El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, calificó el martes de “indignante” la condena a cadena perpetua por narcotráfico impuesta en Estados Unidos contra su hermano, “Tony” Hernández, a quien fiscales de Nueva York creen colaborador del gobernante en el negocio de la droga.
“Esto que ha ocurrido hoy es algo duro para la familia y no se lo deseo a nadie. Me resulta indignante, increíble que los testimonios falsos de asesinos confesos sean escuchados y valorados de esa forma”, dijo en una declaración distribuida a la prensa por la Presidencia. Agregó que acudirán a “otras instancias” para probar la inocencia de su hermano.
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La familia de “Tony” Hernández, condenado por un tribunal de Nueva York a cadena perpetua por traficar drogas a Estados Unidos con la presunta colaboración de su hermano, el presidente de Honduras, clamó el martes por su inocencia.
“Juan Antonio Hernández es inocente y ante una decisión absolutamente injusta e inhumana, ha decidido acudir en apelación”, dijeron sus familiares en un comunicado divulgado por la presidencia.
Fuente: AFP.
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Extraditaron a EEUU a expresidente de Honduras por narcotráfico
El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, fue extraditado este jueves a Estados Unidos, que lo acusa de recibir “millones de dólares” de los cárteles de la droga.
A cambio del dinero, que incluye un millón de dólares del encarcelado capo Joaquín “Chapo” Guzmán, los narcotraficantes pudieron operar en Honduras con “total impunidad”, según la justicia estadounidense que acusa a Hernández de crear un “narcoestado”. “Soy inocente y estoy siendo sometido a un proceso de manera injusta”, dijo Hernández en un video divulgado en Tegugigalpa horas antes de abordar el avión de la DEA que lo trasladó a Estados Unidos.
El ex mandatario, que dejó el poder el 27 de enero tras ocho años en la presidencia, comparece este viernes ante el juez Stewart D. Aaron del tribunal del distrito sur de Manhattan, que decretará su prisión provisional o, por el contrario, si le deja en libertad condicional hasta que se siente en el banquillo para responder por los tres cargos de los que se le acusa.
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Hernández, de 53 años, está acusado de tráfico de cocaína y uso o porte y conspiración para uso o porte de armas de fuego, que le pueden dejar el resto de su vida en la cárcel. Según un documento de la Fiscalía hecho público el jueves, Hernández está acusado de “participar y conspirar en una asociación ilícita violenta y corrupta de tráfico de drogas” que envió “500 toneladas” de cocaína a Estados Unidos entre 2004 y 2022.
Con esos fondos de origen ilícito, se “enriqueció y financió su campaña política y cometió fraude electoral” en los comicios presidenciales de “2013 y 2017″. A cambio, “protegió a traficantes de droga”, entre ellos a su hermano Juan Antonio “Tony” Hernández Alvarado (condenado en Estados Unidos a cadena perpetua).
Redes de tráfico
El departamento de Justicia “está decidido a desbaratar todo el ecosistema de las redes de tráfico de droga que dañan a los estadounidenses”, independientemente de donde estén y quién sea, dijo el fiscal general de Estados Unidos Merrick Garland en Washington.
Ann Miller, de la DEA, la agencia contra las drogas estadounidense, aseguró que este caso “debería enviar un claro mensaje” a todo líder extranjero que “abusa corruptamente de su poder para apoyar a los cárteles de la droga”. “Si creen que pueden esconderse detrás de su cargo, están equivocados”, dijo.
El ex mandatario era un aliado de Washington y se ha presentado como un adalid de la lucha contra la corrupción y el narcotráfico. Durante su gobierno, se extraditaron 28 capos y que otros 31 se entregaron a Estados Unidos y se incautaron 41.240 kilos de cocaína entre 2014 y 2021.
Hernández culpa más bien de su situación a las acusaciones “en base a mentiras” de los capos de la droga que su gobierno ayudó a extraditar y que buscarían acuerdos con la Fiscalía estadounidense para reducir sus penas. El exgobernante incluso llegó jactarse de los elogios de Washington por la labor de su gobierno en la incautación de drogas y la lucha contra el crimen organizado.
Ya corrían rumores
“A mí siempre me llamó mucho la atención que visitara Washington y se tomara fotos con el presidente durante el tiempo de (Donald) Trump”, dice a la AFP el expresidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís (2014-2018), porque “ya para entonces corrían rumores de un posible vínculo del presidente Hernández con el narco”.
