La economía británica, que se contrajo fuertemente en marzo y abril con un mínimo repunte en mayo, se enfrenta a su peor recesión en 300 años debido a la pandemia del coronavirus, según señaló el martes una agencia gubernamental. El Producto Interno Bruto (PIB) británico cayó un 19,1% de marzo a mayo respecto al período de diciembre a febrero por el impacto del COVID-19, con un repunte de solo 1,8% en mayo, anunció el martes la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS).
El aumento mínimo de mayo hace dudar a los analistas de la posibilidad de una recuperación en “V”, es decir, una recuperación tan brusca como lo abrupta que fue la contracción. Sobre todo teniendo en cuenta que el PIB sigue siendo un cuarto inferior a su nivel de febrero, antes de que el coronavirus golpease de lleno la economía británica y mundial.
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En este contexto, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), órgano de supervisión del presupuesto del gobierno, advirtió en un informe el martes que el Reino Unido “se encamina a registrar su mayor contracción anual del PIB en 300 años”, de más del 10%.
La ONS señala que con las primeras medidas adoptadas a mediados de mayo para flexibilizar el confinamiento instaurado el 23 de marzo, "la producción manufacturera y la construcción de viviendas han mostrado signos de recuperación, y algunas empresas han vuelto a trabajar".
La construcción se vio particularmente afectada por las restricciones: el sector cayó casi 30% entre marzo y mayo. En los servicios, la mayor parte de la economía británica, “hemos visto un rebote en la venta al por menor con un récord de ventas en línea”, añade Jonathan Athow, de la ONS, citado en el comunicado.
El coronavirus se suma al Brexit
Sin embargo, debido a las restricciones de viaje y el confinamiento persistente en otros sectores en mayo, “la actividad siguió cayendo en muchos campos”, agrega. Los comercios considerados no esenciales reabrieron en junio y los restaurantes, bares y hoteles, cines y museos recibieron luz verde a principios de julio. Pero no todos ellos han reanudado su actividad, ya que las medidas de distanciamiento obligatorias a veces son un obstáculo a sus perspectivas de rentabilidad.
Otros, como las salas de concierto o los centros de convenciones, todavía no están autorizados a abrir y muchos advierten que se arriesgan a quebrar.
“Si hay una recuperación económica en V, el Reino Unido se encuentra actualmente en la parte inferior de la V”, dice Ulas Akincilar, jefe de operaciones de la plataforma de corretaje en línea Infinox, quien señala que la OCDE predice para el país la peor recesión de las economías desarrolladas, con una contracción de más del 11% este año. Y eso si no hay una segunda ola de la pandemia.
En un intento de sostener la economía y, sobre todo, de evitar la destrucción duradera de millones de puestos de trabajo, el gobierno británico ha puesto en marcha un arsenal de medidas, entre las que se incluyen las ayudas al desempleo parcial, de las que se han beneficiado más de 9,3 millones de empleados.
Este plan de apoyo a la economía “eleva el endeudamiento del sector público a 322.000 millones de libras (unos 400.000 millones de dólares, ndlr), su nivel más alto en tiempos de paz en más de 300 años”, según el escenario central de la OBR, que no tiene en cuenta el coste de las nuevas medidas anunciadas el 8 de julio por el ministro de Hacienda. La economía británica se encuentra en una situación especialmente difícil porque el impacto del coronavirus se ve agravado por la amenaza de una ruptura brutal con la Unión Europea.
El tiempo apremia para encontrar un acuerdo posbrexit con Bruselas antes de que finalice el período de transición a finales de diciembre, pero las negociaciones entre Londres y la UE están desde hace semanas en punto muerto.
Fuente: AFP