El exmandatario de Estados Unidos Barack Obama lanzó una denuncia al gobierno de Donald Trump y llamó a los votantes demócratas a no confiarse en los sondeos favorables y movilizarse en masa para lograr la victoria del candidato Joe Biden el 3 de noviembre.
“No podemos confiarnos. No me importan los sondeos”, dijo Obama en su primer mitin en apoyo a su exvicepresidente en la carrera por la Casa Blanca. Biden aventaja a Trump por nueve puntos porcentuales a nivel nacional, según el promedio de encuestas de RealClearPolitics.
Pero Obama recordó que en 2016 “hubo un montón de encuestas” favorables a la entonces candidata demócrata Hillary Clinton y “no funcionó porque mucha gente se quedó en su casa, se volvió perezosa y confiada”. “Esta vez no. No en esta elección”, recalcó.
Obama, el primer presidente negro de Estados Unidos y quien ocupó el cargo durante dos mandatos (2009-2017), denunció duramente a su sucesor, alegando que Donald Trump ha demostrado ser “incapaz de tomarse el trabajo en serio” en la Casa Blanca. “Esto no es un reality show. Es la realidad”, dijo Obama.
“Y hemos tenido que vivir con las consecuencias de que él (Trump) demuestre ser incapaz de tomarse el trabajo en serio”, añadió ante los asistentes al acto en Filadelfia, capital del estratégico estado de Pensilvania (noreste).
Más temprano, en una mesa redonda con líderes de la comunidad negra de esa ciudad, Obama -aún muy popular entre los demócratas- criticó el desempeño de Trump ante la pandemia de COVID-19.
“La pandemia habría sido difícil para cualquier presidente, no hemos visto algo así en 100 años. Pero el grado de incompetencia y desinformación, el número de personas que podrían no haber muerto si hubiéramos hecho lo básico”, lamentó.
“No podemos permitirnos otros cuatro años de esto”, añadió el expresidente de 59 años. “Estamos en un agujero profundo. Nuestra democracia no va a funcionar si las personas que se suponen son nuestros líderes mienten todos los días y simplemente inventan cosas”, dijo luego.
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Diferentes estilos de campaña
Por tercer día consecutivo, Biden, de 77 años, no tenía actividades públicas; mientras que el presidente republicano, de 74 años, sigue recorriendo Estados Unidos en la víspera del segundo y último debate entre ambos.
Más de 40 millones de ciudadanos ya votaron por correo o en persona, lo que significa cerca del 30% de la participación total de las elecciones de 2016.
Ese año Trump ganó muy ajustadamente en Pensilvania, un estado potencialmente crucial al que volvió la noche del martes tras dos mitines en Arizona (sur).
“Todo lo que hace [Biden] es quedarse en su casa”, dijo Trump en la localidad de Erie, Pensilvania. Lleva “cinco días” de pausa, exageró para hilaridad de sus partidarios.
Recientemente recuperado del covid-19, el presidente se presentaba el miércoles en Gastonia, Carolina del Norte (este), otro estado clave para conquistar la Casa Blanca. Tras desplazarse también por Carolina del Norte el domingo, Biden volvió a su feudo en Wilmington, Delaware (este).
Saludó a simpatizantes y dio una entrevista pero luego se distanció de los periodistas, salvo para hacer declaraciones a medios locales de estados clave. Su compañera de fórmula, la senadora Kamala Harris, de 56 años, se dirigió el miércoles a Carolina del Norte para movilizar electores.
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Último debate
Biden y Trump volverán a verse las caras el jueves en el segundo y último debate en Nashville, Tennessee (centro-este). El primero, realizado a fines de setiembre, fue una batalla a los gritos. Y nada indica que el jueves será distinto.
Negándose a ser presidente de un solo mandato, Trump se dedicó en los últimos días a atacar la integridad de su adversario. Sin dar datos concretos, dijo una y otra vez que los Biden son “una familia criminal”.
Trump apunta a los negocios en Ucrania y China del hijo de Biden, Hunter, cuando su padre era el vicepresidente de Obama. Muy sensible a los ataques a su familia, y que en ocasiones le han hecho perder los estribos, Biden debe estar preparado para recibir golpes.
Para evitar el caos del primer debate, cuando un candidato esté hablando, el micrófono de su adversario estará silenciado. Esa regla fue considerada “injusta” por Trump.
Como en 2016, Trump busca mostrarse como un candidato que no le rehuye a la pelea y que lucha por los estadounidenses.
Al ser cuestionado sobre los múltiples sondeos que lo muestran rezagado de Biden, Trump dice confiar en su capacidad de movilizar multitudes. “Nunca habíamos visto mitines con tanto amor y tanta gente”, asegura.
Fuente: AFP.