El regreso a las clases presenciales comenzó en varios estados de Estados Unidos, incluso en aquellos donde el coronavirus circula activamente, obligando en ocasiones a imponer cuarentenas para frenar focos de contagio entre los estudiantes.

En Estados Unidos, el inicio del año escolar –que ocurre regularmente durante el mes de agosto– ha sido muy diferente este año debido al azote de la pandemia de coronavirus. Grandes ciudades como Chicago, Houston, Los Ángeles, Miami, decidieron empezar las clases de modo virtual, frente a otras que dieron luz verde al retorno a las escuelas.

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El gobernador del estado de Nueva York –epicentro de la expansión del COVID-19 en la primavera boreal– anunció el viernes pasado que las escuelas podrían reabrir a modo presencial en áreas donde la tasa de test positivos esté por debajo del 5%. Cuando en la mayor parte del estado ese valor está actualmente alrededor del 1%.

Pero la ciudad de Nueva York, que ha anunciado que está considerando un modelo híbrido con entre uno y tres días de clases presenciales, aún tiene que confirmar qué formato tendrán sus 1,1 millones de estudiantes cuando se reincorporen en setiembre.

Por otro lado, gobernadores de los estados republicanos insisten en que todos los estudiantes vuelvan a las escuelas, apoyando la línea del presidente Donald Trump.

Este es el caso de Mississippi, Georgia, Tennessee o Indiana, donde las escuelas reabrieron esta semana o la semana pasada. En estas regiones, la epidemia se ha estabilizado desde finales de julio o principios de agosto, pero siguen con niveles altos de contagio.

El nivel de riesgo tolerado por las autoridades locales es mucho más laxo que los parámetros permitidos en otros países.

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Sin embargo, más allá del discurso de apertura de los republicanos hay excepciones. El gobernador de Mississippi, Tate Reeves, se negó durante mucho tiempo a promulgar restricciones y solo hizo obligatorio el uso de la máscara en todo el estado el viernes pasado. Pero pospuso el inicio del año escolar para las escuelas secundarias donde hay brotes de la pandemia.

En uno de los casos, en un liceo fueron puestos en cuarentena un centenar de estudiantes. En el condado donde se encuentra ese centro educativo se registró una tasa de test positivos a COVID-19 de 25% y los servicios de cuidados intensivos están copados, según el sitio COVIDActNow.

“Para mí es bastante positivo” el reinicio, dijo Reeves a modo de defensa en Fox News el miércoles. “El sistema está funcionando, hemos identificado los casos positivos, encontramos sus contactos y estamos tratando de proteger a estos niños”.

También se han decidido cuarentenas o cierres de establecimientos en Indiana y Tennessee.

Sin reglas

En otras zonas, la educación a distancia parece ganar terreno entre las preferencias: dos tercios de los estadounidenses quieren un regreso virtual a la escuela, según una encuesta de NPR.

Los profesores y sus sindicatos también han ejercido presión sobre los responsables políticos, temerosos por su salud si el regreso a clases es obligatorio. Dos tercios prefieren enseñar en línea en agosto, según otra encuesta de NPR de esta semana.

El debate está contaminado por la pugna electoral. Trump hizo de la reapertura una prioridad, pero la decisión final no es suya.

La presión de la Casa Blanca llevó a los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) a emitir instrucciones claramente alineadas con la reapertura, alegando los riesgos de un aumento del abandono escolar en poblaciones vulnerables.

Pediatras coinciden en el valor de mantener activo el sistema educativo, pero advierten que esto solo se puede lograr si la epidemia de COVID-19 está bajo control a nivel local.

“El ejemplo de Mississippi debería servir como advertencia para mostrar lo que sucede cuando se reabre antes de que se contenga el nivel de transmisión”, dijo a la AFP Thomas Tsai, de Harvard.

Para el experto “todas las máscaras y filtros de aire del mundo no podrán minimizar el riesgo si el COVID-19 explota alrededor de las escuelas”.

Sin embargo, el gobierno federal se abstuvo de establecer criterios cuantificados, en términos de incidencia del virus, para guiar a los tomadores de decisiones locales.

Estados Unidos es el país más afectado por la pandemia en términos absolutos con casi 160.000 muertes y más de 4,87 millones de contagios.

Fuente: AFP.

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