Al menos 19 personas murieron el sábado en la represión de nuevas manifestaciones prodemocráticas en Birmania, una sangrienta jornada condenada internacionalmente y en la que los militares en el poder celebraron un impresionante desfile en la capital, Naipyidó.
El balance de al menos 19 víctimas mortales se basa en un recuento de la AFP una vez confirmadas las muertes de nueve personas en la región de Mandalay, en el centro, seis en Rangún, el corazón comercial del país, tres en el estado de Shan (norte) y uno en la ciudad histórica de Bagan. Pero la prensa local afirma que el número de fallecidos en esta jornada es muy superior.
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El país vive sumido en una profunda crisis desde que los militares depusieron al gobierno civil de Aung San Suu Kyi en un golpe el 1 de febrero, tras el que se desencadenó una gran revuelta para pedir el retorno de la democracia. La violenta represión de las fuerzas de seguridad a primera hora frustró los planes de protestas en varias ciudades, coincidiendo con el desfile militar que se organiza cada año con motivo del Día de las Fuerzas Armadas.
Miles de soldados, tanques, misiles y helicópteros se sucedieron en una gran explanada frente a los generales y sus escasos invitados, entre ellos las delegaciones rusa y china, países que no han condenado el golpe. El líder de la junta, el general Min Aung Hlaing, volvió a defender el golpe debido al presunto fraude en las elecciones de noviembre, en las que venció el partido de Aung San Suu Kyi, y prometió ceder el poder tras unas nuevas elecciones. “La democracia que deseamos sería una democracia indisciplinada si se violara la ley y no se respetara”, aseguró.
Muerte y caos
A media jornada, la violencia había estallado en todo el país. En Rangún columnas de humo se elevaban sobre la antigua capital del país, que se ha convertido en foco de disturbios en las últimas semanas. Una concentración nocturna frente a una comisaría de policía en el sur de la ciudad terminó con la muerte de al menos seis personas. “Las condiciones sobre el terreno dan mucho miedo en este momento”, dijeron los testigos.
En la región central de Mandalay, se registraron al menos nueve muertos en las últimas horas. Un médico de la ciudad de Wundwin confirmó la muerte de dos manifestantes. Una manifestación ante la presión de Insein también se convirtió en un caos cuando los soldados empezaron a disparar. Al menos uno de los manifestantes murió, un agente de policía de 21 años, Chit Lin Thu, que se había unido al movimiento contra el golpe.
“Estoy muy triste por él, pero al mismo tiempo estoy orgulloso de mi hijo”, afirmó a la AFP Joseph, su padre. También en la región central, en Meiktila, murieron dos manifestantes, “un hombre de 35 años y una niña de 14”, dijo a la AFP Thura Lwin OO, un socorrista. En el estado de Shan, al norte, la policía y el ejército abrió fuego contra una concentración de estudiantes universitarios, dijeron testigos a la AFP. Un socorrista confirmó la muerte de al menos tres personas, corroborando informaciones de medios locales, pero su equipo no pudo retirar los cadáveres.
En Nyaung-U, cerca de Bagan, famoso lugar protegido por la Unesco, un guía turístico fue asesinado a tiros mientras participaba en una protesta. Estas muertes provocaron la condena de la Unión Europea, Estados Unidos y el Reino Unido. “Este 76º Día de las Fuerzas Armadas se recordará como una jornada de terror y de deshonor” dijo la embajada de la Unión Europa en Rangún. La embajada de Estados Unidos así como el embajador de Reino Unido en Birmania también condenaron la violencia.
“Las fuerzas de seguridad están matando civiles desarmados, niños, la gente a la que juraron proteger”, lamentó un comunicado de la sede diplomática estadounidense publicado en Facebook. La brutalidad de la represión ha provocado desde hace semanas condenas internacionales y sanciones contra militares poderosos, pero la presión diplomática ha tenido escaso efecto hasta el momento.
“Enemigo de la democracia”
El Comité de Representación de la Pyidaungsu Hluttaw (CRPH) -un grupo de parlamentarios destituidos que trabajan en la clandestinidad contra la Junta- condenó el desfile del ejército tras siete semanas sangrientas de represión. “No debemos permitir que estos generales militares organicen celebraciones después de haber matado a nuestros hermanos y hermanas”, dijo su enviado especial ante la ONU, conocido como Dr. Sasa.
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“Son el enemigo de la democracia”, dijo Sasa. “Nunca nos rendiremos hasta que se consiga la democracia y hasta que la libertad llegue a nuestro pueblo”, añadió. Un mensaje oficial difundido por la televisión estatal el viernes advirtió a los jóvenes de que no participen en lo que denomina un “movimiento violento” contra el régimen militar.
“Aprendan la lección de los que han muerto (...) No mueran en vano”, rezaba el mensaje. Según una oenegé de defensa de los presos políticos, 320 personas han perdido la vida en la represión desde el golpe y más de 3.000 han sido detenidas.
Fuente: AFP.