En buses y camiones, Guatemala transportaba de regreso a Honduras este martes a varios grupos de migrantes que formaban parte de una caravana y que marchaban a pie hacia Estados Unidos, luego de ser reprimidos por policías y militares, que los obligaron a desistir de la travesía.

Según detalló la portavoz del Instituto Guatemalteco de Migración, Alejandra Mena, se avanzó en el proceso de “retorno voluntario” hacia el paso fronterizo de El Florido, por donde gran parte de la masa ingresó al país el viernes. Según cifras de la institución, unas 3.500 personas ya habían sido regresadas a Honduras, de ellas medio millar de menores de edad.

En la carretera que va hacia El Florido, por donde pasaron a empujones los migrantes la semana pasada, un equipo de la AFP observó un camión del Ejército y una autopatrulla de la policía que apoyaban en el regreso. México, que había blindado su frontera con la Guardia Nacional, también envió autobuses para el retorno de los migrantes.

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Fuerte choque

Un contingente policial y militar enfrentó por la fuerza el lunes a unas 4.000 personas que iban al frente de la caravana, entre ellas varios niños pequeños, en una carretera del poblado de Vado Hondo (este), departamento de Chiquimula, fronterizo con Honduras.

Los migrantes, que estaban apostados en la vía desde el fin de semana, huyeron dispersándose en este área a unos 50 km de la frontera, tras la acción de la fuerza pública que usó equipo de choque y gas lacrimógeno. La acción dejó migrantes y uniformados heridos al desatarse un enfrentamiento donde algunos caminantes lanzaron piedras.

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“No estábamos robando, somos gente de bien. Solo queremos pasar”, dijo a la AFP al borde del llanto Angie, de 21 años, que junto a miles de sus compatriotas mira en Estados Unidos mejores oportunidades económicas. Según estimaciones de Guatemala, unas 9.000 personas irrumpieron desordenadamente en la frontera desde el viernes.

Angie estaba resignada a regresar a la frontera con Honduras para tratar de documentar su ingreso y presentar una prueba negativa de COVID-19, los requisitos que Guatemala exige para internarse en el territorio. “Quiero seguir hasta Estados Unidos, no me quiero quedar en Guatemala”, recalcó.

Diálogo agotado

Las fuerzas de seguridad actuaron contra la caravana tras agotar un diálogo con los migrantes, a los que se les pidió despejar el camino para permitir el avance del transporte de carga, cuya mercancía corría el riesgo de estropearse. Por el contrario, un grupo se apoderó momentáneamente de tres camiones e intentó abrirse paso a marcha lenta, lo que desencadenó la acción policial.

El ambiente ya estaba pesado desde el domingo, cuando los caminantes intentaron avanzar a empujones y fueron reprimidos con gases y aporreados duramente por militares. “Si tuviéramos pisto [dinero] no estaríamos aquí yéndonos al norte [Estados Unidos]. Lo tratan como perros a uno”, reclamó otra migrante.

La sombra del COVID

Los uniformados tenían la orden de frenar el paso ante el riesgo de contagios de COVID-19, según un decreto del presidente Alejandro Giammattei, que autorizaba el uso de la fuerza, un recurso que fue rechazado por organismos de derechos humanos. Al menos 21 personas de la caravana dieron positivo al virus, según el Ministerio de Salud.

Los migrantes hondureños sostienen que escapan de la violencia, la pobreza, y el desempleo, responsabilizando de la situación al presidente Juan Orlando Hernández. Su condición, aseguran, se agravó con la pandemia y la destrucción que dejaron los ciclones Eta e Iota en noviembre.

El éxodo comenzó la madrugada del viernes desde San Pedro Sula. Unas pocas decenas que evadieron los retenes llegaron a uno de los objetivos intermedios, Ciudad Tecún Umán, paso fronterizo de Guatemala con México (suroeste), aunque con escasas probabilidades de superar el cerco de la Guardia Nacional mexicana.

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Reproches a Honduras

La caravana generó tensión entre Guatemala y Honduras. Tegucigalpa reclamó a su país vecino la acción represiva contra los migrantes, y le pidió investigar de los hechos. Guatemala, por su lado, acusó a Honduras de incumplir los acuerdos alcanzados entre autoridades de los países del norte de Centroamérica, México, Estados Unidos y agencias de la ONU, para que contuviera la caravana anunciada desde inicios de enero.

La caravana marchaba esperanzada en una posible flexibilización de las políticas migratorias en Estados Unidos, cuando el presidente electo, Joe Biden, asuma este miércoles. Pero Washington rechazó esa posibilidad e instó a Honduras a fortalecer sus medidas de control.

Desde octubre de 2018, más de una docena de caravanas, algunas con miles de migrantes, han salido de Honduras rumbo a Estados Unidos, pero la mayoría ha fracasado por la intensificación de los controles.

Fuente: AFP.

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