¿Tendrá Estados Unidos su propio monumento nacional a las víctimas del COVID? Aumentan los llamados para construir un gran lugar de peregrinaje en el país oficialmente más enlutado del mundo por la pandemia, con más de 540.000 muertos.

Desde que Joe Biden reemplazó a Donald Trump en la Casa Blanca a fines de enero y que el país comenzó su segundo año de pandemia, las ceremonias oficiales, esencialmente virtuales, se multiplicaron.

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Minutos de silencio, banderas a media asta y lugares donde recordar a las víctimas, muchas veces efímeros, surgieron por doquier. Desde hace meses la pandemia está presente en el paisaje urbano: se colocaron 20.000 banderas en el Mall de Washington en setiembre -para conmemorar los casi 200.000 muertos en ese  entonces-, una residente de Florida colgó en su casa 30.000 cintas de colores, una por cada víctima en el estado, y surgieron murales que rinden homenajes al personal de la salud.

Ahora que la campaña de vacunación se acelera y Estados Unidos ve el final del túnel, los llamados a un monumento permanente se intensifican. “Militamos por un monumento permanente en el Mall de Washington, y toda una serie de monumentos locales”, dijo a la AFP Kristin Urquiza, co-fundadora de la asociación “Marked by COVID” (Marcados por el COVID), lanzada poco después de la muerte de su padre por coronavirus a fines de junio pasado.

“Es imposible exagerar la tragedia de este periodo para Estados Unidos”, dijo. “Llegamos a una etapa en la que hemos perdido más gente que durante la Guerra de Secesión”, el más sangriento de los conflictos estadounidenses, con un balance estimado de 620.000 muertos.

“Dura realidad”

Para esta responsable de medio ambiente de San Francisco, que prestó testimonio sobre la muerte de su padre, un partidario del expresidente Donald Trump, en la convención demócrata de agosto de 2020, erigir monumentos o decretar un día de feriado nacional es esencial para “el proceso de reparación” colectivo, así como para “transmitir a futuras generaciones la dura realidad de lo que sucedió, y por qué”.

Algunas ciudades ya dieron luz verde a monumentos locales: Jersey City, en los suburbios de Nueva York, fue la primera en diciembre que diseñó un parque donde serán plantados unos 500 árboles, símbolo de la cifra de muertes en el lugar.

Pero los muertos en esa zona hoy alcanzan más de 700, lo cual ilustra el desafío de los partidarios de estos monumentos: muchos familiares de las víctimas consideran esencial que figuren los nombres de los fallecidos, aunque la cifra torna la misión casi imposible.

¿Todos los nombres?

Los partidarios de un lugar de recogimiento nacional citan todos la misma referencia: el memorial a los soldados estadounidenses muertos en la guerra de Vietnam en Washington, un largo muro de granito erigido en 1982 en el Mall, donde fueron erigidos 58.000 nombres. Es uno de los monumentos más visitados de Estados Unidos.

Junto con el memorial a las víctimas de los atentados del 11 de setiembre de 2001 en Nueva York, que cuenta con más de 3.000 nombres, “es el memorial contemporáneo más exitoso”, estimó Emily Godbey, especialista en diseño de monumentos en la Universidad estatal de Iowa. Visitarlos “es una verdadera experiencia, no es simplemente algo que se mira”. Pero “¿cómo honrar a las víctimas cuando las cifras son tan elevadas, y no son aún definitivas?”, se pregunta.

Considera más realista un monumento anónimo, como el “Memorial mundial a la pandemia” propuesto por el estudio del arquitecto uruguayo Martín Gómez Platero, una suerte de gran platillo de concreto que se instalaría sobre el Río de Plata con un hueco en el centro, frente a la costa de Montevideo.

Pero en Estados Unidos, donde la pandemia ha estado plagada de tensiones políticas y los familiares de víctimas se sienten muchas veces “ignorados”, “hay que encontrar una manera de reconocer cada vida perdida”, afirma Urquiza.

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El debate sobre un monumento nacional podría llevar años. A la espera de los monumentos físicos se multiplican los homenajes virtuales en internet, con fotos y videos de las víctimas. En Nueva York, un sitio web lanzado por escuelas de periodismo en abril llama a los familiares de las víctimas a suministrar fotos y testimonios para una base de datos virtual, la más exhaustiva realizada hasta ahora, según una editora del sitio, Anjali Tsui.

A pesar de la ayuda de voluntarios, solo cuenta por ahora con 2.000 nombres, de los más de 30.000 muertos por coronavirus en la mayor ciudad de Estados Unidos. “Lo que es terrible con los muertos del COVID es que la experiencia es únicamente virtual”, dijo Godbey. Tras haber visto a familiares morir solos en su lecho de hospital, detrás de vidrios, y luego de haber asistido a entierros en línea, “las personas necesitarán un lugar a donde ir” a llorar sus muertos, opinó.

Fuente: AFP.

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