nuevo.

Pero los epidemiólogos expresan preocupación. “¿Qué pasa si en dos semanas tenemos 30.000 o 35.000 detectados [diarios]? Ya no vamos a tener que tomar medidas parciales, vamos a tener que hacer un cierre global. Yo creo que se tendrían que haber tomado medidas restrictivas antes de Semana Santa”, sostuvo el médico inmunólogo Jorge Geffner.

Durante los feriados de Semana Santa miles de personas se desplazaron hacia destinos turísticos internos. Las fronteras sin embargo permanecen cerradas. La ocupación en las terapias intensivas alcanzó este lunes a 56,1% a nivel nacional y trepó al 62,0% en la ciudad de Buenos Aires y su periferia.

“Hay un aumento exponencial de casos, más rápido que el año pasado, y son más jóvenes los que están usando terapia intensiva”, explicó la médica Rosa Reina, presidenta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva. “Está el temor de que el sistema de salud se sature porque no da tiempo al recambio”, advirtió.

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Hasta ahora, Argentina ha recibido tan solo unas 7 millones de vacunas de las más de 60 millones que tiene comprometidas en distintos acuerdos.

Fuente: AFP.

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