Inducidos por rumores y seguros de que gozan de un “cuerpo sano”, los indígenas de San Juan Cancuc, una población del estado mexicano de Chiapas (sur), rechazan ser vacunados contra el COVID-19.
“Es mala (..) la información porque (les hacen creer que) las vacunas traen enfermedades” y que si los inyectan les “va a pasar algo”, dijo a la AFP Marcelino García, director de Protección Civil del municipio
En un oficio enviado el pasado lunes a autoridades sanitarias, el alcalde del pueblo, José López, aseguró que la decisión fue sometida a consulta y que los poco más de 24.000 residentes decidieron no vacunarse.
“Solo dos personas voluntariamente quieren aplicarse la vacuna”, agregó. López señaló que el 28 de enero se realizó una asamblea con los comités de salud de las comunidades, donde fueron explicados los beneficios y posibles efectos adversos.
“En San Juan Cancuc no se llevará a cabo la campaña de vacunación contra el COVID-19 en la etapa de aplicación para el adulto mayor y en ninguna otra etapa”, notificó el alcalde.
El plan de inmunización en México arrancó el pasado 24 de diciembre y está enfocado inicialmente en el personal de salud que atiende la epidemia. Hasta ahora solo se ha utilizado la fórmula de la firma estadounidense-alemana Pfizer/BioNTech.
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Sin fallecidos
El responsable de Protección Civil detalló que la decisión fue refrendada por 45 comunidades de esta localidad enclavada en la Sierra Madre del Sur.
Detrás están los “rumores” que han suscitado malas interpretaciones, insiste, y asegura que el coronavirus se mantiene a raya en este pueblo en el que, según observó la AFP, nadie usa mascarillas ni se guarda distancia en el mercado o en eventos deportivos.
“Todo está en calma (...), gracias a Dios hasta ahorita no hay pandemia, no hay ninguna persona que haya fallecido”, sostuvo García, quien sí usa cubrebocas. El hospital donde trabaja luce vacío.
A la fecha, el gobierno mexicano reporta tres casos de COVID-19 en San Juan Cancuc, que no requirieron hospitalización. Los habitantes, pertenecientes a la etnia maya tzeltal, “comen puras verduras, chile, todo lo que cosechan aquí” y eso les hace también creer que “su cuerpo está sano totalmente”, subraya García.
Explicó que a las dos personas que quieren vacunarse se les advirtió que “si (les) pasa algo, no culpen a nadie”. La vacunación en México es voluntaria. “Lo más importante es la libertad”, ha manifestado el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien cumple este domingo dos semanas de aislamiento tras dar positivo al virus.
“No creo”
Jaime, conductor de transporte público de unos 25 años, se cuenta entre los escépticos. “No creo” en el COVID-19, afirma el joven, para quien la enfermedad es cosa de “otro país”.
Sin embargo, México, de 126 millones de habitantes, es la tercera nación más enlutada por la pandemia en números absolutos con 165.786 defunciones y 1,9 millones de contagios. En Chiapas se contabilizan 1.375 muertes.
Comunidades como San Juan Cancuc toman muchas decisiones por el sistema de “Usos y Costumbres”, esto es, un autogobierno indígena que las autoridades civiles suelen respetar. Estas localidades tienen sus propios comités de salud y también juzgados de paz y reconciliación.
Varios poblados indígenas de Chiapas fueron escenario el año pasado de asonadas, tras la difusión de falsos rumores que negaban la existencia del COVID-19 o acusaban a las autoridades de esparcir el virus mediante fumigaciones.
En algunas aldeas los moradores incluso se organizaron para impedir el paso de personal de salud que realizaba operativos de información y prevención sobre la pandemia.
Pero el gobierno ha sido enfático en que las vacunas no dañan la salud. “Es imposible que las vacunas contra COVID-19 produzcan COVID”, repite el vocero de la estrategia contra el coronavirus, Hugo López-Gatell.
Según el censo de 2020, en México 7,3 millones de personas hablan alguna lengua indígena, principal criterio para determinar la identidad de ese sector de la población.
Fuente: AFP.
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