Washington, Estados Unidos | AFP |
El presidente estadounidense, Donald Trump, dejó entender este viernes que podría obviar al Congreso y actuar por decreto sobre la inmigración, si sus opositores demócratas mantienen resistencia a sus objetivos.
"Estados Unidos ha gastado miles de millones de dólares al año en inmigración ilegal. Esto no continuará. Los demócratas deben darnos los votos para pasar leyes fuertes (pero justas). Si no lo hacen, estaremos forzados a actuar de una manera más fuerte", escribió en Twitter.
Según varios medios estadounidenses, la Casa Blanca estudia emitir un decreto que suspendería la posibilidad de que migrantes centroamericanos puedan entrar a Estados Unidos para hacer una solicitud de asilo.
Una medida de ese tipo sería muy probablemente cuestionada ante la justicia.
Centro de su discurso
En plena campaña por las elecciones legislativas del 6 de noviembre, Trump ha colocado el asunto migratorio en el centro de su discurso, especialmente cuando una caravana de miles de hondureños avanza desde México camino a Estados Unidos.
El jueves reiteró que puede utilizar a los militares para enfrentar esta "emergencia".
Según el diario The Washington Post, Trump invocaría, en nombre de la "seguridad nacional", el mismo artículo de ley utilizado para su polémico decreto migratorio que buscó impedir el acceso a Estados Unidos a refugiados de varios países de mayoría musulmana.
Ese decreto de enero de 2017 fue finalmente validado en una versión enmendada en junio de este año por la Corte Suprema.
La caravana de migrantes seguía el jueves su periplo por el sur de México, y debe todavía recorrer más de 3.000 km para llegar a la frontera estadounidense, lo que debería tomarles un mes y medio, según sus cálculos.
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Austria se retira del pacto de la ONU sobre las migraciones
Viena, Austria | AFP
El ejecutivo austriaco anunció este miércoles su retirada del pacto de la ONU sobre las migraciones, que se aprobará formalmente en diciembre, con el fin de "defender su soberanía" en materia de inmigración.
"El gobierno acordó (...) no firmar el pacto de Naciones Unidas sobre la migración", indicó en un comunicado la coalición dirigida por el canciller conservador, Sebastian Kurz, con el apoyo del partido ultraderechista FPÖ.
La formación de extrema derecha llevaba semanas haciendo campaña para lograr el boicot del texto, considerado como el primer documento internacional sobre la gestión de las migraciones.
El pacto de la ONU preconiza, entre otras cosas, reforzar la cooperación internacional para gestionar la inmigración.
El documento enumera una serie de principios -defensa de los derechos humanos, de los niños, reconocimiento de la soberanía nacional- e incluye un catálogo de medidas para ayudar a los países a lidiar con las migraciones: mejorar la información, medidas para integrar mejor a los recién llegados, etc.
Los países de la ONU, a excepción de Estados Unidos, aprobaron el texto en julio. Días después, Hungría anunció su retirada del acuerdo, que se aprobará definitivamente durante una cumbre en Marrakech los días 10 y 11 de diciembre.
Austria no enviará a ningún representante a esa reunión, indicó el gobierno.
Aunque el pacto no tiene carácter vinculante, Viena justifica su decisión por "la importancia de defender la soberanía nacional de Austria", según el canciller Kurz, citado en el comunicado de la coalición gobernante.
"Austria rechaza la posibilidad de que el pacto sobre las migraciones establezca un nuevo derecho internacional vinculante o pueda ser interpretado como tal", declaró el vicecanciller y líder del FPÖ, Heinz-Christan Strache, durante una rueda de prensa.
La oposición criticó con dureza la decisión del gobierno, acusándolo de dañar la reputación internacional del país. El eurodiputado ecologista Michel Reimon aseguró que la decisión muestra que Austria “no sólo forma parte de un bloque del este reaccionario, sino que lo dirige”.
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Confusión en Reino Unido sobre aplicación de futuro estatuto para inmigrantes
Londres, Reino Unido | AFP
Las empresas tendrán que verificar si los ciudadanos de la Unión Europea (UE) que quieran contratar tienen derecho a trabajar en Reino Unido tras el Brexit, afirmó este martes la secretaria de Estado británica para la inmigración, sin poder especificar cómo.
Caroline Nokes, puesta a prueba por la comisión parlamentaria de Interior, reconoció que la cuestión era un verdadero "rompecabezas", sin realmente tranquilizar sobre el destino reservado para cerca de 3,5 millones de ciudadanos europeos tras la salida de la UE, prevista para marzo de 2019.
Según el proyecto del gobierno británico, los ciudadanos europeos que residen desde hace más de cinco años en el Reino Unido tendrán dos años para pedir el estatuto de residentes permanentes, mientras que los demás deberán esperar a cumplir los cinco años en el país para hacerlo.
"Durante la transición, será prácticamente imposible diferenciar a alguien que ha vivido aquí y todavía no ha pedido el estatuto de residente permanente de alguien que acaba de llegar", reconoció Nokes.
La ministra, a la que se le preguntó cómo realizarían las empresas estos controles, dijo que respondería más tarde por escrito al comité parlamentario.
"O usted va a tener un sistema impracticable, porque las empresas no podrán aplicarlo, o usted deberá aceptar que a las personas que lleguen después de marzo de 2019 se les apliquen las mismas reglas que a los que ya están aquí", se indignó ante esta confusión la diputada laborista Yvette Cooper.
La oenegé de defensa de los inmigrantes JCWI describió "un nuevo ejemplo de que el gobierno no tiene ni la intención ni los recursos para aplicar un sistema de inmigración justo y humano tras el Brexit".
Si bien la UE y Reino Unido se han puesto de acuerdo en la mayoría de los puntos, las negociaciones sobre el Brexit no han terminado, lo que hace pensar que habrá una salida sin acuerdo final.
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Construyen en Texas nuevo muro para frenar inmigración
Los Angeles, Estados Unidos | AFP |
La construcción de un muro de más de 5 metros de altura en la frontera mexicana, en una franja de cerca de 6,5 kilómetros de largo, comienza este sábado en El Paso, Texas, anunciaron las autoridades de Estados Unidos.
"Este nuevo muro será mucho más resistente y eficaz para disuadir la entrada de probables (inmigrantes) clandestinos", comentó Aaron Hull, responsable de la policía de fronteras en la zona de El Paso, citado en un comunicado.
De un costo estimado en 22 millones de dólares, el muro será concluido en abril próximo.
"La valla existente será retirada y un muro de 5,5 metros con postes de acero será levantado en su lugar", señala el texto, difundido el viernes por el "Customs and Border Protection", el servicio de aduanas y protección de fronteras.
El organismo señala que el territorio mexicano podrá "verse" a través de intersticios de algunos centímetros previstos en la construcción.
Ese diseño fue calificado de “eficaz para la policía fronteriza con el fin de detectar ingresos clandestinos y el contrabando de estupefacientes hacia Estados Unidos”.
La construcción de un muro en la totalidad de la frontera con México fue una de las promesas de campaña más controvertidas de Trump. La iniciativa está frenada en el Congreso, lo que ha suscitado airadas reacciones del presidente republicano.
El jueves, el mandatario amenazó en un tuit con vetar el acuerdo entre republicanos y demócratas para evitar un "shutdown", la parálisis de las administraciones federales, porque no contempla la financiación del muro.
El anuncio de que una nueva barrera a la inmigración clandestina será levantada en El Paso, ciudad texana limítrofe con la mexicana Ciudad Juárez, recuerda una iniciativa similar anunciada en abril pasado.
La policía de fronteras indicó entonces que un muro sería construido en Santa Teresa (Nuevo México), al oeste de El Paso, para remplazar a la actual valla a lo largo de 32 kms, a un costo calculado en 73,3 millones de dólares.
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Nueve heridos en enfrentamientos entre pro y antiextranjeros en Alemania
Chemnitz, Alemania | AFP.
Nueve personas resultaron heridas al margen de dos manifestaciones antagónicas con más de 8.000 personas que salieron el sábado a las calles de Chemnitz, en el este de Alemania, para marchar contra la política migratoria del gobierno de Angela Merkel, y otra para mostrar su apoyo.
Desde hace una semana, esta ciudad de Sajonia es el epicentro de la movilización de la extrema derecha alemana contra los extranjeros, tras el asesinato de un alemán el fin de semana pasado. Un homicidio por el que la justicia detuvo a un iraquí y a un sirio.
Las marchas en sí mismas se desarrollaron sin incidentes y en presencia de un gran despliegue de las fuerzas de seguridad para impedir esta vez episodios de violencia como la semana pasada. Aunque la tensión fue palpable en varios momentos durante la tarde.
Sin embargo cuando empezaron a dispersarse las protestas, se produjeron enfrentamientos entre militantes que decidieron desafiar a los que del campo contrario.
La policía indicó que nueve personas resultaron heridas durante su intervención para evitar enfrentamientos directos, dijo en un comunicado en la noche del sábado.
Un equipo de la televisión pública local MDR presentó una demanda luego de haber sido agredidos mientras grababan. Un miembro del equipo resultó herido y con su material roto.
Por otro lado, al margen de estas manifestaciones, en un barrio periférico de Chemnitz, un afgano de 20 años, fue golpeado por la noche por un grupo cuatro hombres con sus rostros cubiertos. Según la policía, resultó con heridas leves.
Con el objetivo de evitar el enfrentamiento entre manifestantes de ambas partes, la policía limitó el recorrido a los militantes de extrema derecha. Aunque algunos se quedaron en el sitio, a pesar de haberles ordenado que abandonaran el lugar.
Con el “corazón más que el odio”
Unas 4.500 personas desfilaron convocadas por varios movimientos de derecha radical, pero también por el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania(AfD) y el movimiento antislam y anti-Merkel Pegida, según la policía.
Algunos coreaban "nosotros somos el pueblo", recuperando el eslogan de los manifestantes durante la caída del régimen comunista de la RDA en el otoño de 1989, o "Merkel debe irse", sujetando banderas alemanas. Otros desfilaban con retratos gigantes de "víctimas" de ataques perpetrados, según ellos, por solicitantes de asilo.
Paralelamente, en respuesta a varias asociaciones y partidos políticos de izquierda, unas 3.500 personas, según la policía, marcharon bajo el lema "el corazón más que el odio".
"Chemnitz no es ni gris ni parda", se podía leer en el cartel de un manifestante, depositado ante el imponente busto de Karl Max, situado ante el ayuntamiento. Chemnitz fue rebautizada Karl-Max-Stadt (Ciudad de Karl Marx) durante la época comunista.
"No dejaremos que los extremistas de derecha destruyan nuestro país y nuestra democracia. Ni en Chemnitz, ni en Sajonia, ni en ninguna parte en Alemania. Nuestra Constitución debe primar. Debemos defenderla. ¡Ahora!", declaró en un tuit uno de los dirigentes de Los Verdes, Cem Özdemir, de origen turco.
El gobierno, a través del ministro de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, dio su apoyo a esta última manifestación.
"La Segunda Guerra Mundial comenzó hace 79 años. Alemania provocó sufrimientos inimaginables en Europa. Aunque haya gente que desfila de nuevo por las calles haciendo el saludo nazi, nuestra historia pasada nos obliga a defender decididamente la democracia", escribió en Twitter.
Hace una semana, el domingo, unos 800 simpatizantes de extrema derecha se organizaron para llevar a cabo una "caza de extranjeros" en la ciudad, tras el homicidio que encendió la mecha.
Al día siguiente, enfrentamientos entre más de 2.000 manifestantes de extrema derecha y algunos miles de contramanifestantes cercanos a la izquierda radical dejaron igualmente varios heridos.