Su primera conversación era muy esperada: el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo chino, Xi Jinping, arrancaron su nueva relación con una extensa llamada telefónica en la que cada uno quiso marcar su territorio.
“Ayer [miércoles] por la noche, pasé dos horas al teléfono sin interrupción con Xi Jinping”, contó el jueves el nuevo inquilino de la Casa Blanca desde el Despacho Oval, mostrando su voluntad de ser firme frente a Pekín.
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“Si no hacemos nada, nos aplastarán”, añadió al final de este diálogo inusualmente largo para tratarse de los dirigentes de las dos primeras potencias mundiales.
Hong Kong, Taiwán, la minoría musulmana uigur: de acuerdo al resumen del ejecutivo estadounidense, Joe Biden se mostró mucho más tajante sobre los temas sensibles actuales, expresando sus “profundas inquietudes” sobre la cuestión de los derechos humanos.
Y, como estaba previsto, la respuesta del hombre fuerte de Pekín fue firme. Según los medios estatales chinos, Xi invitó a su homólogo estadounidense a que se mantenga alejado de las cuestiones que recaen sobre la “soberanía de China y su integridad territorial”.
“Estados Unidos debe respetar los intereses fundamentales de China y actuar con prudencia”, subrayaron. Desde su llegada al poder, Biden y su equipo han multiplicado las advertencias sobre la cuestión de los uigures. Según los expertos, más de un millón de personas de esta minoría musulmana se encuentran detenidos en campos de reeducación política en Xinjiang.
Esta vasta región semidesértica, fronteriza con Pakistán y Afganistán, está sometida a una férrea vigilancia policial. Pekín rechaza el término “campos” y asegura que se trata de centros de formación profesional, destinados a brindar un empleo a la población y mantener a raya el extremismo religioso.
Aranceles, sin cambio
Ya en una retórica más cercana a la del gobierno anterior, Biden denunció también en la llamada las prácticas económicas “injustas y coercitivas” de Pekín, según la Casa Blanca. Aunque el nuevo mandatario ha mostrado claramente su voluntad de distanciarse de la política exterior de Trump, la relación comercial con China es uno de los pocos asuntos en los que podría promover una cierta continuidad respecto a su predecesor.
Un alto responsable de la administración, que habló bajo anonimato, destacó que el nuevo equipo de gobierno coincide con el anterior en seguir haciendo frente a Pekín en el marco de la “competición estratégica” entre las dos potencias. Agregó, sin embargo, que se han identificado “verdaderos problemas” en la forma en la que el gobierno de Trump la abordó.
Este funcionario reafirmó el miércoles que, por ejemplo, se mantendrán de momento los aranceles impuestos por la administración del presidente Trump a los productos chinos, a la espera de una revisión global de la estrategia comercial estadounidense.
“No hemos tomado una decisión sobre ese asunto”, aseguró. “Habrá cambios en nuestra política comercial frente a China pero no serán inmediatos y, en el intervalo, no eliminaremos los aranceles”, añadió, destacando la voluntad de la Casa Blanca de elaborar esa estrategia “en línea con sus aliados”.
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En una entrevista emitida el domingo en CBS, Biden advirtió que la rivalidad entre China y Estados Unidos se transformará en una “competencia extrema”, aunque al mismo tiempo aseguró que quiere evitar un “conflicto” entre los dos países.
Consultado sobre su homólogo chino, Biden señaló: “No tiene, y no lo digo como una crítica, sino que es una realidad, un solo hueso democrático en su cuerpo”. “No lo voy a hacer de la forma en que [Donald] Trump lo hizo. Vamos a centrarnos en las reglas internacionales”, añadió también sobre la relación, destacando conocer bien a Xi por haber tenido largas entrevistas privadas con él cuando fue vicepresidente de Barack Obama entre 2009 y 2017.
Durante esta primera llamada, Joe Biden abogó también por un tratamiento más pragmático de temas como el clima, desatendido por su predecesor. Según un responsable estadounidense, que habló antes de la llamada entre los dirigentes, Joe Biden no tenía la intención de discutir sobre un eventual boicot de los Juegos Olímpicos de invierno previstos en Pekín en 2022.
A comienzos de febrero, legisladores estadounidenses presentaron un proyecto de resolución en el Senado para solicitar al Comité Olímpico Internacional que le retirara la organización de los Juegos a China, como consecuencia de “sus violaciones flagrantes de los derechos humanos”.
Fuente: AFP.