Ocho días antes del final de su mandato, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró el martes que no será destituido y pidió calma durante su primera salida desde la toma del Capitolio por sus partidarios, que dejó cinco muertos y conmocionó al país.
“La 25ª Enmienda es de cero riesgo para mí”, dijo en Alamo, Texas, en alusión a la presión de los demócratas sobre el vicepresidente Mike Pence para que, con apoyo del gabinete, Trump sea apartado del poder por considerarlo no apto para ejercer el cargo.
“Ahora es el momento de que nuestra nación se recupere y es el momento de la paz y la calma”, agregó el mandatario republicano, en una alocución que contrastó con el virulento discurso que pronunció el 6 de enero frente a sus simpatizantes justo antes del asalto al Capitolio.
Más aislado que nunca en su propio partido, Trump podría convertirse en el primer presidente estadounidense en ser sometido dos veces a un proceso de juicio político. La Cámara de Representantes considerará el miércoles la acusación de “incitación a la violencia contra el gobierno”, cuya votación se espera el mismo día.
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Al salir de Washington por la mañana, Trump denunció este procedimiento iniciado por los demócratas, calificándolo de “totalmente ridículo” y afirmando que generó “una ira inmensa” en todo Estados Unidos.
Trump se negó a reconocer cualquier responsabilidad por la asonada, asegurando que su discurso fue “totalmente apropiado” y denunciando el “error catastrófico” de las redes sociales, como Twitter y Facebook, que suspendieron su cuenta acusándolo de incitar la violencia.
Trump se reunió el lunes con Pence, quien al parecer ha decidido rechazar los pedidos para apartarlo de sus funciones. En Texas, el presidente celebró el muro en la frontera con México.
“Cumplí mis promesas”, dijo, en alusión a la barrera de 725 kilómetros (450 millas) erigida en la frontera común de 3.200 km.
Sin embargo, el “gran, magnífico” muro prometido por Trump en 2016 no se completó. Del total finalizado, solo unos 20 km han sido construidos en zonas en las que antes no existía ninguna barrera física. El resto corresponde a mejoras o refuerzos de barreras existentes.
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Y México nunca pagó por el muro, como había prometido Trump. El presidente estadounidense aprovechó para elogiar a su homólogo de México, el “gran caballero” Andrés Manuel López Obrador.
“Quiero agradecerle por su amistad y su relación profesional de trabajo”, dijo Trump al destacar su apoyo en el control de la frontera común.
Segundo “impeachment”
Con el respaldo de una gran cantidad de demócratas, y con el posible apoyo de republicanos, se espera que la acusación contra Trump se apruebe fácilmente en la Cámara Baja.
Trump ya fue sometido a un “impeachment”, cuando fue acusado en diciembre de 2019 de presionar al mandatario ucraniano para que investigara un presunto caso de corrupción de Joe Biden, actual presidente electo y quien entonces aparecía como su principal rival. Trump fue finalmente absuelto por el Senado de mayoría republicana.
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Queda la duda sobre el rumbo y el desenlace del juicio que luego tendrá que celebrarse en el Senado, actualmente con mayoría republicana.
Los demócratas tomarán el control de la Cámara Alta el 20 de enero, pero necesitarán el apoyo de muchos republicanos para lograr la mayoría de dos tercios necesaria para condenar al presidente.
Un juicio político a Trump también correría el riesgo de obstaculizar la acción legislativa de los demócratas al comienzo de la presidencia de Biden, al monopolizar las sesiones del Senado.
Al mismo tiempo, los demócratas quieren aprobar una resolución el martes por la noche pidiendo al vicepresidente Pence que destituya al presidente de su cargo.
Mientras no lo saquen del poder, la “complicidad” de los republicanos con Trump “pondrá en peligro a Estados Unidos”, advirtió el lunes la poderosa presidenta demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
Biden prestará juramento bajo un gran dispositivo de seguridad el 20 de enero, justo en las escaleras del Capitolio, sede del Congreso de Estados Unidos.
Criticado por su demora en enviar a la Guardia Nacional el miércoles pasado, el Pentágono autorizó el despliegue de 15.000 soldados para la ceremonia de investidura.
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“No tengo miedo”, aseguró Biden el lunes sobre los riesgos de nuevas manifestaciones pro-Trump. El presidente electo llamó a enjuiciar a todos los implicados en los actos de “insurrección” del miércoles pasado.
Biden tiene grandes retos por delante: enfrentará una pandemia de COVID-19 descontrolada, un caótico programa de vacunación, una economía inestable y ahora las secuelas de la violenta oposición política de buena parte de la enorme base de votantes de Trump.
Fuente: AFP.