“El momento para haber terminado con esto fue la elección de 2017 y me llamó mucho la atención que no se concretara, pero uno de los argumentos que quizá pesó más fue que el presidente Hernández era la pieza central de la estrategia migratoria de los Estados Unidos en Centroamérica respecto a los llamados terceros estados seguros” para controlar la migración, sostiene Solís, actual director del Centro Kimberly Green para América Latina y el Caribe de la Universidad de Florida.
En 2017, cuando logró ser elegido para un segundo mandato en medio de acusaciones de fraude por parte de la oposición y enfrentamientos ciudadanos que dejaron una treintena de muertos, Estados Unidos fue uno de los primeros gobiernos en saludar su triunfo.
“Nunca creí que esta lucha por la paz de nosotros los hondureños nos llevaría a ser conocidos como narco-Estado. Sabía que esta lucha no sería fácil, tendría muchos riesgos”, lamentó recientemente Hernández.
Además de su hermano menor y exdiputado Antonio “Tony” Hernández, el narcotraficante hondureño Geovanny Fuentes Ramírez fue condenado en febrero también en Nueva York a cadena perpetua por tráfico de cocaína en el mismo caso y Fabio Lobo, hijo del expresidente Porfirio “Pepe” Lobo (2010-2014) cumple 24 años de cárcel por tráfico de cocaína.
Otro exfuncionario que aguarda extradición es el exjefe de la Policía Nacional Juan Carlos ‘El Tigre’ Bonilla, acusado de “supervisar” las operaciones de narcotráfico del expresidente. Hernández sigue la estela de otros exmandatarios latinoamericanos juzgados por la justicia estadounidense, como el guatemalteco Alfonso Portillo o el panameño Antonio Noriega.
Fuente: AFP.
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Ex presidente preso espera extradición
El juez “ha resuelto decretar detención provisional al ciudadano Juan Orlando Hernández Alvarado a fin de garantizar su presencia” en la segunda audiencia el 16 de marzo, anunció el portavoz de la Corte Suprema de Justicia, Melvin Duarte, sobre el ex presidente de Honduras, detenido el martes pasado, y sobre quien pesa un pedido de extradición a EEUU por narcotráfico.
A más tardar dos días antes de esa nueva audiencia EEUU debe remitir al juzgado “las pruebas que sustentan la solicitud de extradición, así como la calificación de los delitos (...) y las penas que tengan relación con los cargos atribuidos al señor Hernández”, añadió el portavoz.
En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, Hernández fue trasladado a la sede de las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional en donde quedará recluido.
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Expresidente de Honduras quedará en prisión para procesar extradición a EEUU por narcotráfico
El juez “ha resuelto decretar detención provisional al ciudadano Juan Orlando Hernández Alvarado a fin de garantizar su presencia” en la segunda audiencia el 16 de marzo, anunció el portavoz de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Melvin Duarte, sobre el expresidente de Honduras, detenido el martes pasado, y sobre quien pesa un pedido de extradición a Estados Unidos por narcotráfico.
A más tardar dos días antes de esa nueva audiencia Estados Unidos debe remitir al juzgado “las pruebas que sustentan la solicitud de extradición, así como la calificación de los delitos (...) y las penas que tengan relación con los cargos atribuidos al señor Hernández”, añadió el portavoz.
En medio de un fuerte dispositivo de seguridad, Hernández fue trasladado a la sede de las Fuerzas Especiales de la Policía Nacional en donde quedará recluido. Según Duarte, en otros casos los procesos de extradición no han demorado más de cuatro meses. El jefe de las Fuerzas Especiales, Miguel Pérez, dijo que Hernández fue instalado en una habitación con una cama matrimonial y un baño, con espacio suficiente donde hace ejercicios.
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Por su parte, Ana García, esposa de Hernández, en un comunicado reconoció que “como familia estamos viviendo momentos difíciles que no se los deseamos a nadie”, pero “Dios es nuestra principal fortaleza y en él confiamos que hará justicia”.
“¡No está solo!”, gritaban decenas de simpatizantes del Partido Nacional (PN, derecha) de Hernández que llegaron a apoyarlo frente a la Corte, mientras simpatizantes del ahora oficialista partido Libertad y Refundación (Libre, izquierda) celebraban la detención. Hubo conato de enfrentamientos entre ambos grupos.
