El número de casos de COVID-19 en Tulsa, Oklahoma (sur), se disparó poco más de dos semanas después de que el presidente Donald Trump hiciera allí un mitin de campaña, informó el miércoles la autoridad sanitaria local.
Luego que el número de casos disminuyera un 20% entre la semana del 28 de junio y el 4 de julio, el departamento de Salud de Tulsa reportó más de 200 nuevos casos diarios desde el lunes, con un pico de 266 el miércoles.
Cuando le preguntaron si esta explosión de casos respondía al acto de campaña del 20 de junio, el director de Salud de Tulsa, Bruce Dart, dijo que era “más que probable” que estuviera vinculada a “varios acontecimientos importantes que tuvieron lugar hace poco más de dos semanas”.
Miles de partidarios del presidente participaron en este mitin, el primero desde que estalló la pandemia, que se realizó en un estadio cerrado.
El evento encendió alarmas ante el escenario de una multitud aglomerada sin distanciamiento social y reacia a usar mascarillas, como el propio presidente.
Los organizadores tomaron la temperatura al entrar y distribuyeron barbijos, cuyo uso no era igual obligatorio. Y las imágenes mostraron a una abrumadora mayoría del público con el rostro descubierto.
Varios miembros del equipo de campaña del republicano dieron positivo al COVID-19 antes y después del mitin en Tulsa, igual que varios agentes del Servicio Secreto, encargado de la seguridad del presidente.
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Miles de personas habían participado también en las celebraciones del “Juneteenth” de Tulsa el día anterior, en las que se conmemoraba la liberación de los últimos esclavos en Texas en 1865.
A diferencia del evento de campaña, casi todos los participantes en esta celebración al aire libre llevaron máscaras y mantuvieron el distanciamiento social de rigor, constató un periodista de la AFP.
Fuente: AFP.