Hace un año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó al COVID-19 como pandemia. Su gestión de la crisis sanitaria fue rápidamente blanco de críticas, pero luego consiguió mejorar bastante su imagen.

He aquí una descripción general de las críticas, y también elogios, que han afectado al brazo sanitario de la ONU desde la aparición del coronavirus, a fines de diciembre del 2019 en China.

Demasiado lenta

Desde un principio la OMS ha sido acusada de gestionar mal la crisis sanitaria. Algunos la criticaron por su retraso en reconocer que la transmisión del virus entre humanos era posible, pero las acusaciones más duras han sido por su dilación en declarar la alerta sanitaria. No fue hasta el 30 de enero del 2020 que la OMS declaró una “emergencia de salud pública de alcance internacional”, puesto que sus expertos no lograron un acuerdo en una reunión del 22 de enero.

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Además, la formulación, aunque se trataba del nivel de alerta más alto posible previsto por el reglamento sanitario internacional de la OMS, era demasiado técnica para el gran público. El 11 de marzo, el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificó la situación de “pandemia”. Este término no existe en la clasificación de la OMS para definir las etapas de una epidemia, pero despertó una verdadera conciencia sobre los peligros del nuevo coronavirus, impulsando al planeta a confinarse.

Bajo influencia china

La agencia sanitaria de la ONU ha sido acusada de alinearse con las posiciones chinas, sospechas atizadas especialmente por la administración del expresidente estadounidense Donald Trump, al punto de reprocharle haber ocultado la aparición del virus.

También fue criticada por no enviar con más rapidez expertos a China para investigar el origen del virus. “Son un títere de China”, resumió Trump, que cortó los vínculos entre Estados Unidos y la OMS, privándola de su principal donante.

A pesar de que el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha hecho volver al país al ámbito de la OMS y cambió su tono hacia ella, mantiene algunas críticas lanzadas por su antecesor. La nueva administración no escondió sus “preocupaciones” por los primeros resultados de la investigación de la OMS sobre el origen del coronavirus en China.

Poco reactiva

Muchos han reprochado a la OMS recomendaciones inadecuadas, en especial sobre el uso de las mascarillas. El 6 de abril, la OMS reafirmó que su uso colectivo solo era justificado si las otras consignas sanitarias eran difíciles de implementar.

Fue el 5 de junio que la institución recomendó las mascarillas en zonas muy frecuentadas, en regiones muy afectadas por el COVID-19. Otros han criticado a la OMS por no pedir el cierre de fronteras y la suspensión del tráfico aéreo para evitar la propagación global del virus.

Campeona de la comunicación

Aunque al comienzo de la crisis se criticó a la OMS por su lentitud, sí que luego se pusieron de relieve sus esfuerzos de comunicación. Esta estrategia gira alrededor de su director general, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, que interviene públicamente casi a diario, repitiendo sus recomendaciones y rebatiendo las críticas.

Muchos países han apreciado esta iniciativa. El titular de la OMS, omnipresente en las redes sociales, ha logrado rodearse de muchos líderes y celebridades, que redifunden sus mensajes. La OMS también mitigó las críticas al abrir una investigación independiente sobre la respuesta global a la pandemia, incluyéndose y solicitando reformar su sistema de alerta.

¿Nobel de la Paz?

La OMS ha recibido elogios de múltiples países, sobre todo en desarrollo, por su apoyo en responder a la pandemia, la distribución de equipos de protección y test. Pero, es el sistema Covax, que combate la desigualdad de las campañas de vacunación proporcionando dosis gratuitas, que la ha vuelto a posicionar en el centro de la crisis, al cumplir una función humanitaria.

Este sistema lo integran la OMS, la GAVI (Alianza para la Vacunación) y la CEPI (Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias) y, gracias a este dispositivo, podrían incluso ser candidatas al Premio Nobel de la Paz.

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Fuente: AFP.

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