Las autoridades de Fernando de Noronha, una isla tropical frente a las costas de Brasil conocida como uno de los destinos turístico más codiciados, dijeron el jueves que volverán a permitir la entrada a los visitantes, pero con un truco: tienen que haber tenido COVID-19.
La isla, parte de un archipiélago volcánico que limita el turismo a varios cientos de llegadas por día, cerró sus playas hace cinco meses para detener la propagación del nuevo coronavirus.
Los funcionarios dijeron en una publicación en la cuenta de Instagram de la isla que comenzaría a reabrir en fases a partir del 1 de septiembre, con estrictos controles sanitarios para “garantizar la protección de todos”. “En la primera fase, solo se permitirá desembarcar a turistas que hayan tenido COVID-19”, dice la comunicación.
Los visitantes deberán presentar un resultado positivo de la prueba del virus junto con el pago del impuesto por conservación ambiental de Fernando de Noronha.
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“Estamos reabriendo responsablemente, con precaución y sin prisa”, dijo el administrador del archipiélago, Guilherme Rocha, en una conferencia de prensa. “La prisa es el enemigo de la vida... No podemos hacer todo a la vez”.
Conocido por sus playas salvajes y sin desarrollos, sus paisajes impresionantes y su reserva marina nacional, Fernando de Noronha alberga a poco más de 3.000 residentes permanentes. Pero sus hoteles boutique suelen estar repletos de personas del jet set de Brasil y del extranjero.
El 21 de marzo la isla cerró la entrada a los visitantes, y a los residentes que estaban fuera se les prohibió regresar desde abril hasta mediados de junio.
Los que llegan a la isla reciben ahora un brazalete de identificación que deben llevar hasta que los funcionarios de salud pública les den el visto bueno, ya sea después de completar la cuarentena o de obtener dos resultados negativos en las pruebas de detección del virus.
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Brasil es el segundo país del mundo con mayor número de infecciones y muertes por virus, después de Estados Unidos: casi 3,8 millones y 120.000, respectivamente. Pero Fernando de Noronha es una “historia de éxito de COVID-19”, dijo Rocha. “No hemos tenido transmisión comunal en la isla por mucho tiempo. Y queremos que siga siendo así”, dijo.