Gigantesco, con un coste que duplicó el presupuesto y construido en tiempo récord: conocido como “el hospital de pandemias”, el complejo sanitario Isabel Zendal fue inaugurado este martes en Madrid por las autoridades regionales en medio de una viva polémica.
El centro médico es nada menos que un “milagro”, según señaló el alcalde conservador de la capital española, José Luis Martínez-Almeida, durante la ceremonia de inauguración del complejo erigido en apenas tres meses. Hasta mil pacientes podrán ser recibidos en sus 80.000 metros cuadrados, repartidos en tres pabellones con inmensas cristaleras a través de las cuales podían verse este martes cables colgando del techo.
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El hospital deberá permitir aliviar al resto de la red sanitaria de Madrid, epicentro de la primera ola de la epidemia que en ese momento debió convertir su palacio de congresos en un hospital de campaña ante el desbordamiento de los hospitales.
La inauguración tuvo lugar en presencia de varios centenares de periodistas y numerosos invitados, sobre todo de partidos de derecha y extrema derecha que gobiernan en coalición en Madrid. El Isabel Zendal podrá recibir los primeros pacientes la semana próxima, indicó Enrique Ruiz Escudero, responsable de Salud en la región de Madrid. Sin descanso desde septiembre, un enjambre de grúas y camiones trabajó para erigir el complejo sanitario. El martes todavía se veían camas y sillas de ruedas recién desempacadas.
El hospital está “adaptado a todas las situaciones que podamos vivir”, como “catástrofes, nuevas epidemias (...) y también para aliviar las listas de espera” de la sanidad pública, se congratuló la presidenta regional de Madrid, la conservadora Isabel Díaz Ayuso, impulsora del proyecto, añadiendo que aquí estará la unidad de cuidados intensivos “más avanzada de Madrid”.
Hospital “inútil”
Pero frente al hospital, ubicado muy cerca del aeropuerto internacional Madrid/Barajas, y pese al dispositivo policial, decenas de profesionales sanitarios y de manifestantes hostiles a la derecha protestaron para criticar un proyecto en su opinión “inútil”, y cuyo coste final (100 millones de euros, equivalentes a 120 millones de dólares), duplicó el presupuesto inicialmente contemplado.
“Se va a inaugurar un hospital que consideramos innecesario. Hay camas sin utilizar en otros hospitales”, y los recursos empleados podrían haberse destinado a “cosas realmente necesarias como rastreadores, personal o material”, dijo Olga Álvarez, técnica de laboratorio del hospital madrileño Gregorio Marañón y militante del sindicato sanitario MATS.
“Es un gasto innecesario”, subrayó Alma Blanco, enfermera del hospital 12 de Octubre. En ese centro “tenemos 690 camas que no están abiertas por falta de personal, es absurdo”, afirmó. Madrid, competente en materia de salud como todas las regiones españolas, sólo cuenta para el Isabel Zendal con 116 voluntarios seleccionados entre los profesionales con contrato en la sanidad pública, y no ha precisado si contratará a más para el funcionamiento corriente del centro.
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Interrogada sobre la inauguración, la portavoz del gobierno, María Jesús Montero, se limitó a garantizar el “absoluto respeto a las decisiones que adopta” cada región en cuanto al manejo de sus recursos en materia de salud. El ministro de Salud, Salvador Illa, no acudió a la ceremonia pero explicó horas después que su ausencia se debió a que se encontraba en ese momento participando en el Consejo de Ministros, y que en el acto estuvo “representado por la secretaria de Estado”.
El gobierno del presidente socialista Pedro Sánchez y el ejecutivo regional de Madrid protagonizaron enfrentamientos en meses anteriores por el alcance de las restricciones frente al COVID-19 a aplicar en la capital. Ante las críticas recibidas, la presidenta madrileña Díaz Ayuso dijo que “un hospital público no puede ser una mala noticia para nadie, a menos que el sectarismo político lo vea así”. España, uno de los países europeos más afectados por la pandemia, ha registrado más de 45.000 muertos y 1,6 millones de contagios.
Fuente: AFP.