Brasil aplicó este domingo, a una enfermera en Sao Paulo, la primera vacuna contra el COVID-19 en un país confrontado a una virulenta segunda ola de la pandemia, tras el aval al uso de emergencia de dos inmunizantes, el chino Coronavac y el británico de Astrazeneca/Oxford.
El gobierno brasileño calificó sin embargo esa vacunación como una “jugada de márketing” del gobernador de Sao Paulo, Joao Doria, enfrentado con el presidente Jair Bolsonaro, e indicó que el plan nacional de vacunación empezará oficialmente el miércoles.
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Mônica Calazans, una mujer negra de 54 años, que trabaja en una unidad de terapia intensiva, recibió la primera dosis de CoronaVac, producida por la firma china Sinovac en asociación con el Instituto Butantan de Sao Paulo, el estado más poblado, que registra casi un cuarto de los cerca de 210.000 muertos por coronavirus en el país.
El ministro de Salud, Eduardo Pazuello, afirmó que cualquier movimiento “por fuera” de los planes del ministerio “está en desacuerdo con la ley” porque “desprecia la igualdad entre los estados y entre todos los brasileños”. Precisó que las 6 millones de Coronavac que forman parte del pedido de uso de emergencia empezarán a distribuirse el lunes entre los 27 estados brasileños.
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Su aplicación dará prioridad a los trabajadores de la salud, los mayores de 75 años y las personas con más de 60 años en hogares residenciales, así como la población indígena. La otra vacuna aprobada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (anvisa) es la británica de AstraZeneca/Oxford, desarrollada en asociación con la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz, del Ministerio de Salud de Brasil).
El gobierno brasileño esperaba concretar este fin de semana la importación de dos millones de dosis de esa vacuna desde la India (donde son fabricadas por el Instituto Serum), pero el gobierno indio, en pleno inicio de su propia campaña de vacunación, no le ha dado aún la luz verde.
Críticas al gobierno
La aprobación de las primeras vacunas en Brasil ocurre en medio de un recrudecimiento de la enfermedad, con balances diarios de más de 1.000 muertos en el país y una situación dramática en Manaos, la capital del estado de Amazonas (norte), con reportes de muertes de personas por falta de oxígeno en los hospitales desbordados.
A pesar de contar con una extensa red de servicios públicos de salud y un histórico de campañas de vacunación exitosas, Brasil ha sido criticado por la demora en el inicio de la inmunización y por la politización de la pandemia. La disputa es el capítulo más reciente del enfrentamiento entre Bolsonaro y Doria, que se perfila como uno de sus principales rivales en las elecciones presidenciales de 2022.
El presidente de ultraderecha llegó a poner en duda la eficacia de la Coronavac y ha estado sistemáticamente en contra de las restricciones impulsadas por Doria y otros gobernadores para frenar los contagios, alegando la necesidad de evitar un derrumbe económico.
Contrariando a los especialistas, Bolsonaro circula en público sin mascarilla, promueve aglomeraciones y preconiza un supuesto “tratamiento precoz” contra el virus, con medicamentos cuya eficacia no tiene comprobación científica.
El presidente, que no modificó su postura tras contraer el virus el año pasado, atribuye a los gobernadores y alcaldes la responsabilidad por la crisis sanitaria y económica, alegando que el gobierno federal ha distribuido recursos para combatir la pandemia. Esa actitud, sumada a la situación trágica de Manaos, provocó el viernes fuertes cacerolazos de protesta en las principales ciudades del país.
Fuente: AFP.