El inmunólogo Anthony Fauci, principal referente en enfermedades infecciosas en Estados Unidos, expresó el viernes pasado sus inquietudes sobre la seguridad de las vacunas contra el COVID-19 que están desarrollando China y Rusia.
Varias compañías chinas están a la vanguardia de la carrera mundial por una vacuna contra el nuevo coronavirus, mientras que Rusia ha dicho que espera ser el primer país en brindar una vacuna al público, algo que prevé concretar en setiembre.
Pero es probable que los proyectos se enfrenten a un mayor escrutinio, dado que los sistemas reguladores de ambos países son mucho más opacos que en Occidente.
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Fauci, a quien se le preguntó durante una audiencia en el Congreso si Estados Unidos podría usar vacunas chinas o rusas si llegaban a producirse primero, afirmó que era poco probable.
“Espero que los chinos y los rusos realmente estén probando la vacuna antes de administrársela a alguien”, dijo.
“Las afirmaciones de que tienen una vacuna lista para distribuir antes de hacer las pruebas son, cuanto menos, problemáticas”, añadió.
“Vamos muy rápido. No creo que debamos depender de otros países para obtener vacunas”, dijo.
Medios chinos anunciaron en junio que una vacuna contra el coronavirus desarrollada por CanSino Biologics se estaba utilizando para inmunizar al ejército del país asiático, lo que la convirtió en la primera en ser aprobada para el uso en personas, aunque en una población limitada.
Sin embargo, científicos plantearon preocupaciones éticas porque la vacuna aún no ha comenzado sus etapas finales de prueba.
Otras dos compañías chinas, Sinovac y Sinopharm, han lanzado pruebas finales de la fase tres en Brasil y Emiratos Árabes Unidos, respectivamente.
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China, donde se originó el virus, ha controlado en gran medida su brote y, por lo tanto, ha tenido que recurrir a otros países para probar sus vacunas.
Los ensayos en Brasil y Emiratos Árabes Unidos serán observados particularmente de cerca, dado el nutrido historial de escándalos sanitarios en China.
En el 2018, más de 200.000 niños recibieron una vacuna defectuosa contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DPT) que causó parálisis en algunos casos.
Rusia, que alguna vez fue líder mundial en vacunas durante la época soviética, tiene como objetivo llevar dos al mercado, una en setiembre y otra en octubre.
La primera está siendo desarrollada por el instituto Gamaleya, con sede en Moscú, y el ministerio de Defensa, y la segunda por el laboratorio estatal Vektor, cerca de la ciudad siberiana de Novosibirsk.
Rusia no ha publicado datos científicos que prueben la seguridad o eficacia de sus vacunas.
Sin embargo, Kirill Dmitriev, director del fondo ruso que financia el proyecto de Gamaleya, dijo a CNN: “Es un momento Sputnik”. Sputnik fue el primer satélite por un país, y lo hizo la Unión Soviética en 1957.
Tres vacunas producidas en países occidentales (Estados Unidos, Reino Unido y Alemania) están en la fase tres de experimentación, la fase final.
Fuente: AFP.