Las terribles explosiones en un sector portuario de la ciudad de Beirut van tomando dimensiones catastróficas, al confirmarse una cifra aproximada de más tres mil personas heridas, centenares de fallecidos y una cantidad no precisada de personas desaparecidas.
Los videos y las imágenes que circulan en redes sociales muestran un dantesco panorama en el que se mezclan la destrucción, la muerte y el dolor de los heridos. Hasta el momento solo hay suposiciones sobre lo que pudo haber originado ambas explosiones, que han destruido un sector de la capital libanesa a orillas del mar Mediterráneo.
Aunque el Líbano forma parte de la conflictiva región del Oriente Medio, donde la paz parecería ser una utopía, las muestras de solidaridad fluyen de todas partes del mundo y entre ellos su vecino del sur no podía quedar exento, Israel.
La tensa situación en la frontera entre Líbano e Israel, así como la presencia permanente en esa zona del grupo terrorista chiíta proiraní Hezbollah, no ha sido impedimento para que la nación hebrea ofrezca todo tipo de ayuda humanitaria y médica para tratar de paliar el desastre que aún no tiene oficialmente una causa determinada y que a juzgar por las imágenes, la cifra de víctimas irá aumentando con el correr de las horas.
De conformidad con su aprobación de asistencia humanitaria y médica al Líbano, el primer ministro Netanyahu ha dado instrucciones al jefe del NSC (Consejo de Seguridad Nacional de Israel), Ben-Shabbat, para que hable con el coordinador especial de la ONU para el Proceso de Paz de Oriente Medio, Mladenov, para aclarar cómo Israel puede ayudar aún más al Líbano.
Las Fuerzas de Defensa de Israel y el Ministerio de Relaciones Exteriores comunicaron en sus respectivas cuentas oficiales de Twitter, tanto en árabe como en inglés y en español, que estaban tramitando los canales correspondientes para hacer efectiva toda la ayuda posible y necesaria. En años recientes, Israel ha ofrecido y concretado todo tipo de ayuda humanitaria, médica y técnica a otros países, como México, Haití o Brasil, por citar algunos, a consecuencia de desastres naturales como terremotos o inundaciones.