Un equipo de especialistas busca analizar y predecir el futuro económico de la región. Además explican el umbral de inmunidad de rebaño práctico y teórico. Analizan la posibilidad de que el coronavirus se extinga de América Latina antes de que llegue la esperada vacuna.

Se trata de un equipo en Inteligencia de Mercados de las Américas (AMI, por sus siglas en inglés) que aclara que en su grupo no incluye ningún epidemiólogo o médico de ningún tipo. La publicación en un medio internacional indica que dada la abrumadora cantidad de información relacionada con el COVID-19, buscan intentar analizarla y extrapolar la dispersión futura del coronavirus en el continente. Sostienen que solo entonces se podría empezar a predecir el futuro económico de la región.

“No pretendemos ser autoridades en la industria de la salud, pero sí somos analistas experimentados en América Latina. Reitero, el objetivo de este artículo es ayudar a predecir cómo el coronavirus impactará a las poblaciones latinoamericanas y sus economías. No pretendemos influenciar decisiones políticas o personales. En nuestra agenda solo está predecir el futuro”, refiere John Price, director de AMI.

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Inmunidad de rebaño

Indicó que al principio de la crisis fueron muy sonadas las dos vías a través de las cuales era posible alcanzar el umbral de inmunidad de rebaño (UIR): vacunación generalizada o la infección de aproximadamente 60% de la población con base en el nivel de contagio valuado con un R0 de 2.5, que significa que por cada persona infectada, 2,5 más tendrán contagio.

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Ejemplificó que la influenza estacional tiene UIR cercano al 45%, comparada con el de 60% para el COVID-19. En cualquier caso, una vez que la población llega al UIR, el virus se extingue porque no puede encontrar nuevos anfitriones.

Sin embargo, el UIR de 60% para el COVID-19 está basado en una teoría matemática que supone una sociedad homogénea, conectada y distribuida de forma proporcional. Las sociedades reales no son así. Científicos de Oxford, el Tecnológico de Virginia y la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool publicaron un reporte que demuestra cómo las variaciones naturales de la población ayudan a disminuir el umbral de forma dramática.

Otra explicación para que el UIR práctico sea menor que el teórico es la alta probabilidad de que gran parte de la población estuvo expuesta a otras cepas del coronavirus en el pasado. Otro estudio multiautorial mostró que hasta el 81% de nosotros puede presentar una respuesta grave al COVID-19 si nunca fuimos expuestos a él con anterioridad.

Un estudio similar, publicado recientemente en Suecia, concluyó que “alrededor del doble que las personas con anticuerpos detectables son individuos que desarrollaron inmunidad de células-T.” Esta era una sospecha desde que el coronavirus se dispersó en “un experimento de laboratorio de la vida real”. En el crucero Diamond Princess, solo 17 % de los sujetos resultaron positivos, lo que implica que el 83% restante estaba protegido contra el virus de alguna forma˝.'

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Anticuerpos de los infectados

Algunos están preocupados de que el conteo de anticuerpos de los infectados pueda extinguirse rápidamente, como demostró un estudio de Kings College en marzo y abril del 2020 que analizó la sangre de las víctimas 3 meses después de su recuperación. Pero, un ensayo bien argumentado en la revista Atlantic, tras la aparición de los encabezados fatalistas causados por el estudio, dio uno de los contra argumentos más claros : “Si observas la vacuna contra la viruela, verás que el conteo de anticuerpos disminuye en un 75% seis meses después de la aplicación. Pero esa es una vacuna que funciona por décadas”.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la influenza estacional del 2017, una cepa particularmente peligrosa, provocó el deceso de 1,2 millones de personas a nivel mundial o aproximadamente 0,1% del 15% de la población mundial que estuvo infectada. El COVID-19 parece ser tres veces más letal que la influenza del 2017 y 6 veces más que la influenza estacional normal, por lo que provocaría la muerte del 0,3% de los infectados. Incluso la Gripe Española de 1918, que tenía un R0 de 2, quedó extinta tras un 20% de infecciones, no el 55% teórico.

Punto de quiebre de la enfermedad

La publicación habla además de que hay quienes se refiere a este umbral menor (y más realista) como punto de quiebre de la enfermedad (PQE), en oposición del UIR, que es teórico. De acuerdo con las lecciones aprendidas en el pasado, el PQE del COVID-19 debería alcanzarse cuando el 15% al 20% de la población se haya infectado.

En algunas partes de Europa abrumadas por el COVID-19 (Bélgica, España e Italia) y algunas ciudades como Nueva York, el conteo diario de muertes (hasta julio del 2020) ha disminuido constantemente a pesar de que terminaron medidas de cuarentena y abrieron fronteras. Las autoridades de salud de estas jurisdicciones reconocen que sus comunidades alcanzaron, o están cerca del PQE. Su experiencia trágica nos sirve como una lección invaluable.

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