El alcalde de Río de Janeiro pretende que las personas que quieran instalarse en las playas de la ciudad tengan que reservar un espacio a través de una aplicación, con el fin de frenar la propagación del coronavirus, según anunció este lunes. El edil, Marcelo Crivella, indicó que los bañistas deberán solazarse en áreas individuales claramente delimitadas.
Aunque no precisó una fecha para que esas medidas entren en vigor, quedaría por demostrar si son aplicables, dado que las playas como Copacabana o Ipanema ya se vieron desbordadas de bañistas en los últimos fines de semana, pese a la amenaza de multa de 107 reales (20 dólares).
"La gente podrá ocupar esas demarcaciones según el orden de llegada y reservando por una aplicación. La idea es que de ese modo consigamos organizar mejor lo que no está funcionando bien", explicó Crivella en una conferencia de prensa.
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Las autoridades vedaron el acceso a las playas en marzo, cuando el COVID-19 empezaba a golpear a Brasil. Desde entonces, el país sudamericano, con casi 102.000 muertos, se convirtió en el segundo más afectado por la enfermedad detrás de Estados Unidos.
Y Río de Janeiro, con más de 14.000 muertos, es el segundo de los 27 estados brasileños con mayor número de víctimas, detrás de Sao Paulo.
El gobernador de Río, Wilson Witzel, admitió en esa época que la medida equivalía a una “herejía” en una ciudad que vive una relación fusional con sus playas. Crivella volvió a autorizar el 31 de julio el acceso al mar, pero mantuvo la prohibición de instalarse en la arena.
Una prohibición ampliamente ignorada por las multitudes que buscaron los rayos de sol del clemente invierno tropical, jugando al futvóley o contemplando las islas que emergen en el horizonte.
Otros países han recurrido a la tecnología para abrir sus playas. España usa drones, Bélgica utiliza sensores y rastreadores por teléfono celular y varios lugares adoptaron la reserva de lugares por internet o por aplicaciones. Río también autorizó este lunes las reuniones de negocios y los eventos empresariales.
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Brasil volvió a admitir el 29 de julio el ingreso de extranjeros en sus aeropuertos, después de cuatro meses de cierre, con la esperanza de reanimar su turismo, un sector vital para su economía pero paralizado por la pandemia.
Fuente: AFP