Los equipos de rescate encontraron este viernes los cuerpos de los bomberos muertos en la trágica explosión del puerto de Beirut hace diez días, mientras que las autoridades libanesas, que se oponen a que se haga una investigación internacional, encargaron esa tarea a un juez local.
En la capital libanesa azotada por la tragedia, los emisarios extranjeros siguen llegando, señal de que el Líbano vuelve a estar en el centro de las luchas por la influencia. El ministro iraní de Relaciones Exteriores, Mohamad Javad Zarif, se reunirá este viernes con las autoridades.
Hay posibilidades de que se cruce también con la ministra de Defensa francesa, Florence Parly, y el número tres de la diplomacia estadounidense, David Hale, que debe también reunirse con los dirigentes libaneses y representantes de la sociedad civil. Estos últimos reclaman, al igual que la comunidad internacional, un gobierno neutro para coordinar la ayuda que llega a Líbano, tras la renuncia del gabinete del primer ministro Hassan Diab.
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El pueblo acusa a los dirigentes de ser responsables, por negligencia o corrupción, de la explosión del 4 de agosto que dejó al menos 171 muertos y 6.500 heridos. En el puerto devastado, los equipos de rescate continúan encontrando víctimas de la explosión provocada por una gran cantidad de nitrato de amonio almacenado en un depósito. Todo el país estaba al tanto de la presencia en medio de la ciudad de toneladas de esa sustancia desde hace seis años, según admitieron algunos responsables y fuentes de seguridad.
Asimismo, gracias a un análisis de ADN, se identificaron los restos de dos de los tres bomberos de una misma familia, que habían sido reportados como desaparecidos mientras combatían un incendio antes de la explosión, según se informó a sus familiares.
“Sin funerales”
"No organizaremos un funeral antes de encontrar a Charbel Karam", el tercer bombero de la misma familia, dijo a la AFP Mayane Nassif, pariente de una de las víctimas. Hasta el momento, se hallaron los restos de siete de los 10 bomberos que trabajaban intentando sofocar el incendio.
Los libaneses están ya agotados por la crisis económica y la explosión revivió el movimiento de protesta lanzado en el otoño de 2019 contra la clase política, acusada de corrupción, incompetencia y negligencia. Ante la furia en la calle, el gobierno de Diab renunció el lunes. Su sucesor debe ser designado por el jefe de Estado, Michel Aoun, sobre la base de consultas con los bloques parlamentarios que representan a los partidos políticos tradicionales que el movimiento de protesta rechaza.
Sin investigación internacional
Hale, subsecretario de Estado para Asuntos Políticos de Estados Unidos, quien se reunió con el presidente Aoun el viernes, pidió la formación de un gobierno "que responda a la voluntad de su pueblo, que verdaderamente se compromete y actúe por la reforma".
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Francia, cuya ministra de Defensa fue recibida el viernes por Aoun, también está presionando en esta dirección. La ministra luego recibió al porta-helicópteros Le Tonnerre, que traía ayuda alimentaria y materiales de construcción.
Las autoridades libanesas designaron al juez Fadi Sawan para investigar las causas de la explosión. Pero no es él quien interrogará a varios ministros, antiguos y actuales sobre el nitrato de amonio almacenado en el puerto: deberán comparecer ante un organismo especial.
Hale anunció el jueves que la Policía Federal de Estados Unidos (FBI) se uniría a los investigadores “por invitación” de las autoridades libanesas. París, por su parte, abrió una investigación. Las autoridades libanesas rechazan una investigación internacional, a pesar de las voces en el Líbano y en el extranjero que la demandan. Expertos de la ONU pidieron una investigación independiente y rápida, expresando su preocupación por la “impunidad” de la que, según ellos, gozan los políticos libaneses.
Fuente: AFP