Hernández, de 53 años, es acusado por el gobierno estadounidense de traficar unas 500 toneladas de cocaína a través de Honduras a sabiendas de que terminaría en Estados Unidos, indicó la embajada estadounidense en Tegucigalpa en un comunicado.
Detenido el martes en la puerta de su casa en Tegucigalpa por la policía hondureña en coordinación con agencias estadounidenses, entre ellas la agencia antidrogas DEA, Hernández no ofreció resistencia y dejó que le pusieran un chaleco antibalas y lo esposaran de pies y manos con cadenas. El juez lo citó para la mañana del miércoles para la primera audiencia, en la que le leyó los cargos y decidió enviarlo a detención preventiva hasta la próxima audiencia.
“Narcoestado”
El expresidente de derecha que dejó el poder a la izquierdista Xiomara Castro el 27 de enero, tras gobernar Honduras durante ocho años, es acusado de tres cargos, entre ellos “conspiración para importar una sustancia controlada a los Estados Unidos”.
También se le acusa de “usar o portar armas de fuego (...) ametralladoras y dispositivos destructivos”. Un tercer cargo es por “conspiración para usar o portar armas de fuego (...) en apoyo a la conspiración de importación de narcóticos” a Estados Unidos.
Fiscales estadounidenses calificaron a JOH de “co-conspirador” en la acusación contra su hermano Tony Hernández, un exdiputado que fue condenado a cadena perpetua por narcotráfico en Nueva York el año pasado. Afirmaron que el expresidente convirtió a Honduras en un “narcoestado”.
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Durante el juicio de Tony, fiscales estadounidenses aseguraron que JOH “ha recibido millones de dólares en coimas de narcotraficantes como el Chapo Guzmán, que personalmente entregó un millón de dólares” a Tony para sobornar a su hermano.
Geovanny Fuentes, otro narco hondureño juzgado en Nueva York y condenado en febrero a cadena perpetua, fue acusado por Estados Unidos de actuar en connivencia con JOH. Hernández niega todo y asegura que Estados Unidos basa sus acusaciones en “declaraciones de narcotraficantes y asesinos confesos” que fueron extraditados por su gobierno.
El exmandatario es actualmente diputado del Parlamento Centroamericano (Parlacen), un beneficio al que acceden todos los expresidentes de la región al dejar el cargo. Pese a que sus abogados afirman que ello le otorga inmunidad, el reglamento del Parlacen no contempla este privilegio para quienes no gozan de inmunidad en su propio país. Los diputados hondureños no tienen inmunidad.
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El Parlacen puede asimismo “levantar y suspender las inmunidades y privilegios de sus diputados” a pedido de los gobiernos de los países que lo integran. El jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, dijo la semana pasada que Hernández fue incluido en julio en un listado de personas señaladas de corrupción o de socavar la democracia en Centroamérica, y ordenó “restricciones de visa contra el expresidente (...) debido a actos corruptos”.
“Según múltiples informes creíbles de los medios”, Hernández “se ha involucrado en corrupción significativa al cometer o facilitar actos de corrupción y narcotráfico, y al utilizar las ganancias de actividades ilícitas para campañas políticas”, afirmó Blinken.
Fabio Lobo, hijo del expresidente de Honduras Porfirio “Pepe” Lobo (2010-2014) -del Partido Nacional, el mismo que los Hernández- fue condenado a 24 años de cárcel en Nueva York en 2017 por ayudar a traficar 1,4 toneladas de cocaína a Estados Unidos.
Fuente: AFP.
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Con mucha incertidumbre se desarrollaron las elecciones en Honduras
Los hondureños votaron este domingo en medio de temores de violencia y llamados a la calma de los candidatos, en unos comicios de final incierto para suceder al derechista Juan Orlando Hernández, quien culmina su mandato señalado por narcotráfico en Estados Unidos. El miedo al fraude, algo que la oposición ya denunció en los anteriores comicios de 2017, y la muerte de al menos 31 personas vinculadas a las elecciones durante esta campaña avivan las tensiones.
La jornada inició con un llamado del presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Kelvin Aguirre, para unas elecciones “en paz, tranquilidad, sin temor y sin violencia”. Más de cinco millones de ciudadanos pudieron votar hasta las 17:00. Los resultados empezarán a conocerse unas tres horas después.
La candidata izquierdista Xiomara Castro, del opositor partido Libre, es favorita al igual que Nasry Asfura del gobernante Partido Nacional (PN, derecha), actual alcalde de Tegucigalpa que se ha beneficiado de oportunas entregas de bonos del gobierno a familias vulnerables.
