La justicia británica reconoció por primera vez el miércoles el papel de la contaminación atmosférica en una muerte, la de una niña de nueve años que vivía cerca de una concurrida carretera y falleció en 2013 en Londres. “Mi conclusión es que la contaminación atmosférica contribuyó materialmente a la muerte de Ella Adoo-Kissi-Debrah”, anunció el forense adjunto del distrito de Southwark en Londres, Philip Barlow, tras dos semanas de audiencias en este caso.
La pequeña falleció el 15 de febrero de 2013 de una grave crisis de asma después de casi tres años de ataques repetidos y más de 30 hospitalizaciones relacionadas con la enfermedad. Ella vivía con su familia a menos de 30 metros de la South Circular, una carretera muy transitada y regularmente congestionada del sur de Londres. Una investigación inicial realizada en 2014 determinó que murió de una insuficiencia respiratoria aguda causada por un asma severa.
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Pero en 2018, el profesor Stephen Holgate, un experto británico en contaminación atmosférica, señaló un “vínculo evidente” entre los ingresos de la niña en urgencias y los picos registrados de dióxido de nitrógeno (NO2) y de partículas en suspensión, los contaminantes más perjudiciales.
En su fallo, el juez Barlow estableció como causas de la muerte, en primer lugar la insuficiencia respiratoria aguda, en segundo lugar el asma que padecía la niña y, en tercer lugar, la exposición a la contaminación, cuyo nivel superaba las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“La contaminación del aire es un factor importante que contribuye a desencadenar y exacerbar el asma”, explicó. “La madre de Ella no fue informada de los riesgos para la salud (...) si lo hubiera sido, habría tomado medidas que podrían haber evitado la muerte” de la niña, subrayó.
“Obtener justicia”
La madre de la pequeña, Rosamund Adoo-Kissi-Debrah, quería que en el certificado de defunción de su hija constase la contaminación del aire como causa. “Hemos conseguido justicia para ella”, celebró el miércoles en rueda de prensa, “pero hay otros niños” en esta situación, alertó. “Mientras caminamos por nuestra ciudad, todavía hay niveles ilegales de polución atmosférica” y “este asunto está lejos de haber terminado”, agregó.
En el inicio de esta segunda investigación a finales de noviembre, su abogado, Richard Hermer, había acusado a las autoridades locales de haber tardado en tomar medidas contra el fuerte aumento de la polución del aire. Una vez que el consejo local evaluó la calidad del aire en el distrito, se necesitaron tres años para elaborar un plan de acción y otros cuatro para su adopción formal.
Un representante de dicho consejo había reconocido ante el juez la lentitud de la acción. Durante las vistas también testificaron funcionarios de los ministerios de Transporte, Medio Ambiente y Sanidad. Ella “vivía al filo de la navaja. Esto significa que un cambio muy pequeño podía tener consecuencias dramáticas”, explicó Stephen Holgate, profesor de inmunofarmacología de la Universidad de Southampton, en una audiencia el 8 de diciembre.
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Aseguró que una “hipersecreción” de mucosidades en los pulmones de Ella le causó prolongados ataques de tos que empeoraron en el invierno de 2012 “cuando la contaminación del aire en su vecindario empeoró”.
“Creo que es por eso que (la condición de Ella) empeoró durante ese período, mientras que durante los meses de verano, cuando los niveles de contaminación del aire disminuían en general, sus vías respiratorias pudieron recuperarse”, precisó. Rosamund Adoo-Kissi-Debrah había dicho la semana pasada a la AFP que quería “justicia para su hija” y mejorar “la vida de muchos niños” presionando a las autoridades para que tomasen medidas contra la contaminación del aire.
“La gente probablemente no se da cuenta de lo peligrosa que es la polución atmosférica (...) creo que es una emergencia de salud pública y hay que hacer más”, afirmó. Se estima que entre 28.000 y 36.000 muertes en el Reino Unido cada año están vinculadas a la contaminación del aire.
Fuente: AFP.