Una publicación aparecida en el New York Post y reproducida por la periodista e investigadora Sarah Chemla del Jerusalem Post de Israel hablan de un estudio realizado por Aryeh Shimronx sobre unos fragmentos de clavos que se cree fueron utilizados en la crucifixión de Jesús y que contienen madera antigua y fragmentos de hueso. Aryeh Shimronx es un geólogo jubilado que vive en la capital israelí.

Estos fragmentos de clavos aparecieron por primera vez después de una excavación en la tumba de Caifás, en 1990. Caifás era el sumo sacerdote que organizó el complot para apresar a Jesús, según el Nuevo Testamento de la Biblia cristiana. Los académicos de la época habían rechazado la posibilidad.

Sin embargo, Shimron descubrió en sus investigaciones que los clavos eran los mismos que se tomaron del sitio de Caifás y también se usaron para crucificar a alguien. “Dentro del óxido y el sedimento adheridos a los trozos de clavo también identificamos y fotografiamos una serie de fragmentos microscópicos de hueso. Creo que la evidencia científica de que los clavos se usaron para crucificar a alguien es realmente fuerte”, dijo Shimron.

Invitación al canal de WhatsApp de La Nación PY
Una de las estaciones de la Vía Dolorosa en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Foto: Juan Carlos Dos Santos

Verdad a medias

Estas evidencias sin embargo, no significan precisamente que hayan sido utilizados durante la crucifixión de Jesús. Solo demuestran que pudieron haber sido usados para el suplicio y tormento de alguna persona. En un momento, estos fragmentos hallados en 1990 habían desaparecido misteriosamente y resurgieron cuando Jacobovici dijo en su documental de 2011 "Clavos de la cruz”, que había hallado las aclayatas que se usaron en la crucifixión de Jesús.

Le puede interesar: Netanyahu: “Estamos modificando el mapa de Oriente Próximo”

La película sigue tres años de investigación en los que presenta sus afirmaciones, algunas basadas en datos empíricos, otras que requieren mucha imaginación y un acto de fe, aunque Jacobovici dijo que el hallazgo había sido histórico. Según la publicación del Jerusalem Post, la mayoría de los científicos e historiadores a quienes se les había solicitado una opinión calificaron el caso como inverosímil y en algunos casos, hasta un truco publicitario.

La Vía dolorosa en Jerusalén es el recorrido que realizó Jesús hasta el Gólgota donde fue crucificado. Foto: Juan Carlos Dos Santos

Caifás, asociado la crucifixión

Jacobovici sostuvo su teoría de esta manera: “Si miramos la historia completa, histórica, textual y arqueológica, todas parecen señalar que estos dos clavos están involucrados en una crucifixión. Y dado que Caifás solo está asociado con la crucifixión de Jesús, sumas dos y dos y parecen implicar que estos son los clavos”, indicó.

La Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA por sus siglas en ingles), que supervisó la excavación de Jerusalén, dijo en reacción al lanzamiento de la película que nunca se había probado más allá de toda duda, que la tumba era el lugar de entierro de Caifás y que es normal el hallazgo de clavos en las tumbas.

Cementerio en el Monte de los Olivos y la Ciudad Vieja de Jerusalén al fondo. Foto: Juan Carlos Dos Santos

No tendría sustento

“No hay duda de que el talentoso director Simcha Jacobovici creó una película interesante con un hallazgo arqueológico real en su centro, pero la interpretación que se presenta en ella no tiene base en hallazgos o investigaciones arqueológicas”, dijo la IAA.

Muchas reliquias antiguas, incluidos otros clavos que supuestamente se remontan a la crucifixión, se han presentado a lo largo de los siglos como si tuvieran una conexión con Jesús. Muchos fueron considerados falsos, mientras que otros fueron considerados sagrados", dijo la IAA.

Lea también: ¿Cómo surge la devoción al Sagrado Corazón de Jesús?

Dejanos tu comentario