La aceptación del reclamo de Marruecos sobre el Sáhara Occidental le ha dado al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, la clave para lograr que otro gobierno árabe llegue a una normalización de relaciones diplomáticas y comerciales con Israel, luego de los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Sudán.
El consulado estadounidense opera ahora en El Aaiún, capital de la región desértica de menos de medio millón de habitantes, al que se unen los estados del Golfo.
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Trump tiene claramente la intención de utilizar los dos meses y medio inciertos antes de la juramentación del próximo presidente el 20 de enero, para concluir su tarea inconclusa y poner fin al conflicto histórico entre el mundo árabe e Israel. Los nuevos compromisos de Estados Unidos en Medio Oriente, algunos de los cuales Biden bien podría desaprobar, avanzan rápidamente antes de que el presidente electo pueda recuperar el aliento.
Para normalizar las relaciones con Israel, la Casa Blanca ha informado al Congreso de su intención de vender los cazas furtivos F-35 a los Emiratos Árabes Unidos, lo que posiblemente provocará una carrera armamentista en la región.
Preocupación saudí
El gobernante del Golfo Pérsico más preocupado por la administración proyectada de Biden es el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohameb Bin Salmán (MBS). Biden ha prometido poner fin al apoyo de Estados Unidos a la coalición liderada por Arabia Saudita en lo que considera una “desastrosa” guerra en Yemen y además realizar una revisión al favoritismo protector de Washington hacia Riad.
Los saudíes han disfrutado de un trato especial por parte de la Casa Blanca de Trump, debido a su disposición a comprar grandes cantidades de armas estadounidenses, estar hombro con hombro con Estados Unidos contra Irán y llegar a Israel, justo por debajo de los lazos normales.
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“Las prioridades de Estados Unidos en el Medio Oriente deben establecerse en Washington, no en Riad”, dijo Biden al Consejo de Relaciones Exteriores, el año pasado. Con Biden en la Casa Blanca, estas prioridades, al parecer, serían aliviar las tensiones con Irán al reingresar al acuerdo nuclear y probablemente suavizar las sanciones, la última ronda de las cuales fueron impuestas por la administración Trump el martes 10 de noviembre.
La especulación abunda sobre las opciones de Biden para el servicio de gabinete. Se informa que una de las principales candidatas a secretaria de Defensa es Michele Flournoy, una exsubsecretaria de Defensa para la política, que tiene vínculos desde hace mucho tiempo con el ejército israelí.
Una nueva mirada al mapa
Mientras continúa la espera por la certificación formal de las elecciones del 3 de noviembre pasado, Washington echó un vistazo al mapa para encontrar el Sáhara Occidental y descubrió que esta gran región desértica africana está limitada por el Atlántico al oeste, Marruecos al noroeste, Argelia más al noroeste y Mauritania al este y al sur.
Pueden volver a mirar el mapa de esta región del mundo, desde que el Frente Polisario, que libró una larga guerra de guerrillas contra el reclamo marroquí, anunció el lunes que el acuerdo de alto el fuego de décadas había terminado.
Con esto, Marruecos se ha ganado el apoyo de la administración Trump por su insistencia en que el Sáhara Occidental es una parte integral del reino y ha rechazado sus llamados a la independencia. Rabat ha informado que acordó poner fin a su estado de guerra con Israel, pero puede que se haya reavivado otro conflicto.
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