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“Ni una gota de sangre”
“Deseamos que sea una fiesta cívica, en paz, en tranquilidad”, dijo Castro, de 62 años, tras votar en el barrio de El Espino, en Catacamas, 170 km al este de Tegucigalpa. “Van a intentar provocar al pueblo, entendemos que hay desesperación, especialmente de aquellos que han estado gobernando estos 12 años”, aseguró.
Previo a emitir su voto en la capital, el oficialista Asfura, de 63 años, conocido como “Papi a la Orden”, se comprometió a respetar los resultados. “Debemos, como caballeros, y como hombres, aceptar las cosas, pero hasta que se cuente el último voto”, sostuvo. “La paz y la tranquilidad no tiene precio y óiganme bien: ni una gota de sangre tiene precio”, declaró.
Los comicios se desarrollaban con normalidad, según observadores internacionales. Los comentarios ciudadanos destacaban la amplia participación, con filas de 200 metros en algunos recintos. Tras emitir su voto, el presidente Hernández mostró su apoyo a Asfura, pidió calma y recomendó a quien lo suceda que mantenga “la macroeconomía sólida” y no descuide la seguridad.
Antecedentes de revueltas
“Si el PN gana las elecciones, aunque sea legítimamente, habrá un nivel de violencia preocupante”, dijo a la AFP el analista Raúl Pineda, abogado y exlegislador de esa formación. “Nos perjudicaría si hay disturbios. Creo que no es conveniente para la economía del país, esperamos elecciones pacíficas y tranquilas”, dijo Luis Gómez, de 26 años, un comerciante en el barrio de La Sosa.
En 2017, el presidente Hernández logró reelegirse en medio de acusaciones de fraude desde la oposición. Protestas reprimidas por el gobierno dejaron una treintena de fallecidos. “Se ha desarrollado una especie de paranoia, la gente se está preparando para la guerra”, y hay ciudadanos que en los últimos días se han abastecido de comida y agua ante el temor de no poder salir luego a comprar, indicó Pineda.
Todo esto en un país ya golpeado por la violencia de las pandillas, el narcotráfico y dos feroces huracanes en 2020, donde el 59% de sus 10 millones de habitantes vive en la pobreza. Además de un desempleo que pasó de 5,7% en 2019 a 10,9% en 2020, en gran parte debido a la pan demia del coronavirus.
Bajo el ojo de Washington
Washington está sumamente atento a lo que suceda en Honduras, estimó Pineda. No quiere que una nueva crisis aliente aún más las olas migratorias que van de Centroamérica a Estados Unidos. Castro, quien asegura promover un “socialismo democrático” con una agenda progresista, ha sido tildada de comunista por sus rivales, y ese discurso ha calado en algunos simpatizanes.
“Muchas características de Venezuela las quieren traer aquí a Honduras y no las aceptamos”, dice Rosa Díaz, una ama de casa de 26 años que vota por “Papi”, porque cree que “es diferente”. Los hondureños también elegirán a 128 diputados y 20 representantes del parlamento centroamericano.
“Narcogobiernos”
El PN gobierna desde que el exmandatario Manuel Zelaya, esposo de Castro, fue derrocado en 2009 en un golpe de Estado apoyado por la derecha, debido a su cercanía con el chavismo. Pero escándalos de corrupción y narcotráfico han salpicado a Hernández. Tony, su hermano, cumple cadena perpetua en Estados Unidos por tráfico de drogas. Los narcos que el presidente ayudó a extraditar a ese país -y los fiscales que enjuiciaron a su hermano- lo acusaron de estar involucrado en el narcotráfico.
“Hemos experimentado este gobierno por 12 años y hemos ido de mal en peor. Tenemos la expectativa de algo nuevo”, consideró el comerciante Luis Gómez. Asfura, en tanto, fue acusado en 2020 de malversar fondos públicos, nombrado en los Papeles de Pandora y vinculado al tráfico de influencias en Costa Rica.
El tercer candidato en preferencias de los 13 en carrera, Yani Rosenthal (Partido Liberal), pasó tres años en una cárcel de Estados Unidos por lavar dinero del narcotráfico. “Honduras es conocido internacionalmente como un narcoestado, pero no hay narcoestados, solo narcogobiernos”, consideró Pineda.
Fuente: AFP.