El director para las Américas del FMI, Alejandro Werner, señaló a la AFP que la pandemia de coronavirus que ha golpeado a América Latina podría, con las medidas correctas, ser una oportunidad para generar cambios positivos en una región que debe mejorar en materia de igualdad.
Werner destacó que en medio de una difícil situación económica con fuerte disminución del comercio, los países latinoamericanos han sido capaces de evitar crisis financieras y fiscales.
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- ¿Existen soluciones que sean aplicables de forma generalizada por los países de América Latina que permitan pensar en una recuperación y en evitar una “década perdida”?
- Creo que los principales ingredientes de éxito para evitar una “década perdida” son, primero, que haya medidas para mantener la estabilidad macroeconómica.
Segundo, los países de Latinoamérica tomaron medidas excepcionales que han ayudado a evitar una crisis mayor. Este apoyo (a la economía) tiene que seguir para cubrir la brecha hasta que la pandemia esté bajo control. Y lo tercero son las medidas para revivir un crecimiento potencial e inclusivo. Esta agenda no es nueva para la región, pero se ha vuelto más urgente.
- Algunos países se encuentran en vías de implementar reformas estructurales importantes: ¿Qué aspectos de la economía regional son aquellos en los que los gobiernos deberán concentrarse?
- Creo que los temas de equidad social han pasado a un primer plano, incluso antes de la pandemia, incluso en países con instituciones relativamente sólidas como Chile, y ahora son una necesidad absolutamente apremiante que tiene que ser resuelta para que la región avance con otras prioridades.
Latinoamérica sigue siendo la región más desigual del mundo, pese al progreso en la reducción de la desigualdad en las últimas décadas. La pandemia ha exacerbado la desigualdad del ingreso y de las oportunidades por su impacto desproporcionado en los trabajadores poco cualificados, las mujeres, la juventud y aquellos que ya estaban viviendo en los márgenes de la sociedad.
La pobreza también está aumentando. Los análisis preliminares sugieren que, sin políticas de ayuda, Argentina, Brasil, Colombia y México hubieran registrado un aumento de la pobreza de 30 millones de personas. Sin embargo, las decisivas acciones tomadas por los responsables de políticas redujeron esta cifra a cerca de la mitad.
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- En el largo plazo, ¿cómo pueden los gobiernos de América Latina luchar contra la desigualdad?
- Primero que nada [deben] invertir en la gente para hacer que la economía sea más resiliente. Y esto implica acceso a la salud -incluyendo una distribución rápida y justa de la vacuna-, a la educación, formación y a las tecnologías digitales.
Lo segundo es invertir en la inclusión financiera. Es crítico asegurar el acceso a las finanzas, especialmente para las mujeres. Y lo tercero es una reforma fiscal para hacer un sistema (tributario) más progresivo y fortalecer el cumplimiento fiscal, con una red de seguridad social que tiene que ser expandida de una forma selectiva.
- ¿Es optimista sobre los años “postpandemia”?
- La crisis puede convertirse en el desencadenante de cambios que antes eran difíciles de implementar. A medida que nos recuperamos de la crisis del COVID-19, los gobiernos podrían tomar medidas para que esta recuperación beneficie a generaciones actuales y futuras al hacerla más inclusiva, sustentable y amigable con el medioambiente.
Esto último es particularmente importante si queremos evitar un costo humano y económico potencialmente catastrófico de un alza de los niveles del mar, un aumento de las temperaturas, un cambio de los patrones de las lluvias y grandes pérdidas de producción. Soy optimista porque todos los países de la región se toman este tema muy en serio.
Fuente: AFP.