Un brusco rebrote del COVID-19 en Pekín ha frenado en seco el retorno a la actividad económica en la capital china y ha afectado duramente a bares, restaurantes y actividades deportivas.
Tras descubrirse la semana pasada un foco de infección en un mercado mayorista, la municipalidad confinó varias zonas residenciales, instó a las empresas a autorizar el teletrabajo y pidió a los habitantes que no abandonen la ciudad.
El "reconfinamiento" provocó este miércoles el cierre de escuelas, y los dos aeropuertos internacionales anularon más de mil vuelos --un 65% del total diario-- según la aplicación Variflight.
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La municipalidad anunció el miércoles que Pekín registró 31 nuevos casos del nuevo coronavirus en las últimas 24 horas, una cifra que se ha mantenido estable por cuarto día consecutivo.
Apenas recuperados de largas semanas de cierre tras la explosión de la epidemia a principios de 2020, bares, restaurantes y comercios deben volver a cerrar e imponer restricciones a lo clientes: toma de temperatura, limitación de personas por cada mesa, etc.
La sala de deportes Break Fitness, en el barrio de Fengtai de Pekín, cerró sus puertas el viernes para someter a tests a su personal.
La situación golpea duramente a los entrenadores pagados por hora, como Zhang Tong, que trabaja en el gimnasio Sculpture Fitness. Dice que no ha ganado prácticamente nada en seis meses.
"Desde la reapertura, solo he trabajado algunos días" explica a la AFP. "Todo esto me afecta mucho".
‘Preocupado’
En otros lugares de la ciudad, los bares del popular barrio de diversión de Sanlitun recibieron el martes por la noche la orden de "cerrar su actividad".
Además, la municipalidad ha exhortado a evitar las "comidas de grupo" que no sean esenciales.
Preston Thomas, copropietario del restaurante gastronómico The View 3912, debió cerrar dos meses durante lo más alto de la epidemia, y su establecimiento "sigue convaleciente", explica.
"Tenemos 40 miembros del personal, y el alquiler que pagar" dice Thomas. "Estamos preocupados pero vamos a tratar de permanecer abiertos el mayor tiempo posible"
Bai Xue, una empleada del restaurante de cocina uigur Pinzhi Yili, declara que el número de clientes ha caído en dos tercios en los últimos días. "La situación es grave y la gente no quiere salir", se lamenta.
El establecimiento ha parado sus ventas de marisco y colocado un cartel indicando que no se suministra en Xinfadi, el inmenso mercado mayorista donde se originaron aparentemente las infecciones.
La fuente del rebrote epidémico, que ha dejado ya más de 130 enfermos en la capital, no es conocida. Pero el descubrimiento en este mercado del nuevo coronavirus en planchas para cortar salmón alimenta las sospechas en torno al pescado.
En línea
Wang Kai, propietario del pequeño bar Nina, ubicado e las callejuelas del viejo Pekín, espera recibir menos clientes esta semana y ser sometido a controles más estrictos.
Con el cierre del mercado de Xinfadi, que normalmente suministra el 70% de las verduras consumidas en Pekin, las autoridades y empresas tratan de garantizar el suministro de la capital.
El gigante del comercio en línea JD.com dice haber aumentado sus compras de carne, frutas y verduras, y tener así un volumen “tres veces más importante” que de costumbre.
La provincia de Hebei, que rodea a Pekín, pidió a varios cantones agrícolas que vendieran y suministraran en prioridad a la capital, según la agencia de prensa China Nueva.
Los habitantes de Pekín son por su parte cada vez más reticentes en acudir a tiendas físicas, por miedo a atrapar el virus.
La muy popular aplicación móvil de suministro Meituan ha registrado un "alza significativa" de pedidos de clientes que piden se les traiga directamente a sus casas productos frescos.
Fuente: AFP.