Estados Unidos superó el martes las 200.000 muertes por COVID-19, un nuevo hito sombrío a seis semanas de que el país decida si renueva el mandato del presidente Donald Trump, muy criticado por su manejo de la pandemia. La Universidad Johns Hopkins con sede en Baltimore, que lleva el recuento de referencia, informó que 200.182 estadounidenses murieron y 6,86 millones se infectaron con el nuevo coronavirus.
Con 4% de la población mundial, Estados Unidos representa el 20% de sus muertes registradas por COVID-19 desde la aparición del virus en China a fines del año pasado. El país norteamericano ha tenido el número oficial de fallecidos más alto del mundo durante meses, por delante de Brasil e India, con 137.272 y 88.935 muertes, respectivamente.
Tom Frieden, exdirector de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC), consideró que el COVID-19 “será la tercera causa principal de muerte este año en Estados Unidos, más que los accidentes, los derrames cerebrales o el Alzheimer”. “Subestimamos este virus a nuestro riesgo y al de aquellos a quienes afectan nuestras decisiones”, tuiteó.
Solo los cánceres y las enfermedades cardiovasculares serán seguramente responsables de más muertes que el COVID-19 en Estados Unidos en 2020, incluso si se subestima el impacto real del virus debido a la falta de pruebas al comienzo de la pandemia.
De acuerdo con fuentes oficiales, en los últimos siete días, alrededor de 5.300 personas han muerto de coronavirus en Estados Unidos. Al menos 6.000 pacientes están hospitalizados en una unidad de cuidados intensivos y 1.500 necesitan ventiladores artificiales, según el COVID Tracking Project.
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“Derrotaremos al virus”
Trump, rezagado en las encuestas para los comicios del 3 de noviembre frente al demócrata Joe Biden, insiste en que su gestión de la pandemia es exitosa y apuesta por la aprobación de una vacuna a finales de octubre. “Lanzamos la movilización más agresiva desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo el martes ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
“Distribuiremos una vacuna, derrotaremos al virus, pondremos fin a la pandemia y entraremos en una nueva era de prosperidad, cooperación y paz sin precedentes”, prometió. Sin embargo, el número de dosis de una posible vacuna será muy limitado en los primeros meses.
Antes del segundo trimestre de 2021, cuando en teoría se habrán fabricado dosis suficientes para inmunizar a 330 millones de estadounidenses, aún podrían morir varias decenas o cientos de miles de estadounidenses.En muchas ciudades, los estudiantes han regresado a la escuela virtualmente, las áreas interiores de bares y restaurantes permanecen cerradas y el uso de tapabocas ha aumentado.
Pero sigue habiendo brotes, actualmente en el Medio Oeste y en los campus universitarios que regresaron a las clases presenciales. “Apenas afecta a casi nadie”, afirmó Trump el lunes durante un mitin electoral. “Afecta a los ancianos, a los que tienen problemas cardíacos y a otros”, dijo, sin una palabra de compasión por las muertes.
“Incompetencia”
Pero los críticos aseguran que las estadísticas exponen el fracaso de la administración Trump. “Estados Unidos ha pagado un precio más alto que cualquier otro país del mundo”, dijo el lunes Biden, lamentando las “mentiras” e “incompetencia” del mandatario republicano.
Trump restó importancia públicamente a la gravedad de la pandemia desde el principio, y en febrero ocultó a los estadounidenses que sabía que el virus se transmitía por el aire y era más peligroso que la gripe, según entrevistas para el nuevo libro del periodista Bob Woodward. Su gobierno detuvo un plan para la distribución general de mascarillas preparado por la Oficina de Correos y obligó a los CDC a suavizar sus instrucciones para alentar el regreso a la normalidad.
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Trump es acusado de confundir a la población al no tomar medidas a nivel nacional. “Necesitábamos una respuesta nacional unificada, coherente y fuerte”, dijo a la AFP William Schaffner, profesor de políticas de salud en la Universidad de Vanderbilt.
Los CDC, la principal agencia de salud del país, dijeron el viernes que el coronavirus era transmitido principalmente por “gotitas respiratorias o pequeñas partículas, como las de los aerosoles, que se producen cuando una persona infectada tose, estornuda, canta, habla o respira”.
La hipótesis de la transmisión por microgotas que permanecen en el aire durante minutos u horas, respaldada por un número creciente de estudios, no ha sido reconocida hasta ahora como primaria por los expertos de los CDC o la Organización Mundial de la Salud. Pero el lunes, el sitio de los CDC retiró el texto, argumentando que había sido publicado “por error”.
Fuente: AFP.