Lima, Perú | AFP | por Carlos MANDUJANO
En el Mercado de Surquillo, entre platos de ceviche, puestos de frutas y carnicerías, los comerciantes y clientes comparten un anhelo: que la disolución del Congreso peruano traiga tiempos mejores, pues sienten en sus bolsillos los efectos de la corrupción y las pugnas políticas.
"Nos afecta la crisis política, sobre todo a las personas que tenemos comercio, porque hay una inestabilidad, una incertidumbre. Definitivamente esto nos afecta", dice a la AFP el comerciante Orlando Villanueva, de 55 años y con dos hijos estudiantes.
"Ojalá que esto ayude a solucionar la situación que estamos pasando en los últimos tiempos", comenta Fiorela Bellido, estudiante universitaria de Comunicación de 20 años, que trabaja a tiempo parcial en un puesto de venta de menudencias de vacuno.
El presidente Martín Vizcarra disolvió el lunes el Congreso, invocando sus facultades constitucionales, para acabar con los recurrentes choques de poderes derivados de las obstrucciones de la mayoría fujimorista, que además amparaba a connotados funcionarios y magistrados investigados por corrupción.
Más allá del ámbito político, la crisis no se ha traducido en caos ni tensiones y todas las actividades se desarrollan normalmente en el país, lo que puede percibirse en el popular Mercado Número 1 de Surquillo, en la zona sur de Lima.
“Lo mejor que ha hecho el presidente es cerrar el Congreso”, dice la ama de casa Jesús Lizana mientras compra verduras y frutas.
“No salieron tanques”
Vizcarra, un provinciano con poca experiencia política, ha conseguido niveles récord de popularidad al enfrentar con energía al Congreso, que mantuvo arrinconado a su antecesor Pedro Pablo Kuzcynski (2016-2018) hasta forzarlo a renunciar hace 18 meses.
Su popularidad se percibe en los pasillos del Mercado de Surquillo, situado al costado de una autopista urbana que divide los distritos de Surquillo y Miraflores, al que acuden cada día centenares de personas a comprar toda clase de alimentos y utensilios para el hogar.
"No ha sido con golpe como lo hizo (en 1992 el presidente Alberto) Fujimori, con salida de tanques", destaca Domingo Melchor, de 55 años y quien se gana la vida pintando casas, sobre la disolución del Congreso.
“No tengo casa, no tengo nada, pero los sinvergüenzas de los congresistas están de lo mejor. ¿De qué se van a quejar?”, agrega Lizana, madre de cinco hijos.
“Muchos peruanos no tienen trabajo”
Este tradicional Mercado tiene populares restaurantes en los que almuerzan diariamente personas que trabajan en las cercanías. Los precios son módicos, en contraste con los de Miraflores, al otro lado de la autopista, aunque los platos ofrecidos son los mismos: ceviche, lomo saltado, papas a la huancaína.
"Esta situación (de crisis) se ha venido frecuentando desde hace unos cuatro o cinco meses, con una inestabilidad económica que hemos sentido", señala Villanueva, dueño de una pequeña ferretería, al respaldar la disolución del Congreso.
En cambio, Victoria Valverde, que con delantal rojo atiende un puesto de venta de pollos, es crítica de la decisión del presidente, pues teme que traiga "consecuencias económicas y desempleo".
"Tenemos tantos peruanos que no tienen trabajo. Ahora las empresas no van a querer invertir acá", dice Valverde, de 57 años y madre de dos hijos, quien además lamenta que las tiendas próximas al edificio legislativo y al Palacio de Gobierno permanezcan cerradas desde el lunes debido al reforzamiento de la vigilancia policial.
La economía peruana ha crecido sostenidamente el último cuarto de siglo, permitiendo salir de la pobreza a miles de familias. Sin embargo, las inversiones extranjeras y públicas, claves para la creación de empleos, están estancadas desde que hace tres años estalló el escándalo de la constructora brasileña Odebrecht, que salpica a cuatro expresidentes peruanos.
“Que entren ideas nuevas”
Si bien el Congreso fue disuelto, sigue funcionando su Comisión Permanente, también dominada por el fujimorismo, que tiene facultades restringidas.
Además, Vizcarra convocó a nuevos comicios legislativos para el 26 de enero. Viviana Mariela Paucarcaja espera que traigan "cambios" favorables para el país.
"Tienen que entrar ideas nuevas, conceptos nuevos, tiene que haber cambios en las nuevas elecciones", dice la comerciante en su puesto de venta de mariscos y ceviche, el plato insignia peruano.
“Para votar ahora en enero tenemos que ver el currículum de cada candidato al Congreso. Ojalá que esto acabe con la crisis política”, agrega la mujer de 47 años.