París, Francia | AFP
El movimiento de los "pañuelos rojos", harto de la violencia y de los disturbios durante las manifestaciones de los "chalecos amarillos" franceses, se moviliza este domingo en una marcha en París como portavoz de la mayoría silenciosa en Francia.
Desde su página Facebook "STOP. Ahora, basta ya", Laurent Soulié, de 51 años, lanzó la idea de esta marcha a mediados de diciembre, cuando comprendió que el movimiento de los "chalecos amarillos" no iba a cesar.
Simpatizante del partido presidencial La República en Marcha (LREM), Soulié trata de convencer sobre el carácter "apolítico" de esta movilización que "debe liberar la palabra de una Francia que se esconde y calla desde hace diez semanas", lo que dura el movimiento de protesta de los "chalecos amarillos".
Soulié considera que esta iniciativa es una "mano tendida" a los "chalecos amarillos" que deben "salir" de las manifestaciones "incontrolables e descontroladas".
Desde el 17 de noviembre, cuando se inició el movimiento de los "chalecos", que protestan contra la política social y fiscal del presidente Emmanuel Macron, 10 personas murieron, la mayoría en accidentes provocados por los bloqueos en las rotondas. Más de 2.000 personas, entre manifestantes y fuerzas de seguridad, resultaron heridas.
“Difícil fin de mes”
Eddy Frogeais, de 49 años, padre de dos hijos que vive "fines de mes complicados" tiene "
el perfil de un chaleco amarillo".
Sin embargo nunca participó en este movimiento: "obligar a la gente a ponerse un chaleco amarillo para que pueda pasar por los puntos de bloqueo, imponerles la firma de una petición o ser molestado por no pensar como un +chaleco amarillo+, son cosas que me resultan chocantes en una República, en una democracia", dice.
"Los +chalecos amarillos+ organizan cosas al margen, siempre al margen, como si no quisieran reconocer el derecho de las instituciones", se lamenta.
El presidente Macron lanzó un "gran debate nacional" por lo que Eddy Frogeais quiere que hoy se produzca una "tregua" en las manifestaciones para que "se instaure" el diálogo.
“Francia apaciguada”
Desde que se sumó a los "pañuelos rojos", Caroline Garcin se enfadó con numerosos amigos y decidió "no hablar mas de política" con su madre y hermano. Esta antigua enfermera de 41 años padece sordera casi total y vive hoy gracias a un subsidio por discapacidad.
Su compromiso con los "pañuelos rojos" nació tras una agresión verbal que sufrió en una rotonda, en noviembre pasado, porque no llevaba un chaleco amarillo: "Tuve la impresión de estar sola en el mundo ante una jauría de odio".
Con los "pañuelos rojos" dice haber hallado a una "Francia despierta, apaciguada y respetuosa". Caroline Garcin "comprende las reivindicaciones de los +chalecos amarillos+" y su "sentimiento de injusticia fiscal y social" pero rehúsa "ser un rehén" y no acepta "que se apele al linchamiento o al asesinato de la policía".
“No son el pueblo”
Serge, un exempresario que "salió de la nada", quiere "mostrar que hay otro tipo de franceses".
"Los chalecos amarillos no son el pueblo, son un enorme fraude" afirma este jubilado de 72 años.
"Convencido" de que el gobierno es sincero, Serge dice apoyar la política de Macron. "Sin duda ha cometido errores, pero va por el buen camino".
Serge dice “comprender a los que están socialmente en lo más bajo, con problemas financieros” pero ahora quiere que se “restablezca el orden”: “No comparto de ninguna manera esa forma de proceder, de demoler y romperlo todo...”.