Los habitantes de Wilmington, la ciudad de Joe Biden en el estado de Delaware (este), chequean ansiosamente sus teléfonos e intentan mantenerse ocupados, mientras los periodistas deambulan día y noche por los pasillos de sus hoteles, todos a la espera de que se anuncie un ganador de la elección presidencial de Estados Unidos. “Es extenuante. Creo que he dormido dos horas desde el martes”, dice Zanthia Oliver, de 55 años, que acaba de ser electa para un segundo mandato en el Concejo municipal.

El demócrata Biden está a las puertas de un triunfo, actualmente más cerca que el presidente Donald Trump del mágico número de 270 votos en el Colegio Electoral necesario para llegar a la Casa Blanca. Pero la campaña del magnate republicano ha presentado varias demandas judiciales para intentar frenar el conteo de votos por correo.

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Oliver intenta distraerse mientras el conteo de votos avanza a cuentagotas en cinco estados, incluidos los estados bisagra de Georgia y Pensilvania. “Estoy haciendo unos mandados, tratando de mantenerme ocupada”, declara a la AFP tras depositar un cheque en el Bank of America, en el centro de Wilmington.

Oliver asegura que ha atendido llamadas de amigos en el medio de la noche que le preguntan cuándo habrá un ganador y si el resultado será favorable al hijo pródigo de Wilmington, donde Biden vivió durante más de tres décadas mientras era senador antes de convertirse en el vicepresidente de Barack Obama.

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“A las dos de la mañana estaba tomando un té calmante. A las tres comí una banana, y luego lavé ropa. Debe ser la adrenalina, porque no puedo dormir”, añade. Cerca de allí, fuera de la biblioteca pública de esta somnolienta ciudad de 70.000 habitantes, Deon Backus, un este estibado rde 58 años, ve las cosas con otra filosofía.

“No se puede hacer nada, salvo esperar lo mejor”, señala a la AFP, para luego añadir que no ha visto mucha televisión para seguir las noticias. “Solo miro 15 minutos aquí, 20 allí. No me estreso. Mi mujer es la que está volviéndose loca, yo no”, añade Backus.

“Frenesí”

En la principal calle comercial de la ciudad, Market Street, Jason Williams, de 38 años, actualiza los resultados de la cadena de televisión MSNBC en su teléfono. “Los miro cada un par de minutos”, dice este técnico en mantenimiento. “Estoy un poquito ansioso. Quiero saber quién será el próximo presidente. Supongo que todo el mundo está en una especie de frenesí”, aclara.

A un kilómetro y medio de allí, en el Chase Center Riverfront, el cuartel general de la campaña de Biden, cientos de periodistas de todo el mundo aguardan el desenlace. Entre salidas al aire desde el estacionamiento del lugar, matan el tiempo en el adyacente hotel Westin, ávidos por saber si Biden se convertirá en el 46º presidente de Estados Unidos.

Williams cree que la gran noticia llegará el viernes, pero Backus piensa que demorará más. “Realmente espero que Joe gane”, dice Backus. “Pero pienso que podríamos tener aún una semana y media o dos semanas de espera. Y aún así habrá un ir y venir en las cortes”, añade en referencia a las demandas judiciales presentadas por Trump contra el conteo de votos enviados por correo.

Fuente: AFP.

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