San Pablo, Brasil. AFP.
Los bares y restaurantes de San Pablo, la capital económica de Brasil, volvieron a recibir clientes a partir de este lunes en una nueva fase de reapertura tras más de cien días de cuarentena parcial.
La ciudad más poblada de Brasil, de más de 12 millones de habitantes, acumula casi 140.000 casos confirmados y 7.621 muertes por coronavirus, 618 de las cuales se registraron en la última semana, según datos oficiales.
Los establecimientos pueden abrir durante seis horas al día con apenas 40% de su capacidad, respetando medidas de higiene, distancia mínima entre las mesas y exhibiendo sus menús solamente de forma digital o en carteleras.
“Está siendo bastante difícil”, dice a la AFP Lucas Santana, un camarero de 25 años que trabaja en un restaurante en el centro de San Pablo. “Esperábamos un movimiento un poco mejor”, admitió el joven.
Una de sus clientes, Ivani Trajano, se mostró aliviada. “Estaba con muchas ganas de salir, ¡da una sensación de libertad!... Estar tres meses en casa sin salir para nada es complicado”, sostiene.
En las fases anteriores, las autoridades ya habían permitido el funcionamiento de tiendas y centros comerciales con algunas restricciones, tras más de dos meses de paralización en los que solo funcionaron servicios esenciales, aunque sin confinamiento obligatorio de la población. A partir de este lunes también podrán abrir sus puertas los salones de belleza.
¿Fase más aguda ya pasó?
A pesar de que muchos especialistas advierten que se trata de una reapertura precoz, las autoridades afirman que la ciudad ya está en condiciones de entrar en la “fase amarilla” del plan.
“Pasada la fase más aguda, ya alcanzamos la meseta (de la curva de contagio) y, por lo tanto, es momento de empezar a reabrir la actividad económica”, afirmó el sábado el alcalde de San Pablo, Bruno Covas. De acuerdo con Covas, la ocupación de las camas en centros de terapia intensiva en la ciudad está abajo del 60%.
Domingos Alves, miembro del grupo científico COVID-19 Brasil y jefe del Laboratorio de Inteligencia en Salud (LIS) de la Universidad de San Pablo (USP), advierte sin embargo que los números todavía no muestran un retroceso claro de la cantidad de casos y muertes.
“Ningún país europeo se embarcó en un plan de reapertura antes de que esos indicadores, junto con la tasa de ocupación de camas de hospital, cayesen de forma sostenida por al menos tres semanas”, sostiene.
En Río de Janeiro, que también autorizó el regreso a los gimnasios, bares y restaurantes, el fin de semana se registraron aglomeraciones en diversos barrios, con grupos bebiendo y socializando sin mascarilla en la acera de los bares.
También se llenaron las playas, pese a que en la fase actual solo están permitidos los deportes individuales, tanto en el agua como en la arena.
Brasil, con más de 210 millones de habitantes, ya suma más de 1,6 millones de contagios desde el inicio de la pandemia de COVID-19 y se acerca a la marca de 65.000 muertos.
Las proyecciones de los especialistas coinciden en que el número real de casos puede ser hasta diez veces superior –debido a que no se practican test suficientes– y la cifra de muertos por COVID-19 sería el doble de la actual.
Por sus dimensiones de país continental, el virus se ha ido diseminando a ritmos diferentes según la región y actualmente está migrando de las capitales al interior de los estados.