La República Dominicana se une a Honduras entre los países latinoamericanos que consideran trasladar sus embajadas a la ciudad de Jerusalén. El anuncio lo realizó el canciller dominicano, Roberto Álvarez, quien se comunicó con su homólogo israelí, Gabi Ashkenazi, para conversar sobre este y otros temas bilaterales.

Recientemente, el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, cuyo gobierno ya había reconocido a la ciudad de Jerusalén como capital del Estado de Israel, confirmó poco tiempo después de la apertura de la oficina comercial israelí en Tegucigalpa que en breve y si la situación generada por el COVID-19 lo permita, Honduras estaría trasladando su legación diplomática desde Tel Aviv a Jerusalén.

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La misma decisión la habían tomado Estados Unidos, Guatemala y Paraguay, aunque este último dio marcha atrás con la decisión, apenas había asumido el actual gobierno de Mario Abdo Benítez, situación que generó un roce diplomático que tiempo después fue superado, aunque Israel ya no cuenta con una embajada en Asunción y Paraguay mantiene la suya en Tel Aviv.

Ashkenazi, ministro de Relaciones Exteriores de Israel, felicitó y agradeció a su colega dominicano. “Le agradecí durante nuestra llamada telefónica de ayer por esta importante decisión y por los muchos años de amistad entre nuestros dos países”, escribió el israelí confirmando la conversación sostenida con su par dominicano el pasado 30 de octubre.

En su declaración a la prensa, el Ministerio de Relaciones Exteriores dominicano dijo que consideraría el hecho de que la embajada había estado una vez en Jerusalén, así como el hecho de que la sede del gobierno de Israel se encuentra en Jerusalén.

Varios países condicionan el reconocimiento de Jerusalén y el posterior traslado de su embajada a esa ciudad a un acuerdo con los palestinos, mientras que el actual gobierno de Israel, presidido por Benjamín Netanyahu, se encuentra inmerso en una cruzada por seguir firmando acuerdos de normalización de relaciones diplomáticas y comerciales con otros países árabes de la región.

El último de ellos fue Sudán, que se ha unido a Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, mientras cada vez con más insistencia se menciona que Arabia Saudita podría aceptar normalizar relaciones con Israel, lo que supondría un gigantesco paso a una situación de paz y cooperación entre los países del Medio Oriente, considerando que los saudíes son líderes del mundo islámico sunita y luchan contra Irán y Turquía por el predominio entre los países islámicos de la región.

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