Israel, un país con alrededor de 9 millones de habitantes, fue uno de los primeros en cerrar sus fronteras cuando el COVID-19 comenzó a aparecer en Europa y en otros países de Asia. También fue uno de los primeros que inició el retorno a una relativa normalidad en julio pasado, cuando los alumnos comenzaron a asistir a las aulas.
Con un total de 317.206 casos detectados hasta la fecha y que dejó 2.597 personas fallecidas, el país fue sacudido repentinamente por una segunda ola del virus que obligó a un confinamiento de varios días ordenado por el Gabinete Coronavirus, compuesto por varios ministros del gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.
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Precisamente, Netanyahu anunció hace algunas horas a través de las cuentas oficiales en redes sociales del Estado de Israel un lento y controlado retorno a la normalidad, tras comprobarse el gradual descenso del número de personas contagiadas en el país.
Respeten las reglas
“Acabamos de llamar al Gabinete Coronavirus y tal como lo prometimos en la reunión anterior, abriremos las tiendas de la calles este domingo. Se permitirán hasta cuatro clientes en cualquier momento, nada más”, expresó Netanyahu en un tuit publicado esta tarde.
En otra posterior publicación, el premier israelí agregó: “También sabemos que ha habido un cierto aumento en la morbilidad, así que si vemos el próximo fin de semana, antes de la gran tercera fase, que hay un aumento en la morbilidad, vamos a tener que parar y tal vez incluso endurecer las restricciones. Esta es nuestra decisión, abrir las tiendas, permitiendo a cuatro clientes y les pido a todos que respeten esas reglas”.
La vacuna
El 1 de noviembre pasado iniciaron las pruebas en seres humanos de una vacuna contra el COVID-19 desarrollada en Israel, tras el visto bueno del Ministerio de Salud y el Comité de Helsinki a Brilife (acrónimo de la palabra hebrea “briut”, salud, y “vida” en inglés).
La primera fase en humanos durará siete meses y será llevada a cabo en unos 80 voluntarios sanos con edades comprendidas entre los 18 y 55 años en dos hospitales, el centro médico Tel Hashomer Shiba, en Ramat Gan y el Hospital Universitario Hadasa, en Jerusalén.
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