Los mismos probaron cerca de 70 medicamentos existentes e identificaron siete, principalmente tratamientos anticancerosos y antiinflamatorios.
Un equipo internacional de científicos ha estado explorando la interacción de cómo el COVID-19 invade y reprograma las células humanas para provocar la infección y causar la muerte. Mediante el estudio, el mismo descubrió varias claves de cómo el Sars-Cov-2 infecta las células, lo que es crucial en la búsqueda de medicamentos capaces de frenar al virus antes de que lleve a cabo esos procesos.
Hasta el momento, el hallazgo más sorprendente que lograron comprobar con extraordinarias imágenes es que las células humanas infectadas por el coronavirus sufren una ‘siniestra’ transformación, según la publicación de un medio internacional.
Esto quiere decir que las células, siguiendo las instrucciones del virus, desarrollan largos filamentos, similares a tentáculos, que se cree podrían ayudar a la rápida propagación por el organismo.
“Lo que descubrimos es que el virus induce a la célula a crear estas protuberancias, que son como largas ramas o tentáculos. En otros virus se ha visto que estas protuberancias desempeñan un papel en la rápida propagación de la infección porque le ayudan al virus a invadir células cercanas”, mencionó uno de los autores del estudio, el profesor Pedro Beltrao, investigador del Instituto Europeo de Bioinformática del Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EBI-EMBL), en Cambridge, Inglaterra.
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Acerca del estudio
De acuerdo a lo explicado por Pedro Beltrao, la finalidad principal del estudio fue tratar de encontrar fármacos que puedan evitar que el virus lleve a cabo cambios en la célula humana. “Pero para lograr eso, necesitábamos primero entender cómo el virus toma control de los mecanismos de la célula para poder llevar a cabo su propia replicación”, agregó.
La investigación encontró también que varios medicamentos existentes podrían ser buenos candidatos para frenar la infección. Estos medicamentos, muchos de los cuales fueron diseñados como tratamientos para cáncer, parecen bloquear las señales químicas que activan la creación de estas protuberancias.
En el estudio también participaron investigadores de la Universidad de California, San Francisco, y la Escuela Icahn de Medicina de Monte Sinaí, Nueva York, ambas en Estados Unidos, el Instituto Pasteur en Francia y la Universidad de Friburgo en Alemania.
Tomar el control
Los investigadores también encontraron que el virus, además de provocar la creación de estos ‘tentáculos’, lleva a cabo otras conductas dentro de la célula infectada.
El principal objetivo de un virus en el organismo humano es crear copias de sí mismo para para poder propagar la infección. Pero el virus no puede crear estas copias por sí solo, necesita entrar a una célula, tomar el control de la maquinaria celular y manipularla para reproducirse.
“El virus no se puede replicar solo porque tiene un número muy pequeño de proteínas, así que tiene que tomar control de las proteínas de la célula humana”, explicó.
Entre estas proteínas hay varias que son clave, las llamadas enzimas quinasas, que son capaces de llevar a cabo modificaciones a otras proteínas que ya se ha producido. Por lo que el virus toma control de estas enzimas quinasas para llevar a cabo modificaciones en la célula y regular la actividad de esas enzimas. Es por eso que al alterar los patrones de las proteínas celulares, el virus puede promover su propia transmisión a otras células y avanzar su propagación.
Tres conductas en célula infectada
Los científicos, tras analizar las modificaciones que el virus lleva a cabo, encontraron tres conductas principales en la célula infectada. “Una de estas conductas es la creación de las protuberancias, los largos tentáculos. Estas protuberancias, llamadas filopodios, no son muy comunes pero ya se han visto que ocurren con otros virus, como el de Marburgo”, dijo Beltrao.
Indicó además que en el pasado se ha visto que otros virus las utilizan tanto para salir de la célula afectada como para infectar otras células cercanas y acelerar así la infección. Aunque en este estudio no se demostró cuál es la función de los filopodios, los investigadores creen que hay una ‘alta probabilidad’ de que el Sars-Cov-2 también esté usando estos tentáculos para acelerar su propagación.
Lo que sí logró esta investigación es producir unas imágenes impresionantes de la célula infectada, que la muestran como nunca se había visto antes, donde se ven las extrañas estructuras de los filopodios creados por el coronavirus. Las fotografías, captadas por la doctora Elizabeth Fischer de la Unidad de Microscopía de los Laboratorios Rocky Mountain en Estados Unidos, y científicos de la Universidad de Friburgo, Alemania, revelan cómo el virus brota de los filopodios que se expanden en múltiples ramificaciones.
“Otra conducta que vimos es que la célula deja de dividirse en cierto punto particular del ciclo de división y pensamos que esto crea un ambiente propicio para que el virus se replique. Y la tercera conducta que detectamos es una mayor producción de citoquinas, responsables de la respuesta inflamatoria”, manifestó el investigador.
Y agregó que esto es importante, porque creen que este es uno de los factores que pueden estar causando la exagerada inflamación en las etapas avanzadas de la enfermedad de COVID-19.
Las quinasas son responsables de modificaciones
Así también, es importante indicar que los científicos descubrieron que las enzimas quinasas son las principales responsables de estas modificaciones en la célula. Y la buena noticia según los investigadores, es que ya existen muchos fármacos que podrían regular la actividad de las quinasas y, por lo tanto, podrían ser utilizados para tratar el nuevo coronavirus.
Los científicos probaron cerca de 70 fármacos existentes e identificaron siete, principalmente tratamientos anticancerosos y antiinflamatorios, que demostraron tener un efecto para inhibir la actividad de las quinasas. En pruebas de laboratorio con líneas celulares, los fármacos lograron evitar la respuesta inflamatoria y detener la replicación del virus. Ahora los investigadores esperan poder empezar ensayos clínicos para probar los tratamientos en humanos.
Finalmente, el investigador Pedro Beltrao sostuvo la importancia de cómo esta pandemia acercó a científicos de todo el mundo y cómo la necesidad para entender más sobre este virus está acelerando los hallazgos científicos. “Este fue un proyecto que en otra época hubiera tomado entre tres y cinco años, y se hizo en tres meses. Esto, para mi, fue algo increíble”, añadió.