El científico italiano Andrea Crisanti logró frenar la expansión del coronavirus en Véneto del noreste de Italia, y tomó un gran protagonismo debido a que recomendó que las pruebas solo se hagan a personas con síntomas o llegadas desde China, haciendo caso omiso a lo que dicta la Organización Mundial de la Salud (OMS), se destaca en una crónica informativa publicada por Clarín de la Argentina.
El material indica que, en Italia, como en otros países europeos donde el coronavirus ha azotado con fuerza, los virólogos han tomado un fuerte protagonismo mediático. Uno de los que mejor prensa ha tenido es Andrea Crisanti, director del laboratorio de microbiología en la Universidad de Padua, y, sobre todo, autor del milagro Véneto: logró frenar inicialmente la pandemia en una de las dos regiones donde el virus estalló en Italia.
Uno de los aspectos que tomó mayor notoriedad fue que, por su incuestionable trabajo, en Véneto se logró contener el virus en el pueblo de Vo’ Euganeo, una de las once primeras localidades aisladas en Italia cuando estalló el virus a finales de febrero. Mientras la epidemia fue un desastre en Lombardía, el motor industrial italiano, con casi 17.000 víctimas, del total de 10 millones de habitantes; en Véneto, que podría haber corrido la misma suerte, han habido poco más de 2.000 muertos, con la mitad de la población.
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El segundo motivo por el que Crisanti se ha hecho conocido es por desafiar a la OMS. Desde el principio, cuando le preguntaban por el secreto del Véneto, Crisanti explicaba sin ningún reparo que el truco era ignorar las directrices de la organización cuando indicaba que solo se debían hacer pruebas a las personas que presentaban síntomas o venían de China.
“LA OMS debe ser completamente reformada. Esto no quiere decir que no necesitemos a la OMS: necesitamos a una OMS completamente diferente”, dijo en una publicación a La Vanguardia.
El virólogo reclama una organización mundial con gente más joven y más presencia en continentes como África o América Latina.
Cuando en enero pasado, la OMS pedía a los gobiernos que solo hicieran pruebas a quienes mostraban síntomas de coronavirus, Crisanti estaba convencido de que algunas personas podían contagiarse de la enfermedad y propagarla sin darse cuenta.
Un mes antes de que el coronavirus estallara en Italia, el 21 de febrero, su laboratorio en Padua desarrolló un test para detectarlo y obtuvo suficiente material como para hacer 500.000 muestras. Sin embargo, las autoridades del Véneto en ese momento le negaron el permiso para hacer pruebas a estudiantes que volvían de las celebraciones del Año Nuevo Chino, como quería. El tiempo le dio la razón al virólogo